El retraso en la incorporación de los médicos residentes en 2020 como consecuencia de la pandemia de covid-19 acarreará un déficit de más de 5.000 MIR para cubrir este verano, una época ya de por sí "especialmente sensible" en cuanto a recursos humanos.

Así lo ha advertido la sección nacional de médicos jóvenes y promoción de empleo de la Organización Médico Colegial (OMC) en el estudio "Desafíos Críticos en la Formación Médica Especializada 2024. Informe sobre la crisis de RRHH y el final del periodo de residencia en el verano de 2024" publicado este martes.

Tal y como explican, la asignación y toma de posesión de las plazas de FSE convocadas para 2020 se retrasaron a causa del estallido de la covid; así, la asignación de plazas se pospuso a julio y la toma de posesión a septiembre, cuando en años anteriores, tanto el comienzo como la finalización se realizaba habitualmente a finales del mes de mayo, justo al inicio del periodo estival.

Con esta situación se ha generado "un desfase para la finalización del periodo formativo de esa generación de médicos residentes en este año 2024", que no podrán cubrir las necesidades asistenciales derivadas de periodos vacacionales e incrementos de demanda en zonas tensionadas por el turismo, advierte el documento.

Este primer año afectará a los más de 5.000 profesionales de las especialidades que tienen un programa formativo de 4 años, y que resultan ser las mayoritarias, como Atención Primaria, Pediatría, Psiquiatría, Radiodiagnóstico, etc., especifica a EFE el representante de la sección nacional de médicos jóvenes de la OMC, Domingo Antonio Sánchez.

A los que se sumarán, en 2025, los más de 3.000 de las especialidades quirúrgicas de UCI, Oncología Médica, Interna y Cardiología, en cuyo caso los programas se extienden a 5 años.

Por todo ello, la sección nacional de médicos jóvenes ha querido alertar de una serie de riesgos en la formación médica especializada generados por la pandemia, en primer lugar de la ausencia de garantías de aprendizaje de los médicos residentes (déficit de supervisión o realización de funciones que no corresponden a su grado de responsabilidad).

También del aumento de las necesidades de salud de la población en un momento de falta de especialistas y de vacaciones de verano y de una posible situación en la que no se garanticen los mayores estándares de atención al paciente y formación del residente de calidad y seguridad.

Riesgos que pueden desembocar en dos escenarios: uno de cambios en el itinerario formativo de los residentes de último año que no sigan lógicas docentes, sino para cubrir periodos vacacionales de personal estructural de sus servicios.

O la finalización prematura de los planes formativos, de modo que se fuerce a los MIR a finalizar su programa formativo varios meses antes para estar disponibles en el mercado laboral y cubrir dichos periodos vacacionales como especialistas.

Ambas situaciones, según la sección nacional de la OMC, contravienen los Reales Decretos 1146/2006 y 183/2008, que recogen el derecho de los médicos residentes a que se cumpla su programa formativo y no contemplan las necesidades asistenciales de un servicio como motivo de finalización del contrato de residencia.

"Los tiempos establecidos en los programas formativos de las distintas especialidades han de respetarse, ya que son uno de los garantes de la calidad del sistema de formación sanitaria especializada de nuestro país y las medidas extraordinarias deben ser planificadas al ser un escenario previsible", ha advertido Sánchez.

Junto a ello, se presenta el riesgo de que distintas administraciones y/o unidades docentes tomen distintas decisiones, "generando un panorama de competitividad perjudicial e injusto para muchos médicos residentes" y un "escenario de mayor inequidad entre comunidades y un descrédito de la FSE dentro y fuera de nuestro país", zanja.