La Universidad de Navarra ha iniciado un plan para la renaturalización del campus que conlleva la plantación de más de 800 ejemplares de especies autóctonas, respetuosas con la biodiversidad de la zona y adaptadas a las condiciones medioambientales del lugar. El proyecto ha considerado la zona de actuación (orientaciones, proximidad al río, características del suelo) a la hora de elegir las especies, con la finalidad de optimizar la supervivencia y crecimiento de los árboles plantados. La Universidad ha realizado distintos estudios y peritajes para conocer la situación de los árboles más antiguos y llevará a cabo en próximas fechas el apeo de ejemplares enfermos y con riesgo de caída por la inestabilidad de su estructura.
La naturalización será especialmente relevante en los espacios más próximos al río Sadar, donde se busca recuperar el entorno fluvial y la estructura de su vegetación. Esto permitirá controlar mejor la erosión en los taludes y proteger el campus de la Universidad frente a inundaciones, en los que la vegetación natural de ribera cumple una función reconocida. Otras de las acciones más significativas son la recuperación del bosque de la Comarca de Pamplona, que es un robledal peloso; y otra zona de recreación con otra especie característica de la Navarra más húmeda como es el haya.
Los primeros trabajos comenzaron en abril, con la plantación de 115 robles, 41 mostajos, 39 arces y 29 olmos en la zona más próxima al polideportivo de la Universidad, y se prolongarán hasta 2030.
La renaturalización del campus es un proyecto en el que la Universidad ha estado trabajando durante los últimos años. El documento ha sido elaborado por Ricardo Ibáñez, profesor titular de Botánica de la Facultad de Ciencias; Esperanza Marrodán, profesora de Teoría, Proyectos y Urbanismo de la Escuela de Arquitectura; Juan José Pons, catedrático de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras; y Enrique Baquero, profesor de Zoología y Ecología de la Facultad de Ciencias.
“El plan está diseñado por un equipo interdisciplinar integrado por biólogos y los responsables del servicio de Jardinería de la Universidad. El primer objetivo es que el río esté acompañado de la vegetación que le corresponde de manera natural con una mayor biodiversidad. En segundo lugar, se recrearán formaciones boscosas mucho más naturales que las propone un simple jardín, que aumentarán el valor paisajístico del campus”, expone el profesor Enrique Baquero, biólogo y uno de los autores del proyecto.
Seis áreas de actuación y ejemplares de 14 especies distintas
El plan establece seis áreas de actuación: dos zonas diferenciadas -zonas 1 y 2- junto a la ribera del río Sadar, donde se contempla la plantación de especies de arbustos y bandas de árboles como el aliso, el sauce blanco, el fresno, el avellano y el olmo.
La zona 3 contempla la recuperación del bosque autóctono de la cuenca de Pamplona, que se extiende en el terreno comprendido entre el aparcamiento del polideportivo hasta el límite del campus hacia el barrio de Azpilagaña, con la plantación de especies como el roble peloso, el arce, el olmo y el mostajo.
Con estas mismas características, la zona 4 plantea la renaturalización junto a los caminos de acceso al campus que discurren frente al Museo Universidad de Navarra, desde la rotonda de la calle Fuente del Hierro hasta la calle Esquíroz. Además, en las inmediaciones del Colegio Mayor Mendaur se prevé la plantación de boj, espino blanco, madreselva y ejemplares de pino silvestre. El plan aprovechará también para plantar ejemplares en el límite del campus frente al instituto Donapea, con roble peloso, arce y olmo.
La zona 5 se encuentra en el entorno más próximo al edificio Central y al Colegio Mayor Belagua, donde se pretende mantener la estética actual de la zona con la plantación de chopos negros —los que hay en la actualidad son chopos lombardos—.
Por último, la zona 6 se ubica próxima al límite del campus con Donapea, en la que se quiere recrear el bosque navarro de montaña con hayas y pinos.
Apeo de ejemplares enfermos
La Universidad ha realizado distintos estudios y peritajes para conocer la situación de los árboles más antiguos del campus. En total, se han contabilizado 431 árboles (chopos lombardos y booleanas) que presentan senescencia y están afectados por enfermedades —bacteriosis o infecciones por hongo, copas muertas o neoformación—, con inestabilidad en su estructura y peligro ante la caída de ramas. Los informes técnicos hablan de riesgo extremo e instan al apeo de estos árboles, dada la cercanía a instalaciones, tránsito de vehículos o peatones, más si cabe cuando se trata de ejemplares que superan en la mayoría de los casos los 20 metros de altura y dos toneladas de peso.
Los árboles que es necesario apear suponen el 7,5 % de los 5690 ejemplares de 173 especies con los que cuenta ahora la superficie. El apeo de estos ejemplares enfermos se realizará en varias fases desde este verano hasta el verano de 2030.
El campus como espacio para la docencia y la investigación
Incluida en este proyecto está la puesta en marcha del “Aula verde” del Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra. A través de esta iniciativa, se crearán paisajes zonificados con distintas especies para realizar actividades de educación ambiental con escolares. Además, se prevé la plantación de hileras de arbolado que proporcionen sombra en las principales entradas al campus y también la oportunidad de generar barreras visuales o sonoras en el perímetro del campus frente a los aparcamientos.
La plantación de esta cantidad de árboles en el campus de la Universidad contribuirá a la disminución del efecto isla de calor y a la eliminación de CO2 o de contaminación.
Por último, todas las plantaciones servirán como objeto de investigación. Para ello, se monitorizarán los árboles —que estarán identificados individualmente desde su nacimiento en vivero, y seguirán estando así en su ubicación final en el campus— para obtener datos de su supervivencia, velocidad de crecimiento y relación con los servicios ecosistémicos.
Con una extensión de 110 hectáreas, el 70 % de la superficie del campus de la Universidad son zonas de bosque, césped, jardines y superficies de absorción de agua. Cabe recordar que la Universidad ha recibido en siete ocasiones consecutivas el premio Green Flag Award, reconocimiento a su gestión ambiental y compromiso con la sostenibilidad, así como su conservación, mantenimiento y excelencia para recibir visitantes, al tratarse de un espacio abierto para disfrute de toda la ciudadanía.