Joaquín Lobo se deshace en elogios cuando se le pregunta por la UCI del Hospital Universitario de Navarra (HUN). “Es una unidad puntera, hay que estar orgullosos de lo que tenemos”, sostiene este médico intensivista que hoy y mañana preside el Comité Organizador Local del encuentro que la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) organiza en Pamplona y al que van a acudir más de 370 profesionales.

El objetivo del congreso es poner en común las últimas novedades sobre el manejo de la sepsis en pacientes críticos, una afección poco conocida pero con una alta mortalidad, que no se consigue rebajar, principalmente, por el aumento de bacterias multirresistentes.

Quizá la sepsis no sea una patología muy conocida, pero la realidad es que está detrás de un número importante de muertes, ¿no?

–En los pacientes que ingresan en UCI con sepsis la mortalidad se sitúa entre el 20% y el 50%. Hay gente que no se deja de sorprender de que en el siglo XXI haya personas que sigan muriendo por una neumonía, una infección de orina o una meningitis, pero es una realidad.

Y esa mortalidad de la sepsis está en parte ligada al fenómeno de las bacterias multirresistentes, que no dejan de aumentar...

–Claro. Se estima que para 2050 la mortalidad por gérmenes multirresistentes –aquellos a los que no les afectan los antibióticos– va a ser la primera a nivel mundial. Ese 2050 se nos va a adelantar, porque según un reciente estudio de The Lancet en 2020 las bacterias multirresistentes estuvieron detrás de 10 millones de muertes, más que el cáncer. La resistencia es un problema crítico que teníamos, tenemos y tendremos, porque se usa mucho antibiótico, a veces no de forma correcta y se generan resistencias. Y si tengo un organismo resistente a los antibióticos, por mucho que quiera hacer otras cosas, la solución para el paciente es complicada.

Se habla de que es una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel mundial...

–Así es. Se estiman que va a ser un problema para la salud mundial en pocos años. Pero no solo a nivel sanitario: también va a tener una repercusión negativa en el PIB, porque que haya más bacterias multirresistentes significa que va a haber más ingresos hospitalarios, más ingresos en UCI y más fallecidos y eso implica un mayor gasto sanitario.

¿Hay pacientes que antes se podrían curar y ahora no por culpa de estas bacterias multirresistentes?

–Bueno, la realidad es que la mortalidad por sepsis ha ido bajando. Tuvo un descenso espectacular con la entrada de la antibioterapia, pero luego nos hemos estado estancado a pesar de tener buenos antibióticos. No crece pero no conseguimos bajarla como ocurre en otras enfermedades y una de las razones es esta. Pero sí, las bacterias multirresistentes provocan muchas muertes.

Parece como si las bacterias tuvieran la inteligencia de cambiar para sobrevivir...

–No es inteligencia, es supervivencia pura y dura. Son células que mutan y adquieren mecanismos de resistencia. No hay que olvidar que las bacterias llevan muchos millones de años más que nosotros en este mundo y han sobrevivido a todo y sobrevivirán... Su capacidad de adaptación es mucho más alta que la nuestra.

Si un paciente tiene una infección provocada por bacterias multirresistentes a los antibióticos, ¿cómo se actúa?

–Lo que solemos hacer es usar antibióticos de más espectro, aumentar la dosis y optimizarla bien. Eso sí, sabemos que si adquieres un microorganismo multirresistente tu mortalidad va a aumentar. No quiere decir que te vayas a morir por ello, puedes acabar falleciendo de otra cosa, pero tener una bacteria multirresistente te puede condicionar mucho..

Volviendo a la sepsis, ¿hay un perfil concreto de paciente?

–Se ha visto que hay más mortalidad en aquellos pacientes que son más frágiles: personas mayores, con enfermedades previas (diabetes, hipertensión, tumores, inmunodeficiencia, etc.) y recién nacidos. Pero es algo que le puede pasar a cualquiera, tenemos casos de personas jóvenes y sanas.

¿Y de qué depende que una persona desarrolle una sepsis?

–De varios factores: del microorganismo que provoca la infección, de iniciar un tratamiento antibiótico eficaz, del tiempo que pasa hasta que se pone este tratamiento y de la respuesta del propio paciente. Cada persona es distinta y no todos tenemos la misma inmunidad.

La detección precoz es fundamental claro...

–Sí, porque es una patología tiempo-dependiente. Por eso es importante el Código Sepsis, que ya funciona y ahora mismo estamos en fase de actualizarlo. El objetivo es que funcione como el Código Ictus o el Código Infarto. Al final se ha visto que la mortalidad en un shock séptico es directamente proporcional al tiempo que pasa hasta que se inicia un tratamiento antibiótico correcto: cuanto más se tarda, más aumenta el riesgo de mortalidad.

¿Ante qué síntomas hay que encender las alarmas?

–Los más habituales son fiebre, dificultad para respirar, taquicardia, un bajo nivel de conciencia o tensión baja. Pero a veces puede pasar desapercibido, sobre todo en personas mayores porque no suelen tener fiebre y a veces solo manifiestan estar más decaídos o mareados, no se le da importancia, y al final, lo que presentan realmente es un proceso infeccioso.

¿El ámbito hospitalario supone un riesgo añadido para la sepsis?

–Sí, porque ya solo por el hecho de estar ingresado tienes mayor riesgo de adquirir infecciones. En el caso de la UCI, para poder tratar a los pacientes, nosotros rompemos muchas barreras naturales contra la infección de los pacientes: si ponemos un catéter venoso rompemos la piel; con una sonda para orinar rompemos también el mecanismo de defensa; si ponemos un tubo en la boca que llega hasta la tráquea se rompe la barrera... No obstante, hay muchos protocolos que se han puesto en marcha para disminuir las infecciones en nuestras UCIs, como todos los Proyectos Zero, que se pusieron en marcha desde el Ministerio y nuestra Sociedad. Nosotros, como muchas UCIs del país, nos hemos adscrito a todos ellos y hemos conseguido disminuir nuestras tasas.