La temporada de playas de Donostia-San Sebastián se estrena este miércoles 1 de junio con toda normalidad, después de dos veranos condicionados por la pandemia y con distintas restricciones para las personas. Los perros, habituales en las playas durante el resto del año, tienen prohibido el acceso hasta el 30 de septiembre, cuando concluya totalmente la temporada.

Desde este miércoles y hasta el 30 de septiembre, los tres arenales urbanos de la capital guipuzcoana, así como la isla, contarán con los servicios habituales de socorristas y botiquín. Además, las cabinas de las tres playas, con taquillas y duchas, estarán en funcionamiento de 9.00 a 20.00 horas en junio y septiembre y de 9.30 a 20.30 horas en julio y agosto.

El día 15 estarán instalados los toldos, sombrillas y carpas y también habrá servicio de alquiler de sillas y de baño adaptado para personas con problemas de movilidad.

Las cámaras instaladas en Urgull e Igeldo para controlar el aforo de las playas en las dos temporadas pasadas, y cerrar el acceso cuando llegaba a haber aglomeraciones, se usarán este año para informar a los usuarios de la afluencia. Así, una aplicación informática permitirá a los bañistas conocer el estado de las playas antes de acceder a ellas.

Además de la normalidad habitual prepandémica, el verano donostiarra estrena esta temporada nuevas torretas destinadas a los socorristas, confeccionadas en madera y más bajas que las anteriores. Una de ellas se puede contemplar ya en la playa de la Zurriola. Las otras tres previstas (una para cada playa) llegarán antes de diez días, según el calendario previsto en el Consistorio. Las nuevas estructuras son más bajas, tienen un plataforma y, además de escaleras, una rampa bajar con rapidez a la arena.

El horario de los socorristas que vigilarán a los bañistas desde estas torretas será de 10.00 a 20.00 horas, salvo en segunda quincena de septiembre, periodo en el que se restringirá el horario de 10.30 a 19.30 horas.

Este año, además, el Ayuntamiento pondrá en marcha una campaña para aconsejar que no se fume en los arenales.