El cierre de un colectivo, como la Asociación de Cocineros y Reposteros de Navarra, es siempre una noticia de tristeza, un grupo que durante 48 años dio cobijo hasta a 120 socios en Ansoáin. Sin embargo, la junta directiva de este grupo navarro ha decidido no cerrar de forma silenciosa sino por todo lo alto, lo que en este caso significa donar a seis asociaciones sin animo de lucro navarras, 6.100 euros a cada una

La asociación cerró el año pasado porque ”ya no tenía razón de ser seguir abiertos. La gente no participaba en los actos y apenas había colaboración. Los socios que quedaban eran ya mayores y estaban desperdigados”, ha explicado Juan Luis de Esteban, secretario de la junta directiva. Ahora bien, el grupo tenía en posesión un local, y para oficializar el cierre, debían hacer algo con él. “En los estatutos de nuestra asociación estaba escrito que, en caso de disolución, se repartiera el dinero entre la beneficencia”, ha afirmado Mauricio Samariego, socio de la Asociación y antiguo presidente de esta durante 25 años. 

Así, decidieron vender el local y, lo obtenido, donarlo a seis organizaciones sin ánimo de lucro recomendadas por los socios. Las beneficiarias resultantes fueron las siguientes: Hermanitas de los Pobres, Banco de Alimentos de Navarra, Zaporeak, GERNA (Grupo de Enfermedades Raras de Navarra), Lerín Solidario por las aguas y la Asociación de niños enfermos de la comarca de Sangüesa.

Enfermedades raras

Porque una enfermedad rara no solo afecta al enfermo sino que también condiciona la vida de los familiares y amigos, GERNA ofrece ayuda tanto a los enfermos como a las personas que los rodean. Txema García Gil, presidente de GERNA, ha afirmado que tienen la intención de utilizar el dinero donado -“que nos sorprendió, es una alegría que se acuerden de nosotros”-, para dos proyectos, fundamentalmente. Sesiones de fisioterapia tanto para pacientes como para su entorno, “era un servicio muy demandado. Hay personas que tienen que encargarse de sus familiares de diferentes formas físicas y la espalda puede terminar en mal lugar”, así, ofrecen hasta cinco sesiones para los que lo soliciten. Y, por otro lado, se encuentra un nuevo proyecto de apoyo psicológico, en el que, gracias al convenio de una clínica, podrán atender a familiares y amigos de los enfermos.

Sangüesa

En ciertas ocasiones, todos los tratamientos necesarios para un paciente están cubiertos por la Seguridad Social, pero en otros casos, a pesar de la gravedad de la situación, no lo están. En la Asociación de niños enfermos de la comarca de Sangüesa “recaudamos dinero mediante puestos de venta y eventos para poder pagar algunos tratamientos médicos a nuestros hijos”, ha señalado Óscar Arbeloa, miembro de la asociación. De esta manera, vendiendo camisetas, pulseras, bolsas de pastas o bizcochos, niños y niñas de la comarca pueden recibir el tratamiento que necesitan. El siguiente puesto de venta que organizarán será el 6 de abril en Aibar, unos partidos de fútbol 8 con una pequeña venta al lado donde los que quieran podrán adquirir ciertos productos y colaborar. 

Alimentando a los refugiados

Hace siete años, un grupo de amigos observaba desde la televisión la gran crisis de refugiados que había, y decidieron hacer algo, “nosotros sabemos cocinar, así que nos fuimos para Grecia a cocinar”, ha observado Peio García, fundador de Zaporeak. Trabajan en un campamento de refugiados en la isla griega de Lesbos, reparten cerca de 1.700 comidas diarias y, hasta ahora, han entregado 4 millones de raciones a los refugiados. Por su grupo han pasado 1.700 voluntarios ya “y tenemos incluso colas de espera para partir allí a los servicios de 21 días que tenemos organizados. Cualquiera puede ir allí a ayudar, no hay que ser un profesional de la cocina”. 

Un colegio y hospital en Guinea

Un caso parecido es el de Lerín Solidario por las aguas, cinco navarros y navarras que llevan años construyendo potabilizadoras de agua por diversos países, principalmente en África, y que ahora están enfocados en la construcción tanto de un colegio como de un hospital modernos en el pueblo guineano de Kawego, con el que “no solo impulsaremos el papel de la mujer en la zona sino que también daremos acceso a agua potable”, en una zona especialmente pobre, ha destacado Carlos Manuel Hierro, presidente del grupo.