“La educación sexual no consiste en hablarles a las niñas y niños de relaciones sexuales”. Puede parecer una premisa sencilla, pero como explican las sexólogas Lola González y Estela Buendía, del centro bilbaino Borobil, existe un “analfabetismo absoluto” sobre la figura de su profesión. Y es que exponen que la sexología es una ciencia que estudia al ser humano desde su condición de ser sexuado.

Y eso, “va más allá de los cromosomas o genitales”. Ya que como exponen las profesionales, “es un proceso que dura toda la vida, y que en cada caso es único e irrepetible”. Sin embargo, se achaca únicamente a las prácticas eróticas. 

La educación y los derechos sexuales de los menores de edad han vuelto a ser motivo de polémica entre Vox y la ministra de Igualdad, Irene Montero. “Todos los niños, las niñas, les niñes de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que un adulto no puede tocar su cuerpo si ellos no quieren. Eso es una forma de violencia. Tienen derecho a conocer que pueden amar y tener relaciones sexuales con quien les dé la gana siempre que haya consentimiento”, expresaba la ministra.

Así, más allá de la polémica ha abierto la veda de múltiples debates entorno a qué edad hay que empezar a hablar de sexualidad con los menores. Y ante eso, todas las profesionales consultadas por este periódico coinciden: lo más temprano posible.

Y es que como subraya la sexóloga, "todas las personas somos seres sexuados”. “Desde que nacemos hasta que morimos tenemos esa dimensión”. Así, destacan que “es algo que se nos olvida porque lo relacionamos con tener relaciones eróticas”. ¿Por qué es importante abordarlo desde edades tempranas? “Para trabajar la imagen corporal, la autoestima, la expresión afectiva y las habilidades sociales, la diferencia entre sexo y género, el valor de la diversidad, la prevención del bullying o de los abusos, etc”. 

Y es que defienden que “obviarlo es negarlo y tabuizarlo”. Por tanto, ¿se tratarán los mismos temas cuando los niños y niñas tienen siete o quince años? Según explica Maider García de Vicuña Quintana, del centro sexológico Emaize, “hay temas que tienen su edad más adecuada, y otros están de forma permanente pero se tratan de distintas maneras”.

Y para ello, expone un ejemplo: “Como pasa con las matemáticas, se dan toda la vida pero no se trabaja lo mismo en cada edad. Hay temas que estarán ahí siempre pero se profundizan más o menos; pero tienen que estar como base”. 

Autoconocimiento

Y es que desde el centro sexológico, las profesionales de Emaize acuden a ikastolas a impartir talleres desde tercero de Primaria. Asi, según expone, en los primeros años tratan el tema del cuerpo, autocuidado, límites, valoración… y fecundación. 

Además, pone sobre la mesa una de las lagunas en la educación durante esos ciclos. Y es que a pesar de que en asignaturas como biología se trabaja el sistema circulatorio, por ejemplo, “en lo que respecta a los genitales solo se habla desde la reproducción”. Por eso, defiende que “hay desconocimiento sobre cómo son los genitales y también para qué sirven más allá de la parte reproductiva. Incluso a la hora de verbalizar cuesta decir vulva o pene”.

Y también alude a la diferencia entre genitales. Ya que uno de los ejercicios que suelen hacer es dibujar los órganos sexuales. Mientras todo el alumnado sabe ilustrar el pene, “la vulva no saben ponerla sobre papel, ni siquiera las personas que la tienen”. 

Lo que sí se mantiene a lo largo de todas las etapas es la importancia de responder a las dudas que les surgen. Y para ello, según las sexólogas es indispensable no juzgar ni evitar preguntas por parte de los más pequeños, sobre todo en el ámbito familiar. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando preguntan sobre fecundación o relaciones sexuales.

Según expone García de Vicuña, “lo que quieren es cerciorarse de que la información que tienen es cierta”. “Si sienten que en casa pueden preguntar sobre cualquier tema, también sabremos lo que ven fuera, y podremos poner contrapesos, porque si no solo se quedarán con lo que les llega de fuera, y no siempre será información adecuada”, asegura. 

Dar respuesta

Sin embargo, en muchas familias, o incluso en el ámbito escolar todavía hay mucho pasos por dar. Y es que como explica la sexóloga de Emaize, todavía se sigue respondiendo a niños y niñas que los bebés los traen las cigüeñas “aunque parezca mentira”, o incluso “que se los encontraron debajo de una lechuga en la huerta del abuelo”.

La sexóloga Bea Sever por su parte, defiende que “nuestra moral sexual cultural gira entorno al coito y da prioridad a los genitales, y todas nuestras interpretaciones van desde nuestra mirada, pero en la infancia nada de eso tiene que ver”. Así, expone que “tenemos una sexualidad como tenemos una personalidad, que se va construyendo y evoluciona a lo largo de la vida, y que es diferente en cada persona. Por eso, insiste en que “ se trata de acompañar esta sexualidad atendiendo a las etapas evolutivas”. Sin embargo, defiende que “en el entorno de la familia, que tiene mucho peso y es muy importante hay un vacío, y eso ya significa algo. Creyendo que no educamos estamos educando, si no hablo sobre algo ya estoy diciendo que es un tema que hay que omitir”.

Lagunas en la educación

Así las cosas, todas las profesionales coinciden: la educación sexual debería estar integrada en los centros escolares, y desde los primeros cursos. Y es que además de “estar basado en el miedo y en los riesgos”, según las sexólogas del centro Borobil, para cuando llegan, “ya es tarde”, y como define García de Vicuña: “Llegamos cual paracaidista, estamos cuatro días y desaparecemos”, aunque valora positivamente el hecho de que cada vez más ikastolas llame para impartir talleres.  

Así, según expone Sever, “cuando entras en una aula y les preguntas cuál es su fuente de información te dicen que su círculo de amistades; y cuando preguntas por qué ven porno te dicen que para aprender. Ahí ya queda en evidencia que hay una carencia”. Así, defiende que “no podemos llegar tarde”, ya que los talleres sobre qué pasa en la pubertad se imparten en sexto de primaria, “y para entonces, ya lo saben”, subraya.  

“Los pilares son conocerse para aceptare y quererse, y a partir de ahí construyes relaciones de buen trato, porque sé lo que me gusta y lo que no, y sé poner limites”. Asimismo, destaca que “todo el tema genital está desfasado, los pilares son conocerme, aceptarme y quererme, porque así se evitan relaciones tóxicas”. 

Así, las sexólogas coinciden en la importancia de incluir una educación integral desde edades tempranas, una medida que se hará efectiva, tras la aprobación de la reforma de la Ley del Aborto, ya que pasará a ser obligatoria en todos los ciclos.