La historia de Antonio Framoso, un jubilado que lleva muerto 15 años y al que nadie había echado en falta ha ahora, ha puesto en el primer plano una realidad cruel de nuestra sociedad: la soledad. Este fenómeno afecta especialmente a la población mayor, aunque también a jóvenes y personas vulnerables.

“Los humanos somos seres sociales por naturaleza”, explica la psicóloga sanitaria María Sarah Salcedo. “Cuando los vínculos se debilitan, la persona puede sentir un vacío profundo que afecta a su autoestima, genera pensamientos negativos y disminuye la motivación para interactuar con los demás. La soledad no deseada se convierte así en un ciclo vicioso que deteriora progresivamente la salud mental y las habilidades sociales”.

La sociedad suele asociar la soledad con una experiencia negativa. En el caso de las personas mayores, esta aparece casi siempre retratada como una condena. Muchas personas evitan reconocer que se sienten solas, por vergüenza o miedo al juicio ajeno. Esa falta de visibilidad dificulta pedir ayuda y encontrar soluciones. De ahí la importancia de prevenir la soledad o detectarla a tiempo, antes de que se cronifique y se sume a otros problemas de salud, movilidad o depresión.

“Es fundamental fortalecer las habilidades sociales y realizar actividades en grupo”

María Sarah Salcedo - Psicólogo sanitaria

Un problema creciente

Euskal Herria no es ajena a una tendencia que se ha agudizado en los últimos años en el Estado español. Según el Barómetro de la Soledad no Deseada en el la CAV 2024, elaborado por Fundación ONCE y Fundación AXA, el 14,5% de la población adulta afirma sentirse sola en este momento, y un 12,1% sufre soledad crónica, con un sentimiento que se prolonga durante más de dos años en más del 80% de los casos. Aunque estas cifras son inferiores a la media nacional, reflejan un problema persistente que atraviesa edades, géneros y circunstancias de vida.

Entre los menores de 30 años, los datos también son preocupantes. La Encuesta de Salud de Euskadi de 2023 señala que el 7,3% de los jóvenes de 15 a 29 años se sienten solos siempre o a menudo. Este porcentaje ha crecido de forma notable respecto al recogido en 2018, que era del 1,6%. Además, un 10,2% de los menores no cuenta con alguien en quien confiar.

En Nafarroa, la situación es igualmente compleja. Más de 29.400 personas mayores de 65 años viven solas y se estima que, en poco más de una década, serán 10.000 más. El porcentaje de hogares unipersonales en este grupo de edad alcanza el 21,8%, con especial concentración en entornos urbanos como Iruñea y Tudela. Estudios de Cruz Roja y CCOO reflejan que la soledad se intensifica en personas en riesgo de pobreza, en aquellas con menos redes de apoyo, y en quienes presentan serios problemas de salud.

Celebración de Nagusilan con personas que viven en soledad. Nagusilan

Un problema creciente

Euskal Herria no es ajena a una tendencia que se ha agudizado en los últimos años en el Estado español. Según el Barómetro de la Soledad no Deseada en el la CAV 2024, elaborado por Fundación ONCE y Fundación AXA, el 14,5% de la población adulta afirma sentirse sola en este momento, y un 12,1% sufre soledad crónica, con un sentimiento que se prolonga durante más de dos años en más del 80% de los casos. Aunque estas cifras son inferiores a la media nacional, reflejan un problema persistente que atraviesa edades, géneros y circunstancias de vida.

Entre los menores de 30 años, los datos también son preocupantes. La Encuesta de Salud de Euskadi de 2023 señala que el 7,3% de los jóvenes de 15 a 29 años se sienten solos siempre o a menudo. Este porcentaje ha crecido de forma notable respecto al recogido en 2018, que era del 1,6%. Además, un 10,2% de los menores no cuenta con alguien en quien confiar.

