Juan Eulalio Larreta Larrea, nacido en la calle Mercaderes de Pamplona en 1881, fue uno más de los miles de maestros republicanos represaliados por el nacional-catolicismo tras el golpe de 1936. Comprometido con la democracia, el progreso y la libertad, su historia permaneció oculta durante décadas, pero el empeño de sus asesinos por hacer desaparecer su memoria se topó con la resistencia de la familia. Su nieta, Asun Larreta Ayesa, quien además es hija y sobrina de víctimas directas de la violencia franquista, ha investigado durante dos décadas qué le ocurrió a su abuelo, y el resultado de ese arduo trabajo, además del drama familiar que le siguió, ha sido plasmado en el libro que presentó ayer: “Es una forma de recordar quién somos y de dónde venimos”.

“Este libro pretende ser un homenaje a todo aquel que luchó por una sociedad más justa e igualitaria”, reivindicó la escritora, que desde 2002 participa activamente por la recuperación de la Memoria Histórica, tanto en Navarra como en La Rioja. Precisamente, la historia de Juan Larreta nos lleva desde Isaba, donde ejercía como maestro, hasta Treviana, entonces provincia de Logroño, a donde se vio obligado a desplazarse tras la caza de brujas llevada a cabo por el tradicionalismo caciquil, con el alcalde a la cabeza, amparado por la Iglesia y los militares, que “no querían que nada cambiase”.

“Este libro pretende ser un homenaje a todo aquel que luchó por una sociedad más justa e igualitaria ”

Asun Larreta - Escritora del libro

La obra 'Juan Larreta Larrea. El compromiso personal y familiar de un maestro represaliado', de la editorial Pamiela, también hace un repaso al contexto político y social de la época, y narra la trayectoria de los movimientos sociales y asociativos. Fue en 1921 cuando Juan llegó a la escuela de la localidad riojana, donde fue nombrado director, y ahí vivió en primera persona la proclamación de la II República. Él mismo fue el responsable de proclamarla en ese pueblo. En los años en los que permaneció ahí fundó el círculo socialista e intervino en numerosos actos de carácter político y educativo. Sin embargo, su historia y la de su familia se truncó en julio de 1936, cuando fue detenido, y posteriormente asesinado. 

Ir y venir familiar

Aquel trágico suceso marcó el devenir de la familia durante las tres próximas generaciones. “Hemos heredado el trauma de aquella violencia, pero también un conjunto de valores de aquella generación que luchó por una sociedad más justa e igualitaria que respetase los Derechos Humanos”, manifestó Asun Larreta. Nuestro protagonista era viudo, y su asesinato, con la correspondiente ocultación del cadáver, dejó huérfanos del todo a sus hijos. El mayor de todos, de 16 años, fue encarcelado y torturado, pero consiguió huir al exilio, e incluso llegó a participar en la Segunda Guerra Mundial como piloto de aviación del Ejército Rojo. Su familia permaneció casi dos décadas sin noticias suyas.

Mientras, la vivienda familiar fue expoliada y los hijos pequeños desahuciados y enviados, entre grandes penurias, al orfanato de Logroño, entre los que se encontraba el padre de la escritora. Es aquí donde entra en escena la familia Ayesa Elizalde. La madre de la familia, Asun, había trabajado en casa de Juan Larreta en Isaba, y tras facilitar la huida del hijo mayor hacia el exilio, acogió también a los pequeños en su casa de Pamplona. Dicen que del roce surge el amor, y eso es lo que ocurrió con el tiempo entre la hija del matrimonio y uno de los huérfanos acogidos, que más adelante se casarían y tendrían a la hija que ha escrito esta historia.

“Saber qué ocurrió era necesario para restituir, honrar y reclamar la justicia que se le debe a la familia, y a la sociedad”

Asun Larreta - Escritora del libro

Su tío, el hijo mayor de Juan, militante del PCE en el exilio, permaneció en la clandestinidad durante décadas. Los hermanos se encontraron en 1956, y entre todos participaron en la reorganización de la célula del Partido Comunista en Navarra. El libro detalla la vida en la clandestinidad y toda la actividad llevada a cabo durante la dictadura. La hija de Juan, que quedó huérfana de madre a los 11 años y tuvo que ocuparse de sus hermanos, fue represaliada en un par de ocasiones cuando ellos estaban en el orfanato, y tras no poder superar lo que le hicieron a ella y a su familia, acabó suicidándose.

Recuperación de la memoria

“El sufrimiento de nuestros abuelos durante el golpe y la dictadura quedó grabado en su inconsciente, y fue transmitido a sus descendientes como la tarea de reparación que no pudieron culminar”, explicó la escritora. Su padre, después de una intensa búsqueda, logró en 1979 detalles sobre el asesinato de su padre, y cómo se lo llevaron a Laguardia para ser fusilado. Tenían indicios importantes, pero ninguna posibilidad de exhumarlo ni de devolverle su dignidad. No encontraron documentación escrita hasta 2011, cuando apareció el expediente de Juan en el Archivo de La Rioja.

“Ese fue el punto de inflexión para encontrar un tesoro de información”, aseguro Larrea. Aparecieron todo tipo de detalles que permitieron construir el puzle de la historia familiar, y gracias a ellos ha podido demostrar la propia existencia de su abuelo.“Saber qué ocurrió realmente era necesario para restituir, honrar y reclamar la justicia que se le debe a mi familia, en particular, y a una parte muy importante la sociedad”, destacó.