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El regalo de Reyes más solidario en el comedor social París 365: "He conocido gente aquí que considero mi familia"

El comedor social París 365, que atiende a unas 60 personas sin hogar todos los días del año, organizó ayer una comida especial para celebrar la llegada de los Reyes Magos

El regalo de Reyes más solidario en el comedor social París 365: "He conocido gente aquí que considero mi familia"Iñaki Porto

Los Reyes son ellos. Todos los días del año, los 365 días, ofrecen desayuno, comida y cena a las personas sin hogar que viven en Pamplona, y este lunes, día de Reyes, no iba a ser menos. Los comensales que visitaron el comedor social pudieron disfrutar de un menú especial para celebrar la llegada de los magos de Oriente. Desde hace 15 años, el comedor social París 365 de la calle San Lorenzo atiende a 60 personas cada día que se encuentran en situación de exclusión social y precariedad. Casi la mitad de ellos viven en la calle, la otra mitad comparte habitaciones minúsculas, sobreviven hacinados en bajeras sin cédula de habitabilidad o pernoctan en albergues.

“Esta iniciativa que nace en 2009, surge porque en Pamplona no había un servicio de alimentación para las familias que vivían en la calle”, asegura Miriam Gómez García, coordinadora de París 365. “Todos los días llenamos el comedor con 60 personas, las que caben”, ríe. “Desde hace unos años, la población mayoritaria que viene a recibir alimentos es de origen magrebí, pero nos viene gente de todos los lugares del mundo y de todas las edades”, apunta Gómez García. 

Todas las semanas cambia el menú, siempre guardando unos mínimos de variedad en la dieta y, de vez en cuando, añadiendo alguna receta especial para arrancar sonrisas en el comedor. Verdura, legumbre, pasta, carne, pescado... El objetivo es “hacerles sentir como si estuvieran en casa o en un comedor de restaurante normal”. Este lunes, día de Reyes, el menú cambió. Una ensalada campera para que no falte la verdura y los alimentos frescos. Para seguir, merluza, y para terminar, unas carrilleras al vino tinto. De postre, fruta o roscón. Samuel Vides Subiza, nacido en Abárzuza pero residente en Pamplona desde hace muchos años, es el más veterano de los voluntarios que sirven y calientan la comida para los comensales, con más de 3 años en el comedor social. “Los cocineros, que tienen su nómina, preparan todos los días la comida. Nosotros nos encargamos de calentarla y servírsela a la gente”, señala. “Los voluntarios nos repartimos los días, a mi me suele tocar los viernes. Todos ponemos nuestro granito de arena para poder ayudar a esta gente que vive en situaciones difíciles”, apunta el voluntario.

La relación con los comensales es siempre buena. “El ambiente que se genera en las mesas es siempre bueno, las personas que vienen aquí son muy agradecidas y nosotros nos acabamos relacionando con ellos y hasta echamos unas risas”, comenta Vides. El trabajo de los voluntarios es imprescindible e incansable. “Navidad, Año Nuevo, Reyes... Esos días que son para pasar con la familia también estamos aquí. El día de Navidad ponemos langostinos, paté... Damos ese toque festivo a las comidas para que la gente que viene aquí tenga algo que celebrar también”, afirma el voluntario más veterano de la plantilla.

El comedor social es el eje de la Asociación Gizaki Herritar que dirige Gómez García. Aunque la entidad organice otros proyectos de ayuda a personas en situación de vulnerabilidad, la base de su trabajo es dar un servicio de alimentación y vestimenta a las personas más necesitadas. “Lo hacemos desde el corazón, es importante entender que cualquiera podría estar en la situación de estas personas en algún momento”, señala la coordinadora. “Le debemos mucho a toda la gente que dona alimentos y a los voluntarios, que todos los días vienen aquí a colaborar con la causa. Debemos tener claro que la gente sin hogar no es únicamente la gente que vive y duerme en la calle, sino también aquella que no tiene un lugar digno para realizarse y vive en situación de precariedad”, añade. “Hay mucha gente que viene en una situación complicada, lo que provoca que sea aún más difícil su integración en los circuitos de protección, no sólo por la falta de recursos por parte del ayuntamiento y las autoridades, sino también por la Ley de Extranjería, que les impide, al ser personas en situación irregular, el acceso a los servicios más primarios”, asegura Gómez García.

La historia de Fethi Reguig, comensal habitual en París 365

Fetih Reguig, natural de Argelia, dejó atrás la familia y cruzó el estrecho en patera hasta llegar a Almería. Hace un año y dos meses, pisó por primera vez la península, pero en busca de un lugar que se pareciera a su ciudad natal, quiso viajar hacia el norte para volver a empezar. Desde Almería a Barcelona. De Barcelona a Zaragoza, y de la capital aragonesa a Pamplona. En sus primeros 25 días en la capital navarra, Reguig tuvo que dormir en la calle. Al principio dormía con dos amigos, pero acabó durmiendo sólo en condiciones pésimas. “En la calle se pasa mucho frío, el invierno en Pamplona es muy duro y tuve que sobrevivir a los meses de noviembre y diciembre como pude”, asegura el argelino.

Tras pasar por varios albergues pequeños, desde hace 6 meses duerme en un albergue más grande donde ha conocido mucha gente que considera su familia. “Tenía un negocio de entrenador personal. Siempre se me ha dado bien el deporte, daba clases en el gimnasio, preparación, crossfit... Ahora sigo trabajando en lo mismo aquí, quiero montar mi propio negocio y poder ayudar a la gente mejorando su físico”, asegura Reguig. Desde hace 9 meses, visita cada día el comedor social París 365. “El trabajo de los voluntarios y el ambiente que se crea lo es todo para mí, nos da fuerzas para continuar y luchar por nuestros sueños. He hecho muchos amigos que considero mi familia. A la mañana venimos a tomar el café y galletas, luego venimos a comer hacia las 13 horas, y la cena a las 20 horas”, apunta el argelino. Los voluntarios de París 365 arrancaron varias sonrisas este martes, día de Reyes. Las personas que visitan el comedor social como Fethi Reguig recibieron el mejor regalo de reyes que podían haber pedido: amistad, cariño y buenos alimentos.