Al mediodía del sábado un incendio se originó en el término de Aguilares y en poco tiempo llegó a Sendaviva donde había 2.500 personas y casi mil animales. Es solo una de las historias que rodearon los incendios de la semana pasada, pero quizás una de las que más peligro corrió y que mejor se solventó.

¿Cómo se enteró el sábado 18 de que se había iniciado un incendio cerca de Sendaviva?

–Soy de Estella y estaba preparando una comida familiar. Hacía más de dos años que no nos juntábamos con parte de la familia y estaba preparando la comida. Sobre la una y cuarto ya me llamaron de la Junta de Bardenas y me dijeron, ‘hay fuego y va hacia allí’. También me llamó el alcalde de Arguedas. Me puse en contacto con el parque para que me dijeran lo que veían. Desde ese momento estuve en contacto permanente con el 112 y ya a las 3.30 me dijeron que estaba entrando humo en la zona del bosque y que era molesto para los visitantes. Tomé entonces la decisión de desalojar el parque y activamos el protocolo de evacuación del público. Está tan interiorizado y asumido el proceso de evacuación que lo único que hacían era informarme de lo que estaba pasando. Se lanzaron los mensajes en megafonía, que solo los trabajadores saben qué significado tienen, y empezamos a desalojar al público. Sobre las 4.30 que llegué de Estella ya estaba todo el público desalojado y también el personal. Dentro del parque ya había solo policía, protección civil y alguno de los trabajadores que estaba activando el resto del protocolo de actuación con los animales.

Para hacer una evacuación así en una hora hay mucho trabajo y mucho ensayo, ¿cómo es esa labor?

–Es un plan de emergencia que tenemos y que hemos ido haciendo con el paso de los años y con simulacros todos los años cuando se está a punto de abrir. Al final es muy importante resaltar que por mucho que se trabaje luego hay que tener la suficiente sangre fría para sobreponerte y poner la tranquilidad y seguridad de los visitantes por encima de la tuya, por lo que el equipo de Sendaviva ha funcionado de una manera espectacular y es para sentirse orgulloso que es lo que estoy de mi equipo.

En ese momento, tras el desalojo, llegó al parque.

–Si. Yo ya sabía que en el parking estaba todo el personal de operaciones y el de medio ambiente en proveedores. Me fui a la zona de sillas voladoras, que es el mejor mirador para ver lo que pasa en el parque, y vi que el fuego estaba dentro, había superado la zona de tirolinas, se estaba acercando a los toboganes nuevos de este año y toda la zona del bosque estaba ardiendo a una velocidad impresionante. Si algo hay que destacar de este incendio es la velocidad a la que se ha movido el fuego. Parte de la suerte de que no esté todo quemado es que ha sido tal la velocidad que tenía que nos saltó literalmente por encima.

No le daba tiempo ni a prender en la vegetación

–Así es. De hecho la zona del pueblo ardió estando el fuego a 100 metros y la zona de en medio no ardió. El fuego voló. Es algo espeluznante. A partir de ese momento, con bomberos y protección civil se permitió a algún trabajador que entrara para servir de enlace con los que estaban intentando apagar el fuego para enseñar por donde entrar y ver las salidas, aunque ya lo sabían, pero para apoyarlos. También empezamos a evaluar qué animales podíamos evacuar o no. Ya teníamos una visión más clara de la situación. En paralelo a la evacuación de la gente dejamos algunos animales con los riegos puestos para que todo se empapara y de alguna manera proteger esas zonas y el resultado está ahí. En la zona del bosque, que ha ardido, los tres oasis que tenemos son linces, lobos y osos. El plan funcionó en ese sentido. Las rapaces también se evacuaron en cajas y vimos que había que evacuar a los lemures que estaban ya con el fuego y los de zooprendente (exóticos)... Lo que hice entonces fue intentar saber quién estaba adentro y que estuvieran siempre por parejas. Básicamente fue así. Con el paso de la tarde perdí ya la noción del tiempo.

