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Venezolanas en Navarra: “Las elecciones eran la última esperanza para Venezuela”

Cuatro ciudadanas del país caribeño reflexionan sobre la situación política y social por la falta de transparencia electoral

Venezolanas en Navarra: “Las elecciones eran la última esperanza para Venezuela”Iban Aguinaga

Tras las elecciones celebrabas el pasado domingo en Venezuela, las asociaciones de venezolanos y venezolanas en Navarra y la zona norte del Estado preparan movilizaciones como la que tendrá lugar este domingo en Bilbao a las 11:30. Un acto en el que estos ciudadanos afincados en Navarra, la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), Asturias, Cantabria y La Rioja reclaman “transparencia en el proceso” electoral, un resultado “verificable y legítimo” y una “negociación política entre los representantes del régimen y la oposición” que dé lugar a una “transición política en busca de paz, reconciliación y unidad”. Así lo declararon diversas asociaciones de venezolanos afincados en estos territorios en un comunicado conjunto, y al que también se suscriben sus compatriotas Eglee Torres, Mireya Blanco, Saraí Pérez Aquerreta e Isamar Rodríguez.

En el caso de Eglee Torres, presidenta de la Asociación Venezolana Navarra (Asvena), denunció asimismo el “secuestro de 771 personas por parte del régimen y las once asesinadas por protestar contra este régimen”. Sin embargo, esta venezolana, nacida en el estado de Táchira hace 64 años y afincada en Pamplona desde hace 19, reconoció que esta es “la metodología del régimen: agarra a los muchachos, los secuestra y los obliga a declarar en contra de sus acciones. Pero sabemos que están ahí amenazados de muerte o sus familias”, añadió la presidenta de Asvena. Es por este motivo que animó a todo venezolano y venezolana a salir mañana a las calles de Bilbao, y a las de Pamplona el próximo 15 de agosto, para “visibilizar la verdad de lo que está pasando en Venezuela. Es el momento de estar unidos y trabajar mucho”, remarcó.

Isabela (i) y Mía Avendaño Rodríguez, hijas de Isamar Rodríguez, con gorras y un cartel en recuerdo de Venezuela.

Desunión

“Yo creo que el daño más grande que se le ha hecho a Venezuela ha sido anular las diferencias y la riqueza del poder ser diferentes, con criterios distintos, y poder reconocernos”. Esta es una de las reflexiones que está rondando la cabeza de Saraí Pérez Aquerreta durante los últimos días. La caraqueña de 50 años vino a Pamplona hace cinco a raíz de un suceso que aún le “eriza la piel” cada vez que lo recuerda. Allí ejercía como psicóloga forense en la Fiscalía General de Venezuela, en la unidad contra la vulneración de derecho fundamentales, que era la encargada de investigar, buscar y castigar las violaciones a los derechos humanos ejercidas por los cuerpos de seguridad, los funcionarios, etc.

En abril de 2019, durante unas investigaciones acerca de delitos de odio, “donde los delincuentes eran muy altos funcionarios el Estado”, Pérez ya sentía que el nuevo fiscal que habían nombrado le iba a “pedir que cambiara o anulara las experticias que estaba haciendo, que iban a tener repercusiones importantes”. Esa misma tarde recibió una llamada de teléfono en el que le “describían a la perfección” dónde estaban sus tres hijos. “Fue horrible porque yo sé lo que hacen, porque lo vi. Yo comprendía la dimensión de lo que esa llamada significaba”. Y de esta manera, sin decir nada a nadie, emigró a Pamplona en mayo bajo el pretexto de buscar “nuevas oportunidades”.

La venezolana apuntó que, a pesar de tener “mucha información, nunca había hablado. Hasta este domingo”. En este sentido, reconoció que nunca se había imaginado que Nicolás Maduro “fuera capaz de decirle al mundo ‘Soy un dictador’, porque eso es lo que hizo al desconocer el voto de un pueblo”.

Este contexto ha creado en el país una escalada de la violencia “aterradora”, a ojos de Pérez, donde aseguró que su padre y muchos otros venezolanos viven creyendo “que si Edmundo González llegaba al Gobierno los iban a matar por ser del Gobierno anterior. Y él está convencido de eso”.

Sin embargo, la venezolana de 68 años Mireya Blanco apuntó que “el discurso de la oposición, de Edmundo y María Corina Machado, siempre ha hablado de la reconciliación. Por parte el Gobierno no iba a haber persecución, por el hecho político de ser opositores”. Blanco, nacida en el estado de Zúlia y vecina de Zizur desde hace 28 años, coincidió con Pérez al afirmar lo mucho que esta situación ha “marcado y roto relaciones y familias”. Porque, como remarcó la caraqueña, “están separándonos y rompiéndonos como personas y como país. Y por eso tienen tanto poder, porque han destruido la posibilidad de unión desde el respeto”.

Una nueva vida

Para Isamar Rodríguez, “lo triste es que nuestra cultura se caracteriza por ser tan amigable, familiar y alegre”. Nació en Mérida hace 32 años y, al igual que Pérez, también se vio obligada a emigrar a Pamplona cuando les atracaron a ella y a su exmarido, al que “casi le cortan un dedo para quitarle el anillo de matrimonio”. En este suceso también les robaron información que temían que pudieran utilizar para extorsionarles y pedirles dinero. Llegó a Navarra con 22 años, una tierra con la que estará “siempre agradecida” porque le ha “abierto las puertas” y “ha sido demasiado solidaria”. Sin embargo, y aunque ya se ha vuelto “medio navarrica”, reconoció que su “corazón es venezolano”.

“Aquí, donde estoy, lo tengo todo; pero donde yo pertenezco y quisiera estar, no tengo nada”. Navarra ha visto nacer a sus dos hijas, Isabela y Mía, de 7 y 4 años respectivamente, y les ha ofrecido una “calidad de vida y tranquilidad” imposible en Venezuela. Aún así, Rodríguez sigue cuestionándose si volvería a Mérida o no si la situación mejorara para que sus “hijas crezcan viendo a su abuelo, y no por videollamada”. Blanco mostró su decisión por no querer volver a Venezuela tras casi tres décadas en Zizur, aunque estaría “feliz de ir si hubiera más seguridad”.

Sin embargo, Rodríguez no ocultó su preocupación al asegurar que le “están robando a Venezuela la última esperanza que tenía, que eran estas elecciones”. Unos comicios que están generando “ansiedad constante” en ella y muchos de los venezolanos que viven la “situación horrorosa” desde fuera del país, que se ven obligados a “continuar como si nada” mientras su “mundo se está cayendo a pedazos”.