El 26 de junio de 1994, dos individuos armados irrumpieron en la casa de Casimir Sucharski, dueño de un local nocturno. Después de interrogarlo y torturarlo, lo asesinaron, a él y a las dos mujeres que le acompañaban. Ahora bien, una cámara de vigilancia situada en el salón captó todo, incluida la cara del asesino durante un breve segundo, aunque a baja resolución. “Un mes después, a Pablo Ibar le detienen por otro asunto, le llevan a comisaría y ahí, alguien decide que se parece al del vídeo. A partir de entonces, comenzó un infierno que sigue hoy día”, ha explicado Andrés Krakenberg, portavoz de la Asociación Pablo Ibar-Juicio Justo.

En una conferencia impartida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), el abogado de Pablo Ibar, Joe Nascimento, junto a Krakenberg, ha analizado tanto la cronología del caso como los principales argumentos de la apelación que interpuso hace mes y medio para liberar a Pablo Ibar, de origen vasco por parte de su padre, un emigrante que hizo una carrera de pelotari en América.

“Pablo pasó 16 años en el corredor de la muerte mientras presentábamos apelaciones”

Joe Nascimento - Abogado de Pablo Ibar

Nascimento ha comenzado reconociendo que sí, “claro que se parecen, hay muchas similitudes entre Pablo y el asesino en el vídeo. No es ninguna locura afirmarlo. Sin embargo, fue la desesperación de la policía, que no tenía información del culpable, lo que les hizo ignorar piezas que no encajaban en un relato donde Pablo fuera el homicida”. En este sentido, a pesar de la colaboración del acusado y de la inexistencia de pruebas que hallaron al revisar su casa y hablar con sus familiares, siguieron adelante, “porque se parece al asesino del vídeo, y por nada más. Así que tendrá que ser el asesino”. Tres años después, tuvo el primer juicio.

El jurado no se decide

A diferencia de aquí, en Estados Unidos es un jurado formado por “ciudadanos de calle, personas más influenciables, los que deciden el futuro de una persona en un caso muy complejo como este”. Formado por doce personas, la decisión debe de ser unánime para condenar a alguien como culpable o liberarlo al declararlo no culpable, es decir, es necesario un veredicto unánime. Sin embargo, diez meses después, “el jurado reconoció que no podían decidir”. Se tuvo que hacer un nuevo juicio en el 2000, y mientras el jurado era seleccionado y Pablo esperaba en el calabozo, “ se sentó al lado suyo el abogado del primer juicio, que durante este procedimiento, cometió un crimen”. Y sin su abogado presente ni pudiendo cesar legalmente al mismo, “fue encontrado culpable y sentenciado a la pena capital”.

Corredor de la muerte

Pablo Ibar “pasó 16 años en el corredor de la muerte mientras presentábamos apelaciones por errores del juez, del jurado y del abogado anterior. Llegamos a recurrir a la corte suprema”. Esta última apelación triunfó cuando, la corte suprema afirmó que no hay evidencias contra Pablo, “un experto sentenció que el sujeto del vídeo no era Pablo, y esa era la única prueba”. De esta manera, 16 años después, en 2016, comenzó el tercer juicio.

Aparece una nueva prueba

Una vez desestimada la prueba del vídeo, la Fiscalía presentó una camiseta como evidencia, en la que, de cinco rastros de ADN de una sola persona, todavía desconocida, en uno de ellos también estaba el de Pablo Ibar. “La Fiscalía estaba desesperada, ya solo querían ganar, y eso es peligroso, así que tuvieron que encontrar algo nuevo”.

“La Fiscalía estaba desesperada, ya solo querían ganar. Y eso es muy peligroso”

Joe Nascimento - Abogado de Pablo Ibar

Sin embargo, esa misma camiseta fue analizada en los juicios anteriores y los resultados siempre dieron negativo, sin coincidencias con Pablo. Pero el jurado, cuando deliberó en 2018, encontraron al encarcelado otra vez culpable y le sentenciaron a cadena perpetúa, “ahora bien, varios expertos de ADN afirmaron que la camiseta fue contaminada al guardarla con otras pruebas y, además, un miembro del jurado declaró que fue presionado para declararlo culpable”.

Actualidad

Así, ya en 2023, Pablo Ibar continúa en prisión y espera el resultado de una nueva apelación en base a posibles errores del juez, tanto por la prueba de ADN como por lo sucedido con un miembro del jurado, “estamos esperando para ver si aceptan la apelación y tenemos un cuarto juicio, o si tenemos que preparar una nueva apelación”.

No obstante, las numerosas apelaciones que han tenido que presentar y los sucesivos juicios suponen un gasto que la familia de Pablo no puede afrontar enteramente. "Desde que llevo metido en el caso, desde 2006, el gasto ha sido de 1.900.000 euros, y este dinero no sale de la nada", ha explicado Krakenberg. El gobierno vasco otorga una cierta ayuda al caso con una bolsa de ayuda dedica a los ciudadanos vascos que se encuentren en corredores de la muerte a lo largo del globo, además, los propios familiares recaudaron "cerca de 150.00 para la primera apelación que hicimos, y consiguieron el dinero vendiendo txapas y cosas del estilo".

Respecto a la apelación actual, "el presupuesto para la apelación que estamos moviendo es de 200.000 euros, y por ahora, solo hemos podido pagar 130.000, nos quedan 70.000 que no tenemos", ha relatado Krakenberg. En este sentido, ha apelado a los presentes en la conferencia para mover las redes sociales de la Asociación Pablo Ibar-Juicio Justo, a la que se puede donar dinero mediante un crowdfunding, para poder recaudar los fondos necesarios. Porque, como ha reconocido Nascimento, "si quieres justicia en los Estados Unidos, necesitas dinero" como, por ejemplo, para financiar a expertos de ADN que demuestren que la camiseta usada como prueba en el juicio estuvo contaminada o expertos en vídeo que muestren cómo el asesino que aparece en la grabación y Pablo Ibar, no son la misma persona.

Temores

Uno de los grandes miedos de Nascimento consiste en que "ya no podemos predecir lo que puede pasar. Todo lo que podría suceder en un juicio, le ha pasado ya a Pablo Ibar". Ahora bien, esta aleatoriedad de los acontecimientos aumentó cuando un sujeto, que hace años, cuando recién había cumplido la mayoría de edad, "entro a un colegio armado y mató a 17 personas. Catorce eran estudiantes y tres eran profesores. El homicida se declaró culpable pero no fue condenado a muerte" ha comentado, dado que el jurado no cumplió las cuotas, según las cuales, diez de cada doce deben votar que sí.

Sin embargo, "cuando no fue condenado a la pena capital, los políticos enloquecieron y dictaron que ahora solo son necesarios ocho votos favorables de los doce del jurado. Si se hubiera repetido el juicio de 2018, donde fue condenado a cadena perpetua porque tres miembros del jurado negaron la condena a muerte, con la ley actual", Pablo Ibar habría vuelto al corredor de la muerte.