Una nube de humo lo cubrió todo cuando iba a llegar el fuego…

–Sí. De hecho en cuanto intentabas mirar a la lejanía no sabías dónde estaba el fuego. Intentamos hacer un cortafuegos para que no llegara al bobsleigh y no se pudo. También que no pasara de los cinegéticos que estaba incendiado y les llevamos a otro lado, hicimos una linea de defensa en el lago para defendernos; fueron distintas acciones en la tarde noche para intentar salvar lo que se pudiera. El pueblo pensábamos que se iba a salvar y a los 5 minutos estaba ardiendo. Dejamos la zona de los lemures medianamente apagada y entonces entraba el fuego por la zona de oficinas. Ahí, en las oficinas, se centraron los bomberos porque teníamos un depósito de gasolina de 1.000 litros. Íbamos intentando salvar la situación. A las 8 pasó por la zona lateral, fuera del parque, pero con una altura y una fuerza impresionante, y llamé al alcalde de Arguedas y le dije ‘preparaos porque baja el incendio para allí y pinta muy mal’. Es un cúmulo de historias, lo intentamos hace lo mejor posible poniendo por delante la vida de las personas para salvar lo más posible. Vimos al final que el lago y la granja se iban a salvar, el pueblo lo dimos por perdido... era un espectáculo dantesco ver como ardía. Establecimos una línea de defensa por detrás del pueblo, intentado que no volviera hacia atrás porque tuvimos rachas de fuego muy fuertes en todas las direcciones. Aquello era una absoluta locura. Hacia la 1.30 de la mañana vimos que no iba a arder todo el pueblo, y los bomberos determinaron que lo mejor era remojar la zona de la mansión encantada para que no se avivara y llegara al albergue. Entonces empezamos a evaluar qué había pasado. Ahí empezamos a respirar. Fue un trabajo titánico en colaboración con bomberos y protección civil de Tudela y Cintruénigo.

¿Pensó en algún momento que estaba perdido Sendaviva?

–Desde el principio. De hecho el mensaje que me daba el responsable de bomberos era que el parque ardía entero. Estuve toda la tarde y parte de la noche con el jefe de bomberos, viendo en qué puntos podíamos actuar y tomando decisiones y sus primeros mensajes eran esos. Hasta que era de noche no me empezó a decir ‘igual tenemos suerte y la zona del lago y la granja no corre tanto peligro’. Son prudentes y han visto muchos incendios, muchos sitios se reactivaban y hasta que no oscureció no la dieron por segura. La zona del pueblo y la estación la dábamos por perdida y milagrosamente se apagó.

¿Cómo fue la evacuación de los animales? ¿Hubo llamamiento para que llevaran jaulas?

–No, realmente no hicimos ningún llamamiento, sino que la gente empezó a acudir a las puertas del parque y a la nave donde dejamos todos los animales en Arguedas. Una empresa nos ayudó con unas jaulas mejores para aves rapaces y zancudas que sí usamos. Tenemos transportines para los animales y con los responsables de medio ambiente se decidió cómo trasladarlos y los bajamos a Arguedas Al rato vieron que el fuego bajaba hacia Arguedas y la gente intentó ayudar y generó un poco de descontrol que enseguida recuperaron y tuvieron controlada toda la colección animal. En realidad hablamos siempre de 800 pero hay más de 1.000 animales en el parque y de ellos trasladamos unos 70 porque el resto estábamos convencidos que no iban a tener problemas. Sabíamos cómo estaban, dónde los estábamos dejando, hay ganado en extensivo en una parte muy grande del parque casi sin vegetación y sabíamos que no íbamos a tener problema. Hacia las 8 ó 9 de la tarde sabíamos ya que la colección animal estaba en perfectas condiciones. Íbamos teniendo esas pequeñas victorias que nos hacían animarnos.

¿Hubo atenciones por ataques de ansiedad?, fue un momento difícil…

–Eso es lo realmente importante y más noticiable de todo lo que pasó. Desalojar a 2.500 personas con niños pequeños es muy importante. Los dos casos de ansiedad fueron a dos trabajadores del parque que una vez que estábamos ya fuera, les salió todo lo que se había estado viviendo en ese rato. La gente se comportó de una forma admirable. Aunque les digamos no pasa nada, si mirabas para atrás veías unas columnas de humo enormes. Es complicado pensar cómo te vas a comportar en una situación como la del sábado.

Es difícil que tras esta situación, gerencia y sindicatos coincidan en el buen trabajo realizado...

–Hablé con los enlaces sindicales para contarles lo que había. Me dijeron lo contentos que estaban con lo bien que había salido todo y que había funcionado el aprendizaje. Siempre hemos estado muy unidos. No somos una gran empresa, somos muy cercanos, yo doy toda la información que tengo, que todos sepan cómo está su empresa. Estábamos unidos y esto nos ha unido más porque todos tenemos la misma idea en la cabeza y ahora más: en cuanto podamos abrir y trabajar en lo que más nos gusta que es Sendaviva.

