A la espera de que la Gendarmería redacte su informe definitivo, en el que se detallarán las circunstancias en las que fallecieron los dos alpinistas guipuzcoanos, un primer avance de lo ocurrido ha permitido conocer que el grupo de montañeros realizaba un rápel por la cara norte de esta cumbre del macizo del Mont Blanc, por encima del corredor Gervasutti.

El accidente se produjo a primera de la tarde del miércoles, cuando la cordada de la que formaban parte los alpinistas cayó desde una altura de unos 100 metros. El informe de la Gendarmería y el testimonio del tercer alpinista que resultó ileso, que trata de recuperarse del shock tras la traumática experiencia, se antojan cruciales para conocer los detalles de un siniestro que se produjo tras soltarse la cuerda que les sujetaba, como consecuencia del “desprendimiento de un espolón rocoso”.

Una tragedia que se produce apenas dos semanas después de otra similar ocurrida en el mismo lugar, el 5 de agosto de 2024, cuando una avalancha provocada por la caída de un serac -bloque de hielo y nieve- en la cara norte del Mont Blanc du Tacul costó la vida a un alpinista e hirió a cinco más, uno de ellos de gravedad. Este pico, que culmina a 4.248 metros, se ha vuelto tristemente famoso esta temporada. Los accidentes fatales se suceden.

“Lo más prudente es esperar a conocer la versión oficial. La ruta normal no es excesivamente difícil, pero es verdad que tiene peligros objetivos importantes, como caídas de hielo y de seracs. Estamos hablando de un glaciar bastante agrietado”, señala a este periódico el geógrafo y guía de alta montaña Ibai Rico. La investigación abierta trata de esclarecer en qué circunstancias se rompió el anclaje, con el telón de fondo de un calentamiento global que está acelerando la degradación de las paredes rocosas y que cada vez hace más inestables las formaciones heladas.

"Peligros impredecibles"

Así, este destino tan popular para los montañeros parece encerrar cada vez “más peligros impredecibles”, según pone de manifiesto la secuencia de accidentes de las últimas semanas. El Mont Blanc, con sus imponentes 4.809 metros de altura, es la montaña más alta de la cadena de los Alpes. Esta colosal elevación atrae cada año a miles de alpinistas y amantes de la naturaleza que buscan desafiar sus cumbres nevadas, y en la medida en que aumentan la expediciones, también lo hace la posibilidad de que ocurran accidentes.

Más aún teniendo en cuenta que el Mont Blanc, símbolo del montañismo en Europa, está viendo cambiar rápidamente sus condiciones. La creciente inestabilidad del terreno, acentuada por los recientes derrumbes y avalanchas, exige a los montañeros máxima precaución “ya que las estaciones que alguna vez fueron propicias para estas actividades se están volviendo cada vez más peligrosas”, según señala un guía de montaña consultado.

Aunque este año las condiciones han sido bastante buenas, “cada vez se adelanta más la temporada, y las expediciones que antes se podían hacer cómodamente en julio y agosto entrañan ahora más riesgos, lo que ha provocado que durante este último mes haya quien ha preferido dejar de trabajar en el Mont Blanc”, señala.

Rico añade que los glaciares se están “retrayendo” y en algunos casos “desestabilizando”. El aumento de las avalanchas de roca se produce en los últimos años por la degradación del permafrost, la capa de suelo permanentemente congelada que se extiende bajo la superficie de la Tierra, principalmente, en las regiones altas del hemisferio norte. Y también en las altas montañas. Ha de permanecer congelada durante al menos dos años consecutivos. Cuando se funde esa capa helada la roca -como viene ocurriendo con el cambio climático- deja de tener sustento, lo que explica tantos desprendimientos.

Es lo que está ocurriendo en las últimas décadas y años debido a las sucesivas olas de calor”, aunque las fuentes consultadas creen que es aventurado relacionar el fatal accidente con el cambio climático, “porque en la montaña las cosas pasan -como sucedió el miércoles con los dos alpinistas guipuzcoanos cerca de la cumbre de Tacul-, y desgraciadamente, continuarán ocurriendo”. Resbalones, tormentas imprevistas y otros accidentes han provocado que, a lo largo de los últimos años, las muertes en el Mont-Blanc se cuenten por decenas. Los fallecimientos de dos alpinistas guipuzcoanos se produjeron el mismo día en que otra pareja de montañeros, de nacionalidad francesa, también perdió la vida en otra expedición en los Alpes.