Las autoridades argentinas enviaron ayer lunes el certificado de fallecimiento de los dos montañeros vascos sorprendidos el jueves por una avalancha de nieve y piedras cuando descendían del pico Fitz Roy, en la Patagonia argentina. El lehendakari, Iñigo Urkullu, confirmó que se había “certificado médicamente la defunción de los dos desaparecidos”, el vizcaino Iker Bilbao y la guipuzcoana Amaia Agirre. En un encuentro organizado por DEIA en el Palacio Euskalduna de Bilbao, el lehendakari, Iñigo Urkullu, señaló que están a la espera de que de las autoridades argentinas realicen ahora todos los trámites correspondientes.

Según detalló Urkullu, recibió un mensaje de la secretaria de Acción Exterior del Gobierno vasco y de la delegada del Gobierno en Argentina comunicándole que ya se había “certificado médicamente” la defunción de ambos montañeros que, hasta el momento, estaban “dados por desaparecidos”. El lehendakari trasladó sus condolencias a las familias de los dos fallecidos, así como a la federación vasca de Montaña. Según explicó el presidente de la federación vasca de montaña, Zigor Egia, esperan que esos trámites en Argentina no se alarguen mucho en el tiempo para que las familias de Iker y Amaia “puedan poco a poco” iniciar el duelo por la pérdida de sus seres queridos. “Nosotros vamos a estar apoyándoles en lo que necesiten”, dijo y pidió que en estos momentos tan complicados se respeten a las familias de los dos alpinistas fallecidos en la Patagonia la semana pasada. “Llegados a este punto las familias necesitan tranquilidad. Es mucho dolor y sufrimiento y debemos respetarles, evitando caer en algunos casos en el amarillismo”, aseguró.

El grupo de rescate renunció en la jornada del sábado a la búsqueda de los cuerpos por el riesgo que representaba para el grupo de rescatadores. La decisión que tomó la comisión de auxilio del centro Andino El Charten no fue fácil, pero la complicada situación meteorológica de la zona en la que se encuentran Iker y Amaia dejaba pocas alternativas para poner en marcha un rescate. Las personas que forman parte de equipo son voluntarios, expertos en montaña y en terrenos complicados.

El comité de auxilio andino mantuvo una reunión el fin de semana en la que pusieron sobre la mesa todas las opciones, incluso barajaron la posibilidad de enviar a un equipo de rescatadores hasta la zona. Finalmente, ante el empeoramiento del tiempo tomaron la decisión de descartar esta posibilidad ya que “había pasado mucho tiempo del accidente”. El alpinista y experto en montaña Pedro Cifuentes se encuentra en la Patagonia y formó parte del equipo de rescate en el país andino. Según explicó en declaraciones a Radio Euskadi, suspender la búsqueda de los dos montañeros vascos fue una decisión muy difícil de tomar. Tal y cómo relató el experto alpinista, ascender hasta la zona en la que se descansan Iker y Amaia “suponía poner en riesgo otras vidas”, ya que la zona es de difícil acceso y está muy expuesta a “fuertes vientos”. La comisión de auxilio conoce la ubicación dónde se encuentran los dos alpinistas. El alud de nieve les arrastró a una grieta de 100 metros de longitud por 8 metros de ancho y unos 15 de profundidad. “Es una zona expuesta a caídas, a avalanchas, a constantes caídas de nieve, piedras y muy peligroso. Enviar a un equipo ahí en esa condiciones habría sido muy arriesgado y lamentablemente sin esperanzada de encontrar con vida a Iker y Amaia”, relató el montañero experto. Una avalancha de nieve y piedras en la montaña sepulta con el impacto, y el peso termina provocando la muerte, en la mayoría de los casos por ahogamiento al arrastrar a los montañeros bajo la nieve. “Los montañeros sabemos que puedes estar en esa situación 20 minutos, no más, por las bajas temperaturas y por la presión de la nieve”, declaró el viernes, el presidente de la Federación vasca de Montaña, Zigor Egia.