¿Se puede hablar de un porcentaje de atracciones no afectadas?

–Mucho más del 50% desde luego. Lo que se ha quemado y está inservible es la zona del bosque con algunas atracciones. Si hablamos del total del parque es mucho menos del 50%. La zona del parque con sus atracciones está perfecta. Hay zonas que el fuego ni se acercó y tener todo hidratado y regado ha ayudado a su supervivencia. La granja está perfecta, la entrada al pueblo, por contra la casa de las mascotas y la mansión encantada que hay que desescombrar y derruir en su totalidad pero una apertura parcial es posible, porque las atracciones de agua están perfectas, los espectáculos, los potrillos, la vía verde, la fórmula viva, el bumper… todo eso está bien. No sé decir un porcentaje pero una parte importante está bien y eso nos hace estar esperanzados en una apertura parcial.

Hablaron el viernes de abrir en verano, sin fecha, ni mes concreto, ¿qué pasos hay que dar ahora?

–Lo primero que hay que hacer es ver cómo están nuestras instalaciones. A día de hoy no hay agua potable, aunque sé que hoy van a restablecer el servicio desde Arguedas, pero algo tan evidente no lo tenemos. El agua de riego, la electricidad, internet lo hemos ido recuperando. A partir de ahí hay que sustituir los pastores eléctricos de las estaciones de animales, vallados, desescombrar la zona de la entrada… y también trámites administrativos como una revisión de que todo está en perfecto estado de apertura, que todos los extintores del parque están bien. Hay una serie de hitos muy largos que hay que pasar para poder abrir cuanto antes.

Una de las cuestiones destacadas tras el desastre es la importancia de Sendaviva en la Ribera.

–Se creó para ser un motor de la zona y no solo de la zona, sino de todo Navarra. La influencia que tiene es muy importante. Es un turismo de calidad porque es un turismo de familia, que pasan más tiempo, consumen más, es un turismo muy agradable. No solo afecta a los trabajadores del parque, también las subcontratas, el tejido de hostelería hotelero que se ha generado en la Ribera depende mucho de Sendaviva. Es un recurso de primer nivel. Si ha servido para que veamos que en casa tenemos un recurso de primera categoría, hemos dado un paso importante hacia delante.

Ha hablado con los sindicatos y trabajadores, ¿se van a poder recolocar a todos en otras zonas?

–Yo creo que casi seguro que sí. Va a ser nuestra pelea, intentar que el fijo discontinuo del parque continúe y eso es por lo que hay que luchar. Con los sindicatos hay que quitarse el sombrero porque solo dan facilidades para poder abrir cuanto antes. En breve voy a volver a hablar para ver cómo reabrirlo, ellos también suman y aportan mucho a la apertura. Hemos conseguido estar todos alineados, todos remamos en la misma dirección para que vuelva a ser lo que era.

No es lo prioritario ahora pero, ¿como mejorar el aspecto y recuperar la riqueza forestal que tenía el parque?

–Todavía no lo hemos pensado. Queremos replantearnos esas zonas que hay que hacer nuevas y con todo lo que sabemos y las opiniones de los clientes, ver la mejor manera de hacerlo. Pero no hemos dedicado mucho tiempo a eso. Estamos evaluando qué necesitamos para abrir parcialmente el parque y lo siguientes es ponernos a evaluar cómo restaurar el parque para que vuelva a ser lo que era.

¿Qué enseñanza saca de esta experiencia?

–Que el mejor fuego es el que no se produce. Es incontrolable. El sentimiento de angustia que se vive es brutal. Recuerdo que hacia la 1.30 de la mañana subí a la parte alta del bosque, desde ahí se intuía el destrozo en toda esa zona y se veían al fondo otros incendios de Navarra y es una sensación sobrecogedora y espeluznante. Es muy importante trabajar en la prevención. Es lo más importante, porque actuar sobre algo es muy complicado. Hay que tener mucha sangre fría, la cabeza e su sitio, que todo funcione bien. Es una cadena y si un eslabón se rompe hubiéramos tenido otra situación. La plantilla tuvo la cabeza en su sitio y eso es lo más importante. El mejor fuego es el que no se produce y hay que tratar que no se produzcan incendios en nuestros bosques porque es muy complicado solventarlo.