- Los delitos informáticos durante la pandemia no solo han sufrido una escalada entre los menores. La población adulta ha sido igual víctima de un augen delictivo sin parangón en el ámbito de las nuevas tecnologías de la información. De hecho, hay delitos como las amenazas y coacciones que desatan todas las alarmas, un fuerte repunte experimentado a nivel estatal y que ha tenido su reflejo en la Comunidad Foral. En concreto, en Navarra se incoaron 402 procedimientos judiciales en 2020 por amenazas y coacciones a través de la red. Dicha cifra triplia el número de denuncias instruidas el año anterior, que fueron 137, por tanto el auge ha sido del 193%. La Fiscalía General del Estado refleja también un incremento importante en esta materia, en las llamadas conductas de hostigamiento, que presentaban una constante y rápida evolución.

De hecho, en la reflexión general que se realiza desde la Fiscalía, se apunta a que se trata de conductas frecuentemente "vinculadas a la violencia de género que, en un número difícilmente cuantificable, quedan extramuros de nuestras estadísticas -al ser registradas en dicha área de especialización- no siempre concurre dicha circunstancia, sino que cada vez proliferan más los comportamientos de este tipo dirigidos contra personas vinculadas al agresor o la agresora por razones profesionales, de vecindad etc., o también respecto de quienes han mantenido con el o la atacante una relación puntual o incluso le son completamente desconocidas".

En este sentido, y como recientemente advertían desde los cuerpos policiales que actúan en Navarra, "un buen ejemplo de ello son las diversas investigaciones policiales y/o judiciales actualmente en curso respecto de aquellas conductas conocidas como sextorsión, en las que el/la delincuente chantajea a la víctima, amenazándola con divulgar imágenes suyas de carácter sexual si no recibe de la misma una compensación normalmente de carácter económico. Las variantes que ofrece este comportamiento son diversas: en ocasiones el agresor obtiene directamente del perjudicado/a dichas imágenes simulando -por sí o a través de otras personas- una supuesta relación íntima entre ambos/as que luego resulta ser una superchería para conseguir el material comprometido. En otros casos, las imágenes son obtenidas accediendo irregularmente al dispositivo de la víctima y también se han detectado supuestos en los que el chantaje se lleva a efecto sin contar con material alguno, haciendo creer al o la afectado/a que se dispone del mismo o basando la coacción en meros contactos entablados por el/la perjudicado/a en la red con dicha finalidad, aunque no se hayan llegado a materializar en forma alguna".

La Fiscalía refleja que "las dificultades para el esclarecimiento de estos ilícitos son evidentes ya que, por lo común, se trata de actividades planificadas y ejecutadas por grupos internacionales de delincuentes que actúan mediante personas interpuestas, lo que complica extraordinariamente la determinación de sus autores. No obstante, su investigación ha dado lugar a la incoación de una diversidad de procedimientos judiciales, circunstancia que bien puede justificar el repunte en los datos estadísticos sobre estas tipologías delictivas".

A su vez, la ciudadanía navarra tampoco ha sido ajena al crecimiento de la actividad de hostigamiento en la red. Así, durante el año de la pandemia, se denunciaron 184 delitos de acoso a través de las nuevas tecnologías, el llamado stalking, bien reflejado en las sentencias que acompañan a estas páginas.