Cada vez menos chicas eligen estudiar Matemáticas e Informática, una brecha de género que, lejos de reducirse, ha crecido en las últimas décadas entre el alumnado de bachillerato, FP y universidad.

Así se desprende de un estudio que se dará a conocer en el acto central del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra este viernes, presidido por Pedro Sánchez, y al que asistirán también las ministras de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; de Ciencia e Innovación, Diana Morant; y de Igualdad, Irene Montero.

El estudio, del que ya se han adelantado algunos datos, radiografía de la brecha de género en la formación STEAM (Ciencias, Matemáticas, Ingeniería y Tecnología por sus siglas en inglés) y muestra un aumento de esa diferencia en Informática y Matemáticas en las dos últimas décadas en Bachillerato y Formación Profesional y tres en la universidad.

En la familia de Formación Profesional de Informática y Comunicación, la representación de las mujeres no solo es muy minoritaria (el 7 % del alumnado de grado medio y el 10 % de grado superior), sino que cae desde el curso 2000-01, cuando las mujeres sumaban casi el 27 %.

Esta tendencia se confirma en los grados universitarios, ya que el 13 % de los estudiantes de informática son mujeres, cuando eran el 30 % en los años 80.

Igualmente, se ve una caída de la proporción de chicas en Matemáticas en los grados universitarios: en el curso 1985-86, ellas eran el 50,7 % y ellos el 49,3 %; en el curso 2004-05 la curva se invierte y los alumnos son el 50,2 % y las alumnas el 49,8 %; finalmente, en el curso 2019-20 hay un 63,7 % de alumnos y un 36,3 % de alumnas.

Por tanto, existe hoy una diferencia de más de 27 puntos en el porcentaje de hombres y mujeres que cursan Matemáticas en las universidades públicas españolas.

El informe añade que las alumnas son sistemáticamente minoritarias en las disciplinas STEAM, una constante que se repite desde el bachillerato hasta los doctorados universitarios.

Numerosos estudios internacionales coinciden en que la elección del área de estudios sigue muy influenciada por prejuicios de género y es el resultado de procesos de socialización diferenciada.