Josu Lizana, el tercer alpinista que formaba expedición junto a Amaia e Iker, logró sortear el alud y al comprobar que no podía hacer nada para ayudar a sus amigos tomó la decisión de iniciar el descenso para avisar de lo sucedido. El experto en montaña de Igorre tampoco lo tuvo fácil, su bajada hasta el pueblo se convirtió en una compleja aventura; solo y sin el equipo apropiado que perdió en el accidente, Linaza, tuvo que parar hasta en dos ocasiones.

El de Igorre, que se encuentra bien físicamente, pero “tocado anímicamente” continúa en la Patagonia a la espera de que el tiempo mejore para poder regresar a casa donde le esperan su familia y amigos.

El suceso

El accidente. La avalancha sorprendió a los tres jóvenes alpinistas cuando descendían del pico Fitz Roy. Solo el joven de Igorre pudo librar la tragedia.

Experimentados. Los tres alpinistas son montañeros experimentados que conocían bien la zona a la que se dirigía la expedición.

Eneko Pou: “Ni Iker Bilbao, ni Amaia Agirre ni Josu Linaza estaban allí por casualidad”

El mayor de los hermanos Pou tiene claro que ni Amaia Agirre, ni sus compañeros de expedición, el también desaparecido Iker Bilbao y el superviviente Josu Linaza, “estaban allí por casualidad”. Eneko habla sobre Amaia en estas líneas todavía en presente, pues la entrevista se realizó antes de que la Comisión de Auxilio del centro andino El Chaltén diera por finalizado el rescate.

No tiene que ser fácil de encajar una noticia como esta, teniendo en cuenta además que conocía personalmente a Amaia Agirre.

—Sí, es muy difícil de encajar. Amaia viene de estar en el equipo FEDME a nivel estatal, es una de las chavalas más fuertes del equipo y muy polivalente en todos los terrenos. Es una alpinista ya con mucha experiencia pese a su edad. Por ejemplo, el año pasado subió la Torre de Trango, que tiene 1.100 metros de escalada. La hicimos Iker y yo en 2005 en el proyecto 7 paredes, 7 continentes y es una pista muy fuerte. Seguimos teniendo muy pocas escaladoras y ella lo tiene un poco todo, ese nivel en todas las disciplinas que es muy difícil alcanzar para una persona de su edad, muy por encima de la media. Y sobre el escalador vizcaino, aunque no lo conozco personalmente, estamos hablando de lo mismo, de una persona joven pero muy experimentada.

¿Durante estos años han compartido escaladas con ella?

—Sí, conocemos a Amaia a través de Julen Berrueko [su pareja] que es uno de los alpinistas fuertes que tenemos en Araba. Hemos entrenado con Julen toda la vida en el mismo sitio, le hemos visto crecer y hacer cosas, y a través de él conocimos a Amaia. Hemos estado escalando con ella muchos días en Mallorca, hemos coincidido en Pirineos... La primera vez que escalé con Amaia me sorprendió mucho, en valentía y saber estar.

¿Qué puede contar concretamente del pico Fitz Roy?

—Está considerada una de las montañas más difíciles de la Tierra. Fue ascendida por primera vez en 1952. Se conseguía al mismo tiempo, o prácticamente en la misma época, que el Everest, cuando el Everest era otra cosa, cuando subir los ochomiles era una cosa totalmente diferente, cuando los sherpas no colaboraban en las ascensiones hasta la cumbre porque no tenían el nivel técnico y solo ayudaban hasta el campo base, y los alpinistas occidentales tenían que hacer la montaña entera. Y estamos hablando también de que fue ascendido por Guido Magnone y Lionel Terray, dos de los mejores alpinistas de todos los tiempos. Terray había participado justo antes, en 1950, en la primera ascensión al Annapurna, que fue el primer ochomil conquistado por el hombre. Es una montaña muy, muy complicada.

¿Y qué supone enfrentarse a ella en la actualidad?

—Ha pasado mucho tiempo y es verdad que el material ha avanzado mucho, que los alpinistas entrenan más y que la técnica ha mejorado también mucho. Y, sobre todo, tenemos partes meteorológicos