La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado de conformidad a seis meses de prisión por un delito de odio a un hombre de 50 años, nacido en Zaragoza y que trabaja como encargado de obra de una empresa constructora riojana. Dicho varón se dirigía de manera continuada a uno de los peones, de origen magrebí, con expresiones denigrantes como moro de mierda, puto moro o extranjero de mierda. Además, durante una obra que estaban realizando en Tierra Estella, el acusado amenazó al albañil por haberle comentado al jefe de la empresa lo que sucedía y llegó a empujarle en dos ocasiones. Ahora, tras aceptar la condena, además de la pena de cárcel tendrá que pagar 2.500 euros en concepto de indemnización y una multa por un delito leve de lesiones.

La Audiencia da por probado, tras la conformidad del procesado, que “en el contexto de su actividad laboral, han venido siendo reiteradas las ocasiones en las que el acusado movido por su rechazo a la condición de extranjero del peón , natural de Marruecos y el desprecio hacia su raza, se refería a éste con expresiones discriminatorias y humillantes tales como “moro de mierda, moro maricón, moro hijo puta vete a llamar al jefe y una retahíla de insultos semejantes. En ocasiones le generaba una gran intranquilidad diciéndole “voy a hacer que te despidan, te vas cagar, a ver quién aguanta más en la empresa, un moro o yo”.

Asimismo, y con idéntico ánimo, el acusado llamaba de forma injustificada de madrugada a la víctima , despertando a toda su familia, diciéndole “levántate a trabajar, no llegues tarde, moro mierda levántate a trabajar, moro asqueroso...”. Fruto de la presión generada por el acusado sobre el peón éste se mudó a vivir con su familia a Logroño, pese a lo cual, tanto las llamadas como los comentarios relativos a su raza y origen, continuaron.

Debido a que continuaba con dicha conducta, el 20 de julio de 2018 la víctima habló con su jefe y le comentó lo que estaba sucediendo.

El día 24 de julio, estando ambos en una obra en Tierra Estella, el albañil pidió el paso al acusado por un andamio que era estrecho, y éste, movido por su animadversión le dijo, “moro de mierda, te esperas, hijo puta llama al jefe si tienes algún problema, vuelve a quejarte al jefe, cabrón”; comentario en clara referencia a que había hablado cuatro días antes con el responsable de la constructora. En un momento dado, el acusado, con ánimo de amedrentar y atentar contra la integridad física de su compañero, el procesado le empujó con fuerza en el pecho mientras le decía “a mí me tienes que respetar”. Pese a que el albañil le pidió al encausado que no le empujara, éste lejos de deponer su actitud, volvió a empujarle e increparle, sin llegar a causarle lesión.

La sentencia finaliza que como consecuencia de los hechos del acusado, quien era consciente de la humillación que ello generaba a la víctima, haciéndolo incluso de delante de terceras personas, la víctima sufrió trastorno adaptativo ansioso-depresivo, precisando para su sanidad tratamiento médico, con 28 días de pérdida de calidad de vida moderada y 30 de perjuicio personal básico.