Expertos policiales en materia de trata de personas alertaron ayer del aumento de la prostitución clandestina que se ejerce en viviendas privadas, en detrimento de los clubes de alterne, por las dificultades que acarrea para los cuerpos de seguridad para perseguir la trata. Lo hicieron en el marco de unas jornadas, organizada por la Delegación del Gobierno español en Navarra y celebradas ayer en Civican, sobre el proceso de denuncia desde la visión de la víctima de trata y la importancia de que se imparta justicia para restablecerla.
En una mesa redonda sobre el proceso de denuncia en el ámbito policial, en la que participaron Sergio Baragaño, inspector de la Policía Nacional, Óscar Silva, subteniente jefe de Guardia Civil, y Ángel Azanza, inspector de la Policía Municipal de Pamplona, advirtieron de que “está cambiando la realidad social”. “En Navarra cada vez quedan menos clubes y la actividad se está trasladando a viviendas particulares, donde no podemos entrar sin autorización judicial”, sostuvo Silva. Eso dificulta su labor, ya que antes podían acceder a los establecimientos con licencia de bar de copas, “aunque todos sabemos qué hay ahí dentro”, a hablar con mujeres prostituidas y clientes e intentar detectar casos de trata, cosa que en viviendas privadas no pueden hacer. “La detección se realiza cada vez más por redes sociales o páginas de contactos”, informó.
“Seguimos yendo a los clubes, pero cada vez menos”, añadió, a lo que Azanza se sumó para comentar que también llegan a las víctimas cuando acceden a servicios municipales: “Se ha detectado a personas que venían en un intervalo corto de tiempo contando historias similares con demasiados puntos en común”.
Una vez detectados los puntos en los que pueden acceder a las víctimas de trata, “es importante hacer un seguimiento, tanto de clubs y pisos susceptibles, como de oficinas de extranjería, ya que al solicitar asilo pueden dar detalles que nos hagan ver que es víctima”, aseguró Baragaño. “Sigue habiendo mucha oferta, y el papel de servicios sociales de base, centros de salud o asociaciones es tremendamente relevante”, apuntó.
Los participantes reconocieron que los crímenes de trata constituyen uno de los delitos más comunes en la delincuencia organizada, caracterizados por grupos poderosos que generan enormes ganancias a nivel internacional. Por tanto, es esencial contar con la colaboración de las fuerzas policiales de diferentes países, así como de agencias como Europol e Interpol, para combatir eficazmente las redes delictivas que operan en el Estado. En la actualidad, las autoridades trabajan en estrecha colaboración con las fuerzas policiales de los países de origen de estas personas, con el objetivo de abordar el problema desde la captación, aunque reconocen que esta cooperación no siempre da sus frutos.
Un proceso largo
Precisamente, la persecución del delito es muy importante, ya que va de la mano con el restablecimiento de la víctima, según Satoko Kojima, psicóloga experta en trata y coordinadora del Centro de Atención al Trauma, que impartió una conferencia sobre el proceso de denuncia desde la visión de la víctima y de la asistencia psicosocial, en el marco de las jornadas de Civican.
La denuncia supone un antes y un después en el proceso “largo e intenso” que recorre, y cuando termina ese proceso, “la mujer tiene la sensación de haber hecho un gran trabajo personal y es capaz de expulsar sus miedos”. “Es normal que los síntomas postraumáticos aparezcan después de la denuncia, porque es después cuando son conscientes de su condición de víctimas”, explica, aunque eso no significa que se le revictimice. Forma parte del proceso de recuperación y “si se hace un buen trabajo no es revictimizante”. “Para su recuperación, es fundamental que la víctima sienta que está cogiendo el toro por los cuernos y que controla la situación”, enfatizó.
“Para su recuperación, la víctima tiene que sentir que está cogiendo el toro por los cuernos”
La psicóloga resaltó la importancia de comprender el entorno de estas víctimas, así como de entender todo el contexto de la trata, incluyendo las diversas formas en que este delito se perpetra en diferentes países y culturas. “Conocer las rutas que siguen estas mujeres, sus tradiciones y sus creencias proporciona herramientas valiosas para detectar situaciones de trata desde el inicio al escuchar el relato de la mujer, y permite brindarle un apoyo más adecuado para cubrir sus necesidades y ofrecer un acompañamiento y preparación adecuados en caso de una denuncia”, explicó.
Además, alertó de que se ha producido una disociación del concepto de la prostitución a nivel social: “El lenguaje se ha trasladado a lo mercantil y ya no se habla de trata ni víctimas, sino de servicios sexuales o trabajadoras del sexo”. Sin embargo, “la prostitución es violencia”.
Para elaborar el perfil victimologógico de la víctima, se deben tener en cuenta sus habilidades y recursos, situación familiar, psicopatologías, entorno social, creencias, vivencias durante el proceso o necesidades básicas, entre otras. “No tenemos todos los recursos para conocer el cuadro completo, y además, sólo cuando intervienen los cuerpos de seguridad conocemos al 100% el riesgo real que corre”, aseveró.
Arasti: “La trata es una forma de esclavitud que nos deshumaniza”
El delegado del Gobierno español en Navarra, José Luis Arasti, calificó la trata como una “lacra” y una “gran violación de los derechos humanos”, que representa una de las actividades más lucrativas a nivel mundial, sólo por detrás de las drogas y empatando con las armas.
Según Arasti, se trata de “una forma de esclavitud” que “no hace otra cosa que deshumanizarnos, porque convierte a las personas en mera mercancía”. En el caso de las mujeres y niñas, ésta se materializa en forma de explotación sexual, y en hombres y niños, en explotación laboral.
También puso en valor el Plan Estratégico Nacional contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos, que busca el “abordaje multidisciplinar e integral”.