Síguenos en redes sociales:

“Aprovechaba que estábamos solos en clases de apoyo para dejarme inconsciente y tocarme”

Iñaki se despertó desnudo en una mesa de una clase de refuerzo de Salesianos. Allí, un cura le manoseaba. Se marchó ese día, hace 49 años, y solo ha vuelto para denunciarlo

“Aprovechaba que estábamos solos en clases de apoyo para dejarme inconsciente y tocarme”

pamplona - Hace medio siglo que salió literalmente corriendo de Pamplona con la intención de olvidar los demonios que dejaba detrás, pero Iñaki (nombre ficticio), vecino de una localidad del norte de Navarra y de 68 años, se atreve ahora a denunciar que las conductas abusivas del sacerdote Manuel Ivorra, también conocido como El Topiy fallecido en 1995, fueron el motivo por el que abandonó el colegio Salesianos, donde estudió entre 1968 y 1970.

¿Dónde empezó sus estudios?

-Estudié varios cursos en otro internado en Navarra, pero me fui antes de tiempo. Y de allí acabé viniendo a Pamplona.

¿Cuál fue su camino después?

-En Pamplona empecé a estudiar en Salesianos y, a su vez, trabajaba durante el día. Como no terminé el Bachiller en el centro anterior me metí a Maestría Industrial en horario nocturno, lo que ahora sería Formación Profesional.

Empezó a estudiar en Salesianos en el 68, ¿algún problema en ese primer curso?

-Ninguno, porque creo que El Topi, que era profesor de Física y Química, no nos daba en el primer curso.

¿Cómo se originó el problema con este profesor?

-Cuando pasé al segundo curso empecé a suspender la asignatura (Física y Química), y El Topi se ofreció a darme clases particulares. Era entonces, cuando estábamos los dos solos en las clases, cuando aprovechaba para dormirme y meterme mano. Supongo que usaría cloroformo o algo parecido, pero no sabría decir. Fueron tres o cuatro veces solamente.

¿Hasta ese momento podía desconfiar de él de alguna manera?

-En la vida habría pensado que podía pasar algo así. Había pasado cuatro años interno en otro centro y no me había pasado absolutamente nada, por eso no sospeché de que pudiera pasar nada.

¿Recuerda cómo pasaban los episodios de tocamientos que describe?

-El hombre se lo montaba muy bien porque me citaba a mí solo en una especie de laboratorio pequeño. Recuerdo haberme despertado tres o cuatro veces sin saber qué había pasado y que él me dijera que me había desmayado. Me sorprendía porque tenía buena salud y nunca antes me había pasado, pero con lo inocente que era yo por entonces cómo iba a pensar que aquel cura había estado metiéndome mano mientras estaba fuera de combate.

¿Cómo eran aquellos despertares?

-Las primeras veces me despertaba sentado, pero la última vez debí despejarme antes de tiempo y desperté desnudo y tumbado. Supongo que me tendría tumbado mientras estaba dormido y me sentaba cuando me iba a despertar...

¿Sabe cuántos episodios similares pudieron darse?

-Recuerdo tres o cuatro desmayos antes de darme cuenta de lo que pasaba. La última vez me desperté antes de tiempo y me di cuenta de lo que en realidad estaba pasando. Aquello fue como si me hubiera caído una bomba encima. Salí del colegio corriendo y no paré hasta llegar a casa de mi hermana. Si no llega a estar en casa habría llegado corriendo hasta el pueblo.

¿Qué pasó cuando se despertó?

-Me desperté de golpe y porrazo, y vi que estaba desnudo completamente y que él estaba tocándome. Cuando me vi así me entró el pánico. Era mi profesor y le tenía respeto. Entonces él tendría unos 50 años y yo era una criatura de solo 17, para mí era la autoridad.¿Volvió en algún momento a Salesianos?

-Jamás. Les dije a los aitas que quería irme al pueblo a vivir con ellos para trabajar, que no quería estudiar más.

¿Recuerda que entonces le afectara mucho?

-Ese episodio me cambió la vida, pero lo metí en una caja fuerte, una bien grande. Nunca he hablado del tema y hacía años que no pensaba en ello. Solo me volvía a la mente al pasar por delante del colegio y ahora al leer los casos que estáis sacando en DIARIO DE NOTICIAS. Con 20 años conocí a la que ahora es mi mujer, he estado toda la vida con ella y no le había contado nada de esto hasta que me decidí a hacerlo hace 4 o 5 años. Mis hijas tienen mas de 40 años y tampoco lo habían sabido hasta entonces.

¿Cómo reaccionaron ellas?

-Sorprendidas totalmente, pero respetaban que hubiera decidido guardarlo porque era una decisión mía.

Aparte de ellas, ¿se lo ha contado a alguien más?

-Ahora lo hablo sin problema. El otro día mismo estuve con unos amigos de la cuadrilla y les comenté lo que me había pasado. No sé si me habrían creído o no.

¿Qué proceso le ha llevado a sacar su testimonio 50 años después?

-Ahora he visto que yo no era el único y que tienen que quedar muchos casos por salir. Lo que quiero es dar mi testimonio para animar a que más gente lo haga y haya una denuncia global. No quiero ninguna revancha porque El Topi llevará años muerto (murió en 1995), lo hago por la inocencia de todos los críos a los que le pueda pasar algo parecido.

¿Qué reacción le merece el silencio que ha mantenido hasta ahora el Arzobispado?

-Por casualidades de la vida conseguí hablar con el arzobispo Francisco Pérez y vi que no se quería comprometer demasiado. Decía que a ver quién iba a pensar que se podían dar estos abusos. Todo lo que el Papa Francisco quería hacer se esta quedando en agua de borrajas. La gente tiene que ser responsable de sus actos, pero no se está juzgando a estas personas.