28 años de actividad de Hegoak dan para mucho.

-Es difícil calcular, pero hay más de 100 personas que han sido voluntarias de la asociación y miles de personas a las que se ha llegado. Si te paras a pensar, la generación que ahora tiene 40 años quien más, quien menos, conoce la asociación. Algunos de ellos ya son padres y a su vez van a ir generando a sus hijos e hijas.

¿Con qué grupos de edad ha trabajado Hegoak?

-Con la población con la que teníamos un contacto más directo era la de entre 16 y 25 años, pero esos límites se han ido expandiendo. Empezamos a hacer cursos para padres y madres y ampliabas a otros sectores de población, luego empezamos a hacer actividades en institutos e incluso 5º y 6º de Primaria, adaptando las realidades a las personas.

¿Cómo ha evolucionado el consumo de drogas en Navarra en este tiempo?

-Al principio teníamos familiares o amigos relacionados con el tema de la heroína. En la década de los 90 era el tema acuciante pero no el principal, porque se estaban empezando a dar otros consumos como el speed, la cocaína o las pastillas. En el año 2000 ya se hablaba de diferentes sustancias más artificiales, MDMA, que era lo mismo que el éxtasis... Y en aquel momento mi percepción es que el consumo de sustancias en general en el entorno festivo estaba muy extendido y las prácticas que se realizaban eran de bastante riesgo. Mi sensación es que no solo ha habido algo de reducción en el consumo, sino que se ha retrasado muy poquito el inicio de ciertas sustancias y que las pautas de consumo son de menor riesgo. En ese sentido veo una evolución positiva, aunque no para echar campanas al vuelo. En la pandemia parecía que no se consumían drogas pero se ha seguido haciendo con un consumo más o menos visible. Esta semana pasada me comentaban que algunos barrios de Pamplona está volviendo con cierta fuerza el consumo de heroína, quizá porque estamos perdiendo referencias. Igual no es inyectada, son otros consumos, pero no nos podemos relajar. Es una realidad que sigue estando ahí, sigue generando situaciones de riesgo y muchos problemas. En torno a un 10% de consumidores llegan a desarrollar unos problemas importantes.

En la pandemia, la ayuda ha estado más lejos.

-Han sido unos años complicados. Hay soportes online que nos han permitido estar presentes en algunas personas, pero todo el mundo se ha encerrado hacia dentro, menor contacto social y quizás los consumos han sido más individualizados y menos vinculados al ocio y ha habido más consumos de cierta dependencia. Aunque es una población muy específica y habría que tener más trabajo con esas personas.

¿Ha afectado el deterioro en la salud mental de la población?

-De alguna forma nos ha puesto en una situación más vulnerable a las sustancias. Y las drogas pueden dificultar la salud mental y agravarla, y a esas personas ponerlas una situación más complicada. Todo lo que sacas del ámbito público y lo individualizas, se puede hablar de consumos de mayor riesgo.