"Participar en actividades grupales que fomenten el sentido de pertenencia, desarrollar una red de apoyo emocional, y practicar la autocompasión y reestructuración cognitiva"

María Sarah Salcedo - Psicóloga sanitaria

En Nafarroa, la situación es igualmente compleja. Más de 29.400 personas mayores de 65 años viven solas y se estima que, en poco más de una década, serán 10.000 más. El porcentaje de hogares unipersonales en este grupo de edad alcanza el 21,8%, con especial concentración en entornos urbanos como Iruñea y Tudela. Estudios de Cruz Roja y CCOO reflejan que la soledad se intensifica en personas en riesgo de pobreza, en aquellas con menos redes de apoyo, y en quienes presentan serios problemas de salud.

La soledad en cifras


CAV

En la CAV hay 300.150 hogares en los que solo vive una persona. Más de la mitad, 154.976 viviendas, se encuentran en Bizkaia, 97.030 están en Gipuzkoa y 48.144 en Araba. El 34,4% de los vascos ha sufrido soledad en algún momento de su vida. Esta es más frecuente entre mujeres (15,8%) que en hombres (13,1%). El 83,4% de las personas que sufren soledad llevan en esta situación más de 2 años. 

Nafarroa

La Comunidad Foral cuenta con 78.916 hogares unipersonales, lo que supone el 28,7 % del total de hogares —274.900 según el Instituto de Estadística de Navarra (Nastat).


Nagusilan

La organización está presente en Euskal Herria, Madrid y Granada. Cuenta con 1.100 voluntarios, 879 voluntarios en la CAV. El 70% son mujeres. En total, atienden a más de 6.000 personas solas. Según Cruz Roja, que la cantidad de personas mayores que vivan solas podría llegar a las 40.000 en 2035.

Las personas que se sienten solas perciben que las relaciones que mantienen no son tan cercanas o suficientes como desearían. Esa experiencia puede crear angustia y ansiedad. Surge aquí la pregunta del millón. ¿Cómo se puede combatir la soledad no deseada? La psicóloga María Sarah Salcedo aporta algunas claves al respecto: “Hay que reconocer y aceptar nuestra experiencia emocional. Identificar los factores que la provocan, fortalecer las habilidades sociales, participar en actividades grupales que fomenten el sentido de pertenencia, desarrollar una red de apoyo emocional, y practicar la autocompasión y reestructuración cognitiva para modificar las tendencias de pensamiento como pueden ser de rechazo o inutilidad”.

Varias personas mayores disfrutan de uno de los 'comparciertos' ofrecidos por miembros de Nagusilan Nagusilan

La compañía, clave

Organizaciones como Nagusilan y Profesionales Solidarios juegan un papel fundamental. Gracias a los voluntarios acompañan a personas mayores en situación de soledad no deseada y promueven el envejecimiento activo.

En el caso de Nagusilan, llevan tres décadas desempeñando esta labor. “A veces basta con sentarte a su lado, compartir un rato y escuchar su historia. Porque cuando alguien te mira y te reconoce, deja de estar solo. Ese rato tiene un valor incalculable; es una fiesta para ellos”, apunta Txema Delgado, responsable de voluntariado en Bizkaia y miembro de la junta directiva.

Para visibilizar este problema, Nagusilan ha convocado el IV. Concurso de Relatos sobre la soledad, con el objetivo de promover la escritura y la lectura, así como sensibilizar a la ciudadanía sobre la soledad no deseada. Puede participar cualquier persona mayor de 60 años empadronada en la CAV o Nafarroa. Cada participante podrá presentar un máximo de dos trabajos (uno en la modalidad de euskera y otro en castellano), en la modalidad de narrativa o testimonio autobiográfico. El plazo de entrega de los trabajos finalizará el 14 de noviembre de 2025 a las 00:00 horas.

“A veces basta con sentarte a su lado, compartir un rato y escuchar su historia. Porque cuando alguien te mira y te reconoce, deja de estar solo"

Txema Delgado - Miembro de la junta directiva de Nagusilan

Desde la asociación llevan a cabo diferentes actividades para intentar que estas personas se sientan acompañadas. Una de las que más exitosas son los ‘comparciertos’, algo que va más allá del simple concierto. Se trata de compartir a través de la música. Delgado recuerda emocionado el caso de una mujer que llevaba ocho meses sin hablar y que, al oír una canción, rompió a llorar y dijo: “Esa era la canción preferida de mi marido”. “Fue un milagro. La música la devolvió a la vida”.

Entre sus servicios destaca también el Hilo de Plata, un acompañamiento telefónico que brinda a las personas mayores en situación de soledad no deseada momentos de conversación cálida, cercana y reconfortante.

“No cuesta nada dedicar parte de tu tiempo a personas solas; para ellas significa mucho”

Javier Caro - Voluntario de Profesionales Solidarios

El papel de los voluntarios

Entre quienes dedican parte de su tiempo a combatir la soledad de las personas mayores está Javier Caro, voluntario de Profesionales Solidarios en Navarra. Comenzó tras la pandemia gracias a su hija. Todos los jueves por la tarde visita a un anciano en una residencia. Con el tiempo se han convertido en muy buenos amigos. “Si hace buen rato salimos al jardín, porque este hombre no camina mucho. Le pongo juegos de deducción, problemas lógicos, para que ejercite la mente y la mantenga despierta. Al final lo importante es que sienta que hay alguien que se interesa por él. Compartimos muchos momentos, y al final se crea un cariño verdadero”, manifiesta Javier.

Su experiencia en Profesionales Solidarios le ha cambiado la mirada sobre la vida y el tiempo. “No cuesta nada dedicar parte de tu tiempo a personas que no tienen familia y para ellos significa mucho. El día se hace muy largo en una residencia. Tu visita supone un estímulo. Para mí es realmente enriquecedor”.

Silvia Olguin (dcha.) disfruta de una comida junto a Ascensión Labarta (izqda.). S.O.

Historias de superación

María Ascensión Labarta es ciega y, aunque tiene familia, vive sola. Desde hace varios años cuenta con una amiga fiel. Se trata de Silvia Olguin, voluntaria de la fundación navarra Profesionales Solidarios. Cada semana, Silvia la visita para salir a caminar y compartir juntas un rato agradable. “Voy con mucha calma con ella. Estoy pendiente de los detalles: la hora de comer, el camino... todo”, explica Silvia.

A pesar su situación, Ascensión es una mujer llena de vida. En los dos últimos años ha viajado con Silvia a Peñíscola, Alicante y Valencia. «Cuando viajamos, no hago planes para mí. Estoy todo el tiempo con ella. Me gusta acompañarla porque me llena. Yo también aprendo mucho de ella”, reconoce Silvia.

"Es una satisfacción enorme colaborar con Profesionales Solidarios. Tengo paciencia, calma, y creo que eso ayuda"

Jubilada desde hace un tiempo, Silvia buscaba una forma de seguir siendo útil. “Uno de mis propósitos era hacer voluntariado. En Profesionales Solidarios encontré la oportunidad perfecta. Tengo paciencia, calma, y creo que eso ayuda. Para mí es una satisfacción enorme”.

Peruana de nacimiento y navarra de adopción, Malena reparte su tiempo entre dos residencias y la casa de una mujer que vive sola en Pamplona. No hay grandes gestos ni heroicidades. Solo compañía, escucha, presencia. “A veces me repiten la misma historia diez veces, pero da igual. Yo hago como que la oigo por primera vez. Lo importante es que se sientan escuchados”, cuenta.

Malena Narvarte (izqda.) se muestra feliz de compartir su tiempo con personas que están solas. M. N.

En sus visitas, Malena comparte paseos, cafés y confidencias. “Les encanta hablar de su niñez, de sus padres, de cómo era la vida antes”, dice. Escucharles, asegura, la ha cambiado: “Aprendo mucho de ellos. Me han enseñado lo que es la vida de verdad”.

Ahora se prepara para dar un paso más: acompañar a personas mayores en sus últimos días. “Es muy duro, claro, porque sabes que se van. Pero siento que quiero hacerlo. Estoy casi segura de que aunque ya no puedan hablar, sienten la presencia de alguien a su lado”, argumenta.

Quizá no haya un remedio universal contra la soledad, pero hay gestos —como los de Malena, Silvia, Javier o Txema— que la desarman poco a poco. Gestos que no hacen ruido, pero que sostienen el mundo.