Maialen se contagió de covid el último fin de semana de febrero de 2020 en una sidrería con un grupo de amigas en Astigarraga. Luego de conocer la infección de una compañera, vivió tres días con los nervios a flor de piel, otros ocho aislada en el hospital y más de 40 sin salir de casa. Esta Psicopedagoga Terapeuta trabaja desde hace 3 años en el colegio Santa Luisa de Marillac de Barañáin, al que tuvo muy presente en todo ese padecimiento.

El 5 de marzo de 2020 recibió el resultado positivo en covid. Fue el tercer caso en Navarra. ¿Qué recuerda si vuelve la vista hacia atrás?

Recuerdo que el lunes día 2 una amiga me avisó de que una de las compañeras del grupo de Vitoria había dado positivo. Habíamos estado de sidrería. Éramos unas 20 personas, la ma-yoría de Álava, además de una amiga de Santander (fue la primera contagiada en Cantabria) y yo, que era la única de Navarra. Finalmente terminamos unos 15 contagiados. Habíamos oído hablar de coronavirus, pero todavía no había llegado aquí, por así decirlo. Ni se usaba mascarilla. Al llegar de la sidrería, el domingo pasé a ver a mi abuela y a mi tía y vine el lunes a trabajar con normalidad. Después, me llamó mi amiga para comentarme que una compañera del grupo había dado positivo. Entonces, el rastreo de casos no era como ahora. Llamaron aleatoriamente a la lista de contactos que proporcionó, telefonearon a mi amiga porque había estado más cerca de la contagiada, y así terminó por avisarme a mí, porque soy diabética y pensó que podía tener riesgo. Llamé a Salud y me dijeron que hiciera vida normal hasta que no tuviera alguno de los síntomas (fiebre a 37, tos seca...). Me dijeron que podía ir a trabajar, pero lo hice con más cautela, con más distancia con profesores y niños, y me lavaba las manos todo el rato. Avisé a dirección y se decidió que viniera. El miércoles por la tarde (4 de marzo) me empecé a encontrar mal: cansancio, dolor de cabeza y empecé con más tos y fiebre. Alerté al colegio, pedí que limpiaran el pupitre que había usado para una reunión. Por la mañana (5 de marzo) me hicieron la PCR en mi casa, en un piso del Casco Viejo en el que vivo sola.

Cómo ha cambiado todo...¿Fue una PCR a domicilio?

Era la primera prueba que hacían en Navarra a domicilio. Me dieron indicaciones previas por teléfono de cómo iban a actuar. Era surrealista verles vestirse con los EPI, como astronautas, antes de entrar en casa. A la tarde me confirmaron el positivo, me dijeron que preparara una bolsa para el hospital y que venía una ambulancia. Llamé a casa porque mi madre había estado conmigo y le dijeron que se aislara. Ella no sabe si fue positivo.

¿Llegar al hospital fue angustioso?

Era muy raro todo. No podías tocar nada. Llegar al hospital imponía porque no sabías nada de lo que estaba pasando o de lo que podía pasar. Fue impactante y muy intenso. Al final pasé ocho días en el hospital, con síntomas leves.

Ese primer momento...

Pasé mucho miedo al inicio. Te dicen que tienes un virus que está matando a gente y lo tenía yo. Pensé mucho en el colegio y en mi familia, en mi madre y en mi abuela. No sabía cuántos días antes se podía contagiar este virus y había estado con ellas. Pensaba mu-cho en el contacto que había tenido con alumnado y profesores. Tenía un poco de culpa por si ocurría algo. Me mandaron un vídeo de ánimo todos que me emocionó muchísimo.

¿Arrastra secuelas?

Recuperé el olfato y el gusto, pero noto una especie de flema, de reflujo que se me ha quedado (se toca la tráquea), algo incómodo. No va a más pero se lo dije a la médica por si aparecía algún caso así.

¿Cómo fue volver a pisar la calle?

Fue distinto, pero fue todavía más raro el día que salí del hospital. Allí, en la habitación, estaba sola y no veía ni el cielo. Solo hablaba por teléfono. Me gustó la sensación al salir de allí. Incluso me sentía extraña al llevar mascarilla cuando entonces no usaba casi nadie. Me sentía observada.

¿Y la llegada a casa?

Al estar aislada en el hospital era como si no supiera lo que me iba a encontrar fuera. Pensaba salir de allí e irme a la pelota. Pero resulta que seguía siendo positivo y que podía seguir contagiando. Decidí quedarme en casa hasta el 16 de abril, sin salir. Mi padre me hacía la compra y me la traía y los vecinos me decían que dejara la basura en la entrada.

¿Palpitaba miedo en el exterior al ser de las pocas contagiadas?

Sentía que de puertas hacia afuera de la habitación, había mucho miedo. Había quien incluso para traerme una toalla en el hospital me la tiraba desde la puerta entreabierta a la cama para que hubiera el mínimo contacto. Al final veías las noticias y era todo muertes y contagios. No se puede criticar a nadie. Recuerdo que cuando salió mi caso había gente que me llamó irresponsable por haber ido a trabajar y entiendo que en aquel contexto todos los comentarios son respetables. Había mucho desconocimiento y las instrucciones entonces eran que actuáramos así. Ahora, después de visto, todo el mundo es listo.

¿Le ha condicionado todo esto?

Mucha gente me decía que como yo lo había pasado, ya me podía relajar. Pero tomé la postura contraria. Entonces no se sabía nada del virus y a mí nadie me dijo que estuviera inmunizada. Así que seguí actuando igual, con lo que sí me condicionó. Por suerte, al volver al colegio, me he llevado una grata sorpresa porque no pensaba que pudiera ir tan bien.