La fiscal de sala coordinadora de Menores de la Fiscalía General del Estado, María Teresa Gisbert, ha advertido del salto "cualitativo" que se está produciendo en la violencia ejercida por menores contra menores, especialmente contra chicas.
Gisbert ha participado este jueves en el seminario sobre bandas juveniles violentas que se celebra estos días en la sede de la UNED en Gasteiz, organizado por colectivos policiales para analizar diferentes aspectos relacionados con el fenómeno de la delincuencia juvenil organizada.
La experta en materia de menores ha intervenido con un análisis más amplio que el de las meras bandas y, tras reconocer que cuantitativamente no ha aumentado la violencia ejercida por menores en el Estado, hay "una evidencia" que es que sí ha aumentado cualitativamente la que ejercen menores contra menores, especialmente contra niñas.
Ha explicado que la "radicalización" de los menores tiene mucho que ver con el uso de las redes sociales y especialmente con el consumo y abuso de la pornografía, y que por ello el Ministerio Público está trabajando con la Policía Nacional en Madrid en la elaboración de una guía sobre el riesgo de radicalización violenta entre los jóvenes.
Relaciones sin preservativo y de "sumisión"
La fiscal de menores ha especificado que cuando un menor comete un hecho delictivo contra la libertad sexual hay que analizar qué influencia ha tenido el consumo de la pornografía, que está haciendo que las relaciones entre niños y niñas de entre trece y catorce años haya cambiado "radicalmente".
Fundamentalmente los varones, más consumidores de porno, entienden que lo que ven es la "realidad" y quieren experimentarla y por eso en sus relaciones sexuales se niegan a usar preservativos o establecen unas relaciones de "sumisión y subordinación" de las chicas.
Gisbert ha lamentado que muchos menores tienen el "porno duro, con violencia", como su educación sexual y esto es algo sobre lo que la sociedad "no está haciendo las cosas bien", como cuando se acepta que la educación sexual en las aulas dependa de quién gobierne en cada comunidad autónoma. La coordinadora de menores de la Fiscalía General del Estado se ha referido a las bandas juveniles en las que se llega a banalizar el uso de la violencia que, en muchos casos, es extrema.
Gisbert ha recordado que la presencia de menores en este tipo de grupos "supone un riesgo" para ellos porque las actividades delictivas que comenten "inciden en su grado de madurez, en su evolución como personas", y además muchas veces ponen en riesgo sus vidas por las actividades que les encomiendan, como, por ejemplo, el 'petaqueo' (repostar) de las narcolanchas en alta mar.
La chicas "sirvientas de los varones"
También ha expresado su preocupación por el trato que reciben las mujeres en estas bandas juveniles en las que tienen un papel "muy distinto al de los hombres", ya que suelen estar solamente para "acompañar, para atender, para ser como sirvientas de los varones, que son los que establecen las reglas, las normas".
Ha señalado que las menores son sometidas muchas veces a agresiones sexuales y, a veces, a la obligación de tener relaciones con los altos jefes de las bandas, así como a la prohibición de tener relaciones con miembros de otras bandas.
Y todo esto ocurre porque, ha recordado, hay "una cosa que atrae a los jóvenes, por desgracia, que es que muchas veces sustituyen el ambiente familiar por lo que consideran su familia, que es la banda", a la que deben "devoción, obediencia y con las que cumplen unas normas que les llevan a unas situaciones de riesgo importantes".
La fiscal de menores ha citado también la persistencia de algunos problemas legales que a veces impiden poder dar la respuesta adecuada que los menores infractores "necesitan", como por ejemplo cuando la Fiscalía lleva reclamando desde hace años que se tipifique de una manera más concreta la pena del delito de tenencia ilícita de armas.