La represión no termina con el asesinato de una persona, sino que continúa con el ocultamiento de su cuerpo y el impedimento a sus seres queridos de recuperar sus restos mortales de manera de indefinida, como es el caso de Aurea Jaso, vecina de la localidad de Mélida, que 87 años después del fusilamiento de su padre, sigue sin haber recuperado sus restos. 

“Mi padre murió el 17 de noviembre de 1936 y debía estar enterrado en el cementerio del este de Madrid, pero me he paseado el cementerio y no está allí”, explicó Jaso, “muchos me han escrito para preguntarme si está en el Valle de los Caídos pero no está ahí. He escrito cartas en cantidades ingentes al valle y me han invitado a leer los archivos, pero él no está ahí”.

Por desgracia, Jaso no ha encontrado los restos de su padre y “estoy pasando por un mal momento. Estoy obsesionado con encontrar sus restos, porque tengo un hermano de mi padre, Andrés, que jugaba en el Sporting de Gijón y tampoco tengo sus restos”. Sin embargo, sí que consiguió los huesos de otro tío suyo. José Jaso. “Cuando voy a la cama, veo todas las fotografías y les doy un beso a todos, pero no los he encontrado todavía”. Los tres fallecieron fusilados y su familia se enteró por las noticias que reportaba Cruz Roja cada tres meses. 

“Veo muy difícil encontrarlos restos de mi padre, no sabemos nada. Pero ojalá podemos encontrar los de mi tío Andrés, con eso me daría por satisfecha”, relató Jaso. Su hijo, Javier, detalló que encontrar los restos de Andrés puede ser más sencillo, a pesar de haber pasado ya 87 años, porque “los restos de Andrés están posiblemente en dos fosas comunes en la localidad de Cangas de Onís, en Asturias. Ahí es más fácil encontrarlos porque ya hay una localización posible”. 

Así, Jaso declaró que ya conoce a varias personas que están en trámites para encontrar a Andrés, “tenemos un grupo de WhatsApp que se llama Andrés Jaso y ahí compartimos información y nos organizamos. Mikel Huarte es el que más sabe. Por ejemplos nos descubrió que Andrés llegó a jugar en el Osasuna en sus principios como jugador de fútbol”. 

Esperanza “Tenemos la esperanza de encontrar a Andrés. Mucha gente nos está ayudando y hemos conseguido hasta un vídeo de Andrés jugando en el Sábadel”, de cuya muerte aún no saben qué sucedió y dudan entre un fusilamiento en la playa de la propia Cangas de Onís o “también se ha hablado de que ametrallaron el autobús en el que iban algunos de los jugadores”, porque, explicó Jaso, los jugadores y directivos fueron evacuados en un autobús pero fueron no consiguieron escapar.

Jaime Esparza, familiar de asesinados: “El delito de mis tíos fue estar en la CNT y luchar por un mundo igualitario”

Jaime Esparza es uno de tantos navarros y navarras cuya familia sufrió una brutal represión a raíz del golpe de Estado, tanto de parte materna como paterna, por el “delito” de que varios de sus miembros eran de la CNT y de la UGT. Entre ellos, sus tíos Luis y Victorio, hermanos de su padre, fueron asesinados el mismo día 18 de julio en 1936 en Berriozar, “su delito fue ser afiliados a la CNT y luchar por un mundo más igualitario”, declaró Esparza.

Pero no termina aquí su testimonio. “El 26 de noviembre de 1936 fueron asesinados en Ripa, junto a otros villaveses, mis tíos Angel y Silvestre Esparza Goldaraz, primos de mi padre. Su delito fue estar afiliados a la UGT”.

Jaime Esparza relató los numerosos casos de represión que su familia sufrió tras el golpe de Estado

Respecto a su parte materna, “en los primeros días del golpe de estado, en Medina de Río Seco (Valladolid), fueron hechos desaparecer y posteriormente asesinados los hermanos Cecilio y Valentín Marcos Santa Eufemia, primos de mi madre”, en este caso, por pertenecer al sindicato agrario y luchar por un reparto más equitativo de las tierras comunales.

Jaime Esparza: "Hay que sumar el señalamiento que sufrieron las dos familias solo por ser familiares de rojos" Javier Bergasa

Condenado a muerte por parte de sus tío maternos, contó la historia de Galo Vierge, “hermano de mi madre y que muchos de aquí conoceréis porque fue uno de los primeros en plasmar en un libro sus vivencias en los momentos anteriores y posteriores al golpe de estado”, y en este sentido, en su obra Los culpables, refleja lo que se vivió en Pamplona durante los años de guerra fraticida y posterior posguerra. “Galo estuvo preso en la Cárcel Provincial de Pamplona y fue condenado a muerte, aunque la pena no fue llevaba a cabo por la intervención de un amigo”.

El 18 de agosto de 1936 fue asesinado en la Bardena “el tío Miguel González Iglesias, primo de mi madre, por estar afiliado a la CNT”. Además, una hermana de Miguel, Esther, por tanto “prima de mi madre, también sufrió la represión. Fue ingresada en la cárcel de Pamplona por los mismos motivos”. 

Así, Esparza relató más casos de represión que tuvo que sufrir su familia, “a lo que hay que sumar el señalamiento que sufrieron las dos familias, simplemente por ser familiares de rojos”.