En la lucha contra la violencia machista, a menudo parece que cuanto más se avanza en las políticas destinadas a combatirla más afloran las violencias ocultas. Esto provoca que el movimiento feminista y sindical nos movamos entre la esperanza por lo avanzado y el pesimismo por las cifras escandalosas de mujeres asesinadas.

Es muy doloroso asistir cada día al horrible reguero de mujeres que han sido asesinadas, violentadas. Desde 2003, nos faltan 1.237 mujeres. Este año, las cifras (52) ya superan el número de las mujeres asesinadas en todo 2022.

Los avances en igualdad de estos últimos años son incuestionables. Tras cinco años en vigor, el pacto de Estado ha permitido mejorar la respuesta institucional frente a todas las violencias contra las mujeres y su negacionismo, aunque la financiación ha sido claramente insuficiente para abordar todas las medidas previstas en dicho pacto.

Este 25 N, desde CCOO ponemos en el centro de nuestras reivindicaciones otra forma de violencia machista tan extendida como silenciada: el acoso sexual y el acoso por razón de sexo que sufren miles de mujeres en los centros de trabajo. El ámbito laboral es nuestro primer y principal ámbito de actuación. Aunque no es el único, nos incumbe de manera más directa y tenemos herramientas específicas para actuar en él: formando y sensibilizando a nuestras delegadas y delegados, negociando y aplicando los protocolos de acoso previstos en la legislación, negociando planes de igualdad y medidas de acción positiva en la negociación colectiva que contribuyan a la erradicación de las discriminaciones, etc.

#SeAcabó

En relación con el ámbito laboral, instamos al Gobierno a desarrollar los instrumentos legales necesarios para la aplicación adecuada del Convenio 190 de la OIT, para hacer efectiva la equiparación de derechos sociolaborales y económicos entre las víctimas de violencia sexual y de violencia de género, para que se recojan y sistematicen en las estadísticas oficiales los datos sobre acoso sexual y acoso por razón de sexo en el trabajo, y a que se realice una revisión y refuerzo de las políticas activas de empleo para que éstas lleguen a todas las mujeres que han sufrido la violencia machista.

A pesar de la ausencia de estadísticas, los datos de las encuestas más recientes indican que cerca de 1,5 millones de mujeres en España han sufrido acoso sexual en el trabajo. Se trata de una realidad oculta y ocultada ante la cual las mujeres víctimas se sienten a menudo señaladas y solas. Una realidad que se sigue escondiendo, aunque este año el escandaloso caso Rubiales ha puesto el acoso sexual en el centro de la agenda pública, ha provocado un aumento de las denuncias de acoso y la ruptura de la tolerancia social hacia este tipo de violencia machista.

El trabajo es la vía necesaria para construirse una vida y conseguir la autonomía personal y somos conocedoras de que muchas mujeres son expulsadas de su empleo cuando se topan de frente con el acoso. Es importante romper este círculo. No son las víctimas quienes han de abandonar su empleo, sino los acosadores, que deberían ser expulsados. Las empresas tienen que asumir su responsabilidad para conseguir entornos de trabajo saludables donde la violencia machista no tenga cabida. Aquí tienen mucho trabajo las personas sindicalistas para desnaturalizar comportamientos masculinos intolerables y acompañar a las víctimas.

Bajo esta lógica los mensajes que lanza CCOO este 25N son claros: el sindicalismo frena el acoso sexual (#StopAcosoSexual), porque las trabajadoras ni pueden ni quieren seguir soportando este tipo de violencia machista en sus puestos de trabajo. En segundo lugar, #VamosAContarlo y no vamos a dejarlo pasar, porque deseamos que las trabajadoras no callen y sepan que encontrarán siempre todo el apoyo en CCOO, en la representación legal de su empresa o bien a través del Observatorio de Acoso Sexual y por Razón de Sexo de CCOO, que cumple ahora un año de funcionamiento como espacio de visibilización y denuncia de este tipo de violencia vinculada al ámbito laboral. No estamos ante un simple problema particular de una mujer concreta, individual; el acoso es un enorme problema social, colectivo y, en este caso, laboral. Por último, coreamos al unísono #SeAcabó y animamos a las trabajadoras a que actúen colectiva y sindicalmente porque es la única manera de hacerse fuertes e incidir en la realidad creando un cerco social en torno al acosador.

CCOO, como sindicato feminista, asumimos como responsabilidad sindical actuar frente al acoso y el ciberacoso en el trabajo, y con ello contribuir a la prevención, a la asistencia a las víctimas y a la reducción de la violencia de género, actuando en su ámbito, el laboral, el del día a día de los centros de trabajo. Sumamos nuestro esfuerzo al de organismos, instituciones públicas y movimientos feministas para terminar con todas las formas de violencia contra las mujeres. Nosotras y nosotros, las gentes de CCOO, decimos alto y claro, #SeAcabó.

La autora es secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO Navarra*