a correspondencia de los reprimidos durante la Guerra Civil Española se está investigando cada vez más. Representa las últimas voluntades de los presos que iban a ser sacados, fusilados o asesinados de algún otro modo, reflejadas en tinta y papel.
Esta es la temática del libro Escríbeme a la tierra. Las cartas de los que van a morir. La Rioja 1936, escrito por el logroñés Jesús Vicente Aguirre González y publicado por la Editorial Pepitas. En torno a esta obra se inauguró este martes la exposición del mismo nombre que podrá visitarse hasta el próximo 16 de junio en el Planetario de Pamplona.
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antecedentes Aguirre afirma “haber empezado a sentirse preocupado por este asunto desde los 18 o 20 años”, pese a no venir de una familia represaliada. Oyó que “en la Barranca, a 5 kilómetros de Logroño, mataron y enterraron a 400 personas”, cosa que le costó creer hasta que fue a verlo. Aquello formó parte de “un largo proceso” de estudio de la represión de aquellos tiempos.
Él explica que “un antecedente de Escríbeme a la tierra” fue una serie de tres libros que, después de cinco años buscando testimonios en “muchos archivos municipales e históricos” y hablando “con más de 600 familias”, se empezaron a publicar en 2007, titulada Aquí nunca pasó nada”. El nombre hace referencia a que “por mucho tiempo, el temor a las represalias impidió que se hablara de las 2.000 personas asesinadas en 1936 en La Rioja (un 1% de los alrededor de 200.000 habitantes que tenía la provincia en ese momento), como si se quisiera transmitir el mensaje de que aquello jamás ocurrió”. En Navarra “el porcentaje de individuos a los que se mató fue similar, de unos 3.000 en una población de 300.000”. La mayoría “murieron sin juicio previo en las llamadas sacas, durante las cuales literalmente se sacaba a la gente de sus casas o las cárceles donde estaban”.
correspondencia El autor consiguió una gran cantidad de documentación en forma de cartas, así que vio posible “crear un libro específico sobre este tema”. Así nació la idea para Escríbeme a la tierra, donde están registradas las fotografías y la transcripción de unas 60 cartas de las 160 identificadas por José Vicente Aguirre. Fueron escritas “por 39 presos en la cárcel antes de que murieran”. Algunos habían estado antes en el fuerte de San Cristóbal en Navarra.
En esas misivas se reflejan “sentimientos como el amor a los hijos, al trabajo o a la mujer”. Otras veces “se pide a los familiares que les envíen ropa de abrigo para el invierno”. En muchas ocasiones “reiteran el mismo mensaje: yo no he hecho nada”.
Porque efectivamente, gran parte de ellos “no habían hecho nada”. Al revisar “los expedientes de responsabilidades políticas”, se observa que se les ajusticiaba “por cosas tan graves como no ir a misa, haber votado al Frente Popular, tener en sus casas banderas socialistas o republicanas o haber sido concejales o alcaldes durante la República ejerciendo sus derechos políticos”.
Tampoco falta el que “intuye que se le acaba el tiempo y se despide de sus seres queridos, diciendo que se van al terreno del olvido”. “Es sobrecogedor, tremendo”, dice Jesús Vicente Aguirre. Algunos “escriben sobre cómo hablan con el párroco o el alcalde, a ver si pueden hacer algo para salvarle la vida”.
En cualquier caso, el autor concluye que “las cartas sirvieron a una estrategia de supervivencia y mantenimiento de los lazos sociales y familiares”. Asimismo, “son un testimonio que contribuye en gran medida a la construcción de la memoria”.
Primeros pasos. Jesús Vicente Aguirre, natural de Logroño, ya estaba interesado en la represión en La Rioja durante la Guerra Civil desde los 18 o 20 años. Un hito importante fue cuando supo de los 400 asesinados de la Barranca, a cinco kilómetros de su ciudad natal.
’Aquí nunca pasó nada’. El escritor pasó cinco años buscando testimonios en archivos municipales e históricos y hablando con más de 600 familias. Fruto de esta extensa investigación nació ‘Aquí nunca pasó nada’, una trilogía que se empezó a publicar en 2007 y que trata sobre los 2.000 riojanos asesinados en 1936.
’Escríbeme a la tierra’. La documentación que Aguirre recopiló en forma de cartas fue la base de ‘’Escríbeme a la tierra’, que recoge la correspondencia enviada por 39 presos a sus familiares.
