Ejerció más de 30 años en el Hospital Universitario de Salamanca y los últimos diez años Jesús San Miguel desempeñó la función de Director de Medicina Clínica y Traslacional en la Clínica Universidad de Navarra (CUN), cargo que dejó hace medio año. Se ha establecido como un referente internacional en el tratamiento del mieloma múltiple, recibe este reconocimiento como “algo que hacen a las personas ya viejas” y, a pesar de haber dejado los cargos institucionales y ejercer de Consultor Senior, asegura “vivir el día a día con pasión”.

¿Qué retos afronta ahora el Cancer Center de la CUN?

- En este momento tiene un reto muy importante que es la acreditación como un Comprehensive Cancer Center. En Europa se busca que el cáncer sea tratado de manera integral y esos centros deben integrar la actividad clínica con la investigadora. Investigar por qué en un paciente funciona un tratamiento y en otro no, esa es la visión integral. También incluye el tratamiento multidisciplinar y apostar por hacer un seguimiento personificado. No me gusta discutir un caso, me gusta discutir un paciente.

¿Cuáles son los avances más destacados en los últimos años?

- Los programas de screening y detección precoz, con las revisiones periódicas, han aumentado muchísimo la esperanza de vida. El otro cambio radical ha sido la inmunoterapia. En teoría, el cáncer no debería existir porque tenemos un sistema inmunológico con linfocitos que deberían erradicar las células malignas pero está “perezoso” y no está activo al completo. Ahora se ha aprendido a cómo estimularlo. Me dedico al mieloma y cuando empecé en 1980 la mediana de supervivencia era de dos años, ahora es de más de diez. 

¿Creía posible estos avances cuando empezó?

- No, no, aunque siempre he sido un poco soñador y he tenido la suerte de vivir muchas cosas. Cuando yo estaba en Bachillerato, una prima mía falleció de una leucemia linfoblástica y ahora estaría curada. Viví cuando la leucemia mieloide crónica suponía costosos trasplantes y ahora se cura con una pastilla. Son cambios impresionantes. Les digo a muchos de mis pacientes que cada año que viven es una ventana abierta a la esperanza. Porque quién me iba a decir a mí que en estos diez años se iban a aprobar 10 fármacos o combinaciones de fármacos para el mieloma múltiple. Vale la pena luchar año a año.

Los programas de screening y detección precoz, con las revisiones periódicas, han aumentado muchísimo la esperanza de vida

¿Cuál cree que puede ser el próximo gran cambio radical?

- La inmunoterapia está ahora en el calendario y se está desarrollando mucho. Creo que el paso siguiente es la terapia génica. De hecho la terapia con células CAR-T es una combinación de terapia celular y terapia génica. Consiste en sacar los linfocitos, que tendrían que defendernos, y modificarlos genéticamente metiéndoles un receptor que reconozca las células tumorales y dos moléculas estimuladoras para hacerles más explosivos, y volver a meterlos al paciente. Hoy en día tenemos pacientes con leucemia linfoblástica que rechazan otros tratamientos y están curados con esta terapia. En el centro llevamos unos 100 casos y visualizamos que se van a extender otros tumores.

¿Las nuevas generaciones mantienen la vocación investigadora?

- Aquí me va a permitir hacer un reflexión con un poco de desengaño. Es al respecto de los mejores especialistas cuando seleccionan sus plazas como MIR. Antes, lo hacían por las especialidades que planteaban mayores retos; pero ahora la gente joven tiene otros condicionantes. A veces creo que estamos cayendo en una medicina más materialista y menos vocacional y apasionante, ojalá me esté equivocando. Cuando me fui a Inglaterra a hacer la estancia postdoctoral con mi mujer y una niña de tres meses, no cominos más carne que pollo en todo un año porque no había para mas. Pero fuimos felices y cumplimos nuestro objetivo de formarnos bien.

“El especialista de Atención Primaria debería ser el mejor pagado. Sin una buena medicina primaria, es muy difícil una buena medicina”

¿Qué falta entonces en la formación de los jóvenes?

- Es una reflexión que tiene que hacer la sociedad, debe reflexionar sobre cuáles son las razones que debe mover nuestro trabajo diario. Sea el que sea, debería ser el servicio a los demás. Ahí tenemos que poner el foco. En caso de las especialidades médicas hay que poner énfasis en las que hay más necesidad y la mayor en este momento es la Atención Primaria. Aunque puedo decir que en Navarra tenemos una de las mejores de España. El especialista de Atención Primaria en el que mejor pagado tendría que estar, al cual se le debería dar la mayor responsabilidad de todas las especialidades y también exigirle al que más. Sin una buena medicina primaria es difícil hacer una buena medicina, pero hay que darles los medios y el salario.

También se reclaman más medios en materia de investigación

- Bueno, yo he tenido responsabilidades en la CUN, que es uno de los pocos hospitales de Europa que tienen asociado un centro de investigación y sacar adelante un centro privado como este requiere un esfuerzo titánico. En Estados Unidos no tienen un buen sistema sanitario pero sí que fomentan mucho más la investigación privada. Eso es fundamental, sin investigación no hay progreso.

¿Ha notado diferencia en ese aspecto entre la sanidad pública y privada?

- No me ha supuesto un cambio radical porque siempre he trabajado con dedicación exclusiva, solo para una institución, sea el Hospital Universitario de Salamanca o la CUN. La mayor diferencia es que aquí tenemos que buscarnos los recursos. Cuando estaba en Salamanca, nunca viví la situación de esperar vienen o no los pacientes, aquí tengo que estar todo el día pensando en cómo puedo hacerlo mejor. Cuando estaba en puestos de dirección sabía que a nuestras espaldas tenemos a 3.000 trabajadores, 3.000 familias a sacar adelante. Para conseguirlo, solo un secreto: hacer muy bien el trabajo como servicio al paciente.