“A mi hijo le habéis abierto una puerta a la vida y para mí, como madre, eso significa un mundo”. Gema Olagüe es la madre de Aimar, un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que toca la batería en la Escuela Municipal de Música Luis Morondo de Barañáin. El próximo jueves 18 de diciembre, la agrupación celebrará la segunda edición del concierto solidario Música con Corazón, una iniciativa que recaudará fondos para la Asociación Navarra de Autismo (ANA).
Según ha explicado en la mañana de este lunes Alberto González, director de la escuela, “el proyecto nació por la vocación de unir música, comunidad y compromiso social”. A lo largo del recital –que tendrá lugar a las 18.30 horas en el Auditorio de Barañáin–, actuarán distintas agrupaciones de la escuela y se interpretará un amplio repertorio que incluirá música navideña, obras clásicas, modernas y bandas sonoras reconocidas. No obstante, el espectáculo más destacable lo conforma el pequeño grupo de niños de la asociación ANA que actuará junto con el alumnado de la escuela, una unión que representa “que la música es un lenguaje universal a través del que niños y niñas con perfiles distintos pueden crear juntos, expresarse y sentirse parte de un mismo proyecto”, ha expuesto González. El coste para acudir al concierto será de 5 euros y todos los beneficios irán destinados a la asociación ANA.
El autismo y la música
Gema Olagüe ha aprovechado para agradecer a la escuela la forma en la que recibió a su hijo Aimar, “una acogida imposible de explicar con palabras”. “Encontrar un lugar donde mi hijo con autismo pudiera desarrollar su pasión por la música ha sido un camino duro y frustrante. Esta escuela fue la única que se ofreció a hacerle una prueba y, a partir de ahí, la sensibilidad de su tutor, Dani Arias, ha transformado su vida”, ha reconocido. “Valoráis sus capacidades, y no sus dificultades, y creéis firmemente en su potencial”, ha agradecido.
Por su parte, Laura Carrasco, ha explicado que el autismo es un trastorno que afecta al desarrollo y a la forma de percibir al entorno de quienes lo padecen. "Hay que intentar que su vida siga una estructura lo más fácil posible porque ellos necesitan rutinas. No tienen toda la información a la que nosotros accedemos de manera intuitiva, fijándonos en gestos y señales del entorno. Ellos necesitan que todo sea muy explícito y claro", ha descrito.
En el ámbito artístico, "nos podemos encontrar un abanico de perfiles con una serie de dificultades o facilidades". Si bien algunas personas con TEA muestran un gusto especial por la música y habilidades como el oído absoluto, otras se inclinan más hacia las artes plásticas, por ejemplo. “Para formar a estas personas en aspectos musicales es necesario brindarles la información de manera clara, sin dobles sentidos, y ofrecerles un entorno sensorial cómodo y adaptado a cada una de ellas”, ha detallado. En conclusión, según Carrasco, "hay que enseñarles el lenguaje musical de forma práctica y asociar los signos al instrumento, respetando siempre los tiempos, los espacios, los entornos y las acústicas que les convienen".