El pasado año quienes hacían una peor valoración de su salud mental eran, principalmente, las mujeres, personas que dicen tener un nivel socioeconómico bajo o medio bajo, la población entre 45 y 59 años y aquellas que viven en municipios con más de 10.000 habitantes o en la zona de Pamplona. Así lo indica la Encuesta Social y de Condiciones de Vida de 2021, publicada este viernes.

Por contra, quienes presentaban mejores cifras en estos indicadores, responden al perfil de nivel socioeconómico medio-alto o alto y principalmente hombres, añadiéndose quienes viven en municipios poco poblados o en la zona sur de Navarra y las personas mayores de 60 años.

En 2017, por su parte, las personas que hacían una mejor valoración de su salud mental eran los jóvenes (entre 15 y 29 años), con nivel socioeconómico medio alto o alto, educación superior y, principalmente, varones. Al respecto, cabe apuntar que el porcentaje de jóvenes que refieren “bajo bienestar general” en las dos últimas semanas se ha duplicado en los últimos cinco años, al pasar del 13,3% al 26,8%.

Además, desde 2003 ha aumentado considerablemente el porcentaje de navarros que afirman haber necesitado atención en salud mental durante el año previo a la encuesta. Entonces, era un 3,5% de la población, mientras que en 2021 ascendió hasta un 9%. No obstante, como apunta el informe, el incremento se produce a partir de 2012, cuando se registra la cifra más baja de la serie –un 2,2%–, y “puede estar condicionado, entre otros factores, por la tendencia social a reivindicar la importancia de la salud mental”. 

Redes de apoyo

La encuesta indaga también sobre las redes de apoyo que tienen las personas que viven en Navarra. Para ello, pregunta sobre tres aspectos diferentes: la posibilidad de “contar con personas que se preocupen por lo que te sucede”, la posibilidad de “hablar con alguien de diferentes tipos de problemas cotidianos” y la disponibilidad de “ayuda en caso de enfermedad”.

Así, la encuesta constata que la población que “cuenta con personas que se preocupan de lo que les sucede” y que “tiene la posibilidad de hablar con alguien de sus problemas” tanto como desea, se reduce algo más de 10 puntos porcentuales de 2017 a 2021, mientras que quienes responden con insatisfacción (contestan mucho menos o menos de lo que desean), en la mayoría de categorías ganan más de 5 puntos porcentuales. También se da un aumento generalizado en las personas que responden con una valoración intermedia (ni mucho ni poco), con subidas por encima de los 5 puntos porcentuales.

Por otro lado, cuando se pregunta por la ayuda que se recibe cuando se está enfermo, quienes dicen recibir tanta como desean disminuyen cerca de 6 puntos porcentuales en 2021, descenso que se traslada en su mayoría a quienes están insatisfechas con la ayuda obtenida. En cualquier caso, se produce un descenso menor que en las otras preguntas y, además, aumentan con mayor fuerza quienes muestran una postura indiferente (ni mucho ni poco).

Mujeres, insatisfechas con la ayuda cuando caen enfermas

Además, el informe recoge que “las mujeres están más insatisfechas que los hombres con la ayuda que reciben cuando están enfermas y las personas que viven en municipios con menos de 2.000 habitantes presentan mejores cifras que el resto de localidades”.

Por último, la encuesta concluye que “las mujeres creen tener mejores redes de apoyo que los hombres para hablar de sus problemas o tener personas que se preocupen por ellas, pero no sienten que dispongan de la ayuda que desean cuando caen enfermas en la misma medida que ellos”.

Por tamaño poblacional, el trabajo constata que las personas que viven en núcleos de menos de 2.000 habitantes son las que más satisfechas están en todos estos aspectos.