Navarra espera un otoño con una “alta probabilidad” de que sea suave, aunque sin una “tendencia clara” en cuanto a las precipitaciones, después de registrar el tercer verano más cálido desde 1961. Pero, además, la llegada del otoño se produce en la Comunidad Foral con una caída abrupta de las reservas de agua después de una primavera extraordinaria en cuanto a precipitaciones (los embalses estaban por encima del 90% en mayo). Sin embargo, la etapa estival, con escasas precipitaciones a partir de julio, y seguramente la mayor demanda de suministro, ha repercutido en que los embalses se encuentran en un estado “crítico” tras la sequedad, con solo el 38,67% (el día 22) y con el 36% en la actualidad (a día 26), lo que supone 350 hectómetros cúbicos. “Estamos igualados a la media de los últimos 10 años”, dijo, tras lamentar que en la última semana “se han perdido 27 hectómetros cúbicos”. Yesa se encuentra al 22% con 96 hectómetros cúbicos, mientras que Itoiz guarda 195 hectómetros cúbicos y se enuentra al 46,8%.
Los datos de la sequedad del verano los ofreció ayer la delegada territorial de la Agencia Estatal de Meteorología en Navarra, Paloma Castro, en una rueda de prensa con motivo del cambio de estación de verano a otoño, que comenzó el 22 de septiembre y se prolongará hasta el 21 de diciembre. Habrá tres lunas llenas –7 de octubre, 5 de noviembre y 5 de diciembre– y el cambio de hora se producirá el 26 de octubre, cuando a las 3 horas serán las 2.
Según explicó, en cuanto a temperaturas se espera un otoño cálido, si bien en lo referente a las precipitaciones “no tenemos una tendencia clara”. “No podemos decir que vaya a llover más de lo normal”, ha dicho, tras añadir que “si llueve lo normal, serán unos 187 litros por metro cuadrado”. Para los meses de octubre, noviembre y diciembre, remarcó que “se mantiene la anomalía cálida” y una “cierta tendencia” a que sea “seco”. En cuanto al verano, se registraron “llamativas” anomalías de temperatura, de hasta dos grados, y dos olas de calor. En concreto, ha sido el tercer verano más cálido de toda la serie desde 1961. Solo ha sido superado por los años 2022 y 2003. En Navarra, la segunda ola de calor ha sido la más extensa, aunque “no tanto como en otros sitios”, por lo que “no hemos tenido un elevadísimo número de incendios” como en otras CCAA.
En cuanto a las precipitaciones, el porcentaje ha sido del 87%, y “la manera de llover ha sido curiosa, por encima de lo normal hasta el final de junio y por debajo de lo normal” después. En concreto, se han registrado 120 litros por metro cuadrado, que es “algo menos de lo normal”. El mes más llamativo ha sido junio, el segundo más cálido desde 1961 y con una anomalía de 3,6 grados. El resto de meses han sido más “anodinos”, con anomalías del 0,2% en julio, una cifra “normal”, y de 1,9% en agosto, en este caso “una anomalía más importante”.
También destacó las principales efemérides registradas durante la segunda ola de calor del pasado verano: el 11 agosto se registró una temperatura máxima de 41,4 grados, el 16 de agosto fue de 41,6 grados, y la mas elevada, de 42 grados, fue el 17 agosto. Sin embargo, ninguna de ellas “superó la efemérides histórica que para Pamplona se dio el 17 julio de 2022, con 42,6ºC”. Para los próximos días preve un “estancamiento” de las temperaturas mínimas, que serán frescas, si bien hoy aumentarán las máximas hasta los 25 grados para luego “volver a decaer”. No se esperan “grandes anomalías” en cuanto a precipitaciones y para la semana se espera “relativa estabilidad”.
Las temperaturas
Las anomalías térmicas del pasado trimestre respecto a las medias del periodo de referencia (1991-2020) tuvieron un valor promedio para toda Navarra de +2 grados y un carácter muy cálido. Junio fue muy cálido, julio fue normal y agosto también fue muy cálido. La distribución espacial de estas anomalías presenta valores entre +1,6 grados en Areso y Bardenas Reales y +2,8 grados en Isaba respecto a las normales climatológicas de referencia.
El dato
Este último verano se coloca tercero en el ranking de veranos más cálidos desde 1961 y 2022, este último el primero con +2,7 grados. El pasado verano se sitúa el número 23 entre los más secos desde el año 1961. En Pamplona, comentó Castro, la delegada de la Aemet, el verano fue “una estación muy cálida y seca, con un déficit por metro cuadrado de casi 25 litros. Se alcanzaron en la capital navarra temperaturas de 41,4 grados el 11 de agosto, de 41,6 el 16 de agosto y de 42 grados el 17 de agosto. El récord es de 42,6 grados el 17 de julio de 2022.