Las olas de calor como la sufrida en Navarra, con temperaturas que han superado los 40º, empeoran la salud mental de las personas más vulnerables y tienen su reflejo en las urgencias psiquiátricas, que aumentan, en todas las patologías mentales, hasta un 10 por ciento, con mayor incidencia en los niños.

Así lo destaca a Efe la presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, Ana González-Pinto, quien sostiene que el calor extremo aumenta los problemas de sueño y la falta de descanso en una persona con la salud mental vulnerable puede terminar desencadenando una crisis.

González-Pinto explica que un estudio reciente de la Universidad de Boston constata que el aumento de temperaturas agrava los problemas de salud mental que acaban derivando en las urgencias hospitalarias y sostiene que esos datos son extrapolables a España, porque "el ser humano responde de la misma forma independientemente del lugar" donde resida.

No solo los síntomas relacionados con la ansiedad o la depresión se intensifican con el calor. Según la presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, el aumento de temperaturas también afecta a los suicidios y a los pensamientos suicidas.

"La falta de sueño por el calor no ayuda nada, sino todo lo contrario, y para una persona que duerme mal y tiene ideas de suicidio esta situación meteorológica se convierte en un factor de riesgo", añade.

LOS ANTIPSICÓTICOS Y LA REGULACIÓN DE TEMPERATURA

Según el estudio de la Universidad de Boston, la eficacia de los fármacos utilizados para tratar la enfermedad psiquiátrica puede verse mermada por el efecto del exceso de calor.

González-Pinto admite que algunos de los efectos secundarios de los medicamentos pueden verse acrecentandos con las olas de calor como es el caso de los antipsicóticos que pueden llegar a dificultar la regulación de la temperatura.

La presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría deja claro que los cambios ambientales afectan a la salud mental y los cambios climáticos pueden traer un aumento de patologías, sobre ello hay mucha evidencia científica. "Hay que estar atentos", dice.

Y sobre los mensajes a trasladar cuando España se sumerge en la tercera ola de calor, González-Pinto cree que los consejos son los mismos que a la población general: se trata de protegerse, no ignorar que hace mucho calor, salir en las horas más frescas, hidratarse y cuidar el sueño en la medida de lo posible, porque es muy importante para la estabilidad mental.

LAS PERSONAS Y LOS NIÑOS CON TDH, LOS MÁS AFECTADOS

Por su parte, el jefe del servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital universitario 12 de Octubre, Gabriel Rubio, considera que los pacientes más vulnerables con la olas de calor son las personas con ansiedad y los niños con trastorno por déficit de atención o hiperactividad (TDH).

Según este psiquiatra, los pacientes con trastornos de ansiedad utilizan estrategias de distracción para mitigar su estado como salir a la calle o correr, actividades que se ven mermadas o eliminadas con el calor, lo que aviva sus síntomas y su malestar.

También los niños con TDH toleran peor las olas de calor y se sienten condicionados por no poder salir a la calle por las altas temperaturas y ello puede derivar en crisis. Situación similar a la que se vivió con la reclusión domiciliaria durante la pandemia.

Sin embargo, y a diferencia de González-Pinto, este psiquiatra afirma que en España las urgencias psiquiátricas, que si crecieron significativamente en lo peor de la pandemia e incluso en los primeros de este año, no aumentan por las olas de calor, "a las que en España ya estamos acostumbrados".

Para este experto, las variables estacionales que sí afectan en psiquiatría son los trastornos bipolares, que registran más recaídas en otoño y primavera o las adicciones al alcohol, que suben en septiembre, después de los excesos de las vacaciones estivales y en enero, tras las navidades.