Ya a mediados de diciembre, la sociedad aguarda con ansias unos días con mucha magia: la Navidad. En esta época, entran en juego los villancicos, un elemento muy presente y de enorme importancia en esos días. 

Pese a que existe un extenso repertorio de cantos navideños, en función de la región a la que hagamos referencia, tenemos un villancico universal que todos conocemos. ¿De cuál estamos hablando? Vamos a descubrirlo.

Música y tradición, todo en uno

El villancico más famoso en euskera es Olentzero. Esta canción narra la historia de un carbonero bonachón y generoso que lleva regalos a los niños la noche del 24 de diciembre. Personaje mítico del folklore euskaldun, une tradición y modernidad a partes iguales. 

La letra de este villancico describe a Olentzero bajando de las montañas para traer alegría y esperanza a los hogares. Su ritmo sencillo y pegadizo se ha convertido en un canto familiar que se escucha tanto en fiestas escolares como en todo tipo de eventos navideños.

Aunque las raíces exactas del villancico son difíciles de rastrear, se piensa que tiene orígenes en el siglo XIX. Su evolución refleja cómo las tradiciones populares se han adaptado a los nuevos tiempos y siguen perdurando a día de hoy.

Más que un personaje, un símbolo cultural

La figura de Olentzero es mucho más que un personaje de una canción navideña. Representa valores como la conexión con la naturaleza, el trabajo duro y la solidaridad, entre otros.

Uno de los factores que hacen de Olentzero el villancico más famoso en euskera es su capacidad para unir a las personas. Cada año, durante las festividades navideñas, se organizan desfiles en los pueblos y ciudades.

En ellos, niños y adultos cantan esta canción mientras acompañan a una figura de Olentzero. Estos eventos, llenos de alegría, atraen a miles de participantes y espectadores, en unas fechas en las que la ilusión y la felicidad envuelven el ambiente. 

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Olentzero y Mari Domingi llenan de ilusión Villava-Atarrabia Jon Urriza

¿Y Mari Domingi?

Mari Domingi es la contraparte femenina del Olentzero. Al igual que el personaje ya mencionado, esta figura lleva una vestimenta típica vasca, incluyendo falda, blusa y pañuelo en la cabeza. 

A pesar de que su origen es incierto, su historia se ha relacionado con la mitología vasca y los intentos de recuperar costumbres tradicionales frente a la influencia de otros externos como Papá Noel.

Mari Domingi suele aparecer en algunos villancicos, acompañada por Olentzero. De hecho, en diversos relatos, esta ayuda a preparar el camino para la llegada de Olentzero para que su misión de repartir regalos a los niños tenga éxito.