Los diplomas que representan una oportunidad para empezar una nueva vida ya están en manos del alumnado que tanto ha trabajado para conseguirlos. Durante esta mañana, en el Palacio Baluarte, los estudiantes de los cursos de formación en hostelería y logística para jóvenes en situación de calle han recibido el certificado que les permitirá conseguir aquello que tanto anhelan desde que dejaron a su tierra y a su familia atrás, en busca de una vida mejor: regularizar su situación, conseguir los anhelados “papeles”. “Gracias a este diploma podré integrarme más en esta sociedad que tanto me gusta y que tantas ganas de estudiar y trabajar me transmite”, contaba uno de los alumnos, Abdelkrim Ouazib, de Argelia.

Este proyecto piloto, según ha explicado Carmen Maeztu, consejera de Derechos Sociales, “pretende abordar el fenómeno migratorio dando oportunidades a jóvenes migrantes para evitar que terminen en la exclusión social”. Tal y como ha apuntado Txema Mauleón, concejal de Acción Social, “tenemos que partir de la base de que estamos hablando de personas jóvenes que tienen toda la vida por delante y que han venido con todas las ganas del mundo”. Por eso, ha añadido, “no podemos tirar la toalla con nadie, pero menos con ellos porque, además, ayudarles no es solo una inversión para su futuro, sino también para la sociedad navarra y del conjunto estatal y europeo”.

Una respuesta integral

El proyecto responde, principalmente, a la necesidad de obtener un empleo que sustente un techo bajo el que vivir y una vida digna. Sin embargo, también atiende otros obstáculos con los que se encuentran las personas inmigrantes al aterrizar fuera de su país, como la barrera lingüística o las convalidaciones de estudios académicos. Seddan Dimli, de 34 años y natural de Argelia, ha recibido el diploma del curso de Operaciones Básicas de Restaurante y Bar. “Vine hace dos años y tuve que dormir en la calle. No tenía nada y no entender el idioma creó una barrera que no me permitía salir de esa situación”, cuenta.

Mientras, Nathaly Michelle Plua llegó de Ecuador hace dos años y seis meses para que su hijo de nueve años recibiera el trasplante de médula ósea que necesitaba. Al principio, el Gobierno de Ecuador costeó el tratamiento y amparó la nueva situación de la familia, pero al final, el procedimiento se alargó y Nathaly dejó de recibir esas ayudas. “Entonces, tuve que tocar puertas hasta que di con Cáritas, donde me ayudaron a costear el tratamiento y me presentaron este curso para trabajar en almacenes”. Ella, como muchos otros de sus compañeros, cuenta con formación universitaria en su país. Sin embargo, lamenta, “hasta que no regularice mi situación, no podré ejercer ni costearme la vida mientras se tramita la convalidación de mi grado en Recursos Humanos”.

La formación

“Hemos hecho muchos cafés, hemos cocinado, hemos decorado mesas estupendas, aprendido mucho vocabulario y pasado muchas horas juntos”, recordaba esta mañana con orgullo Elena Ochoa, personal docente de la formación de hostelería. En estos tiempos de dificultades, ha señalado Ochoa, “tenemos que estar satisfechos de haber podido brindar una oportunidad a estas personas de salir adelante en un país de idiomas y culturas diferentes a diferentes a los suyos”.

El proyecto –llevado a cabo por el Gobierno de Navarra, el Centro Navarro de Aprendizaje Integral, Cáritas Diocesana y el Ayuntamiento de Pamplona– presenta un modelo de acompañamiento basado en procesos personalizados, atención intensiva y cobertura de necesidades básicas, con el objetivo de facilitar itinerarios reales hacia la autonomía personal y la inclusión social. Se trata de una propuesta que incorpora formación, alojamiento y acompañamiento continuado. 

Durante el trimestre, esta treintena de jóvenes ha podido encontrar un futuro menos hostil, alejado de la calle y la exclusión social, mediante sesiones teóricas y prácticas para formarse de manera sólida en sectores de alta demanda de empleo. Tras pasar todo el curso junto a ellos, en un proyecto para el que el Gobierno de Navarra ha destinado 108.000 euros, Elena Ochoa ha concluido la entrega de diplomas afirmando que “querer es poder, y ellos, precisamente, quieren más que nadie”.