- Antes de que las aulas de la Comunidad Foral cerraran de forma indefinida ante la crisis sanitaria y social que estamos viviendo, los padres y las madres de María Fernanda Castro Castillo y Camila Mayorga Llort, salvadoreñas de 20 años que cursan el primer año del grado de Marketing en la Universidad de Navarra (UN), preocupados por la situación y anticipándose al estado de alarma, decidieron comprar unos billetes de avión para el día 10 de marzo que llevaran a sus hijas de vuelta a casa en un escenario de incertidumbre. "Ambas estábamos preocupadas pues las clases aún no habían sido canceladas, y toda la gente estaba aún bastante relajada pero, tres días más tarde todos estaban buscando volver a sus casas y las clases, en efecto, fueron canceladas", narran las jóvenes.

Así, convencidas en volver con sus familias, María Fernanda y Camila tuvieron que buscar una ruta alternativa a la habitual, ya que El Salvador había prohibido la entrada de parajeros procedentes de España, y volaron hasta Miami (Florida) -donde, en principio, solo harían escala-.

Una vez allá, donde estaba planeado que pasaran la noche, conectaron sus móviles al wifi y se toparon con una avalancha de mensajes advirtiéndoles de que El Salvador había decidido cerrar también fronteras con Estados Unidos.

Lo que iba a ser un viaje de 48 horas hasta llegar a su destino se convirtió en una odisea donde todo eran interrogantes. En estos momentos, las dos jóvenes están viviendo en un piso alquilado por Airbnb sin previsión alguna de cuándo podrán reencontrarse con sus familias. "La incertidumbre de la situación es lo que más nos duele. No sabemos cuando podremos entrar a nuestro país, ni cuándo abrirán el aeropuerto, ni qué harán con nosotras cuando podamos entrar. Sentimos que tendremos que pasar por diversas cuarentenas, y eso nos agobia mucho", cuentan.

A pesar de admitir estar pasando "mucho miedo" por la inestabilidad de la situación en la que "cada día salen leyes nuevas que cambian todo", están agradecidas de estar juntas, lo cual les esta suponiendo "un apoyo fundamental" en el plano personal, pero también en el académico ya que se ayudan para llevar al día las clases de la UN. De la misma manera, "si vemos el lado positivo de las cosas", valoran tener salud, algo muy importante estos días, y aseguran que esta situación extrema las ha hecho "crecer mucho como personas. Estamos solas en un lugar que ni siquiera consideramos nuestra casa, pero gracias a esto hemos aprendido a valernos por nosotras mismas, hemos salido mucho de nuestra zona de confort y, además, hemos aprendido a cocinar", bromean.