¿Por qué decidió escribir este libro?

Cuando hace algunos años escribí el libro sobre la enseñanza de la Historia en el franquismo, me di cuenta de que esta asignatura estaba muy condicionada por el pensamiento eclesial y de que esa mediación iba mucho más allá del franquismo. La concepción que esa asignatura ha trasmitido y trasmite del cuerpo, me pareció un buen vehículo para comprobarlo.

¿Qué lugar ocupa el cuerpo en los libros de la asignatura de Historia?

En el pasado, en lo que se llama el modelo educativo tradicional- elitista, muy condicionado por la confesionalidad, por el pensamiento eclesial, las metáforas del cuerpo (Cuerpo Místico o Iglesia, Cuerpo Social, Cuerpo Nacional) desplazaban a los cuerpos reales de las víctimas de la intransigencia religiosa, de las guerras nacionales, de los trabajadores... Ese es el sentido del título del libro. Cuando se impone desde los años 70 del pasado siglo el modelo educativo tecnocrático de masas, el cuerpo gana presencia coincidiendo con el cambio de mentalidad y la eclosión de la fotografía. Pero el pensamiento técnico, lo mismo que el pensamiento eclesial, también frena la reflexión sobre el cuerpo: la explotación de los trabajadores de la revolución industrial o de los pueblos coloniales se oculta o se justifica en nombre del progreso; se hace un análisis economicista de las migraciones (los migrantes sólo valen por las divisas que aportan); los moriscos y judíos, que en el pasado contaban por el supuesto daño causado al Cuerpo Místico o al Cuerpo Nacional, ahora sólo son importantes por los daños que causó su expulsión en el Cuerpo Social (descapitalización, abandono de tierras...).

¿Por qué cree que falta bibliografía en los manuales escolares sobre los cuerpos de los humanos y sus necesidades?

La historiografía profesional ha dado pasos significativos en el estudio de la historia del cuerpo, al abordar la historia de la mujer, de la vida cotidiana, de los jóvenes, del propio cuerpo. Sin embargo, la asignatura de Historia (currículo, historiografía escolar, práctica educativa o historia enseñada), atada a tradiciones y convencionalismos (narración, historia política, estructura socioeconómica), lleva un considerable retraso: el cuerpo suele ocupar un lugar marginal.

¿La falta de información puede deberse a la vinculación del cuerpo con la sexualidad?

El comportamiento sexual y la asigantura de Historia han recorrido caminos paralelos. En el pasado estaban condicionadas por el miedo o incluso el odio al cuerpo; en la actualidad usan, tienen al cuerpo más presente, pero no reflexionan sobre él.

¿Cómo abordar el cuerpo más allá de la Educación Física o Ciencias?

Disolviendo la mentalidad dualista impresa por el catolicismo y que hemos naturalizado, que forma parte de nuestro ADN. Debemos comprender que el cuerpo es protagonista, materia prima, no sólo de la Educación Física o de las Ciencias Naturales, sino de las materias que tradicionalmente se asocian al espíritu: Literatura, Historia, Arte... ¿Cómo entender La Celestina, la mística o a Galdós si marginamos el cuerpo? ¿Cómo entender un blocao marroquí si no mencionamos las dificultades que tenían los soldados para realizar sus necesidades físicas

¿Cómo se debería tratar esta cuestión en los centros educativos?

Corporeizando la educación. La asignatura de Historia, en concreto, tiene pendientes dos tareas: la primera, enseñar a leer los cuerpos, porque en ellos están impresas las páginas más importantes, a menudo las más dolorosas de la Historia: ¿cómo entender la guerra de Ucrania sin los cuerpos y las manipulaciones múltiples, ocultaciones y exposiciones, que, según convenga, se hacen de los mismos? En segundo lugar, implicando al cuerpo en el aprendizaje de la Historia: la fenomenología nos enseña que aprendemos con el cuerpo; la asignatura de Historia debe también recurrir a mecanismos de inmersión, que pongan en contacto el cuerpo de los alumnos con los espacios que en el pasado han vivido otros cuerpos, con sus huellas. Abordar el cuerpo como una fuente histórica más. Sólo confiriendo al cuerpo la dignidad que merece, es posible humanizar la historia.

¿Qué ha aprendido escribiendo este libro?

Que he llegado tarde. Que si esta reflexión sobre el cuerpo la hubiera hecho antes de jubilarme, seguramente habría sido un mejor profesor de Historia. Pero no hay vuelta atrás. Lo siento por mí y por mis alumnos.

Ficha

Doctor en Historia por la UPNA, Emilio Castillejo Cambra ha ejercido de profesor de esa materia en institutos de Secundaria, la Escuela Universitaria de Profesorado de EGB de Pamplona (Universidad de Zaragoza), UNED y UPNA. Entre sus publicaciones destacan Mito, legitimación y violencia simbólica en los manuales escolares de Historia del franquismo, 1936-1975 y La enseñanza de la Religión católica en España desde la Transición. En su último libro Enseñar Historia al margen de los cuerpos. El cuerpo y sus metáforas en la historiografía escolar española desde el siglo XIX a la actualidad se pregunta por las razones de la débil presencia que ha tenido (y tiene) el cuerpo en la enseñanza de la historia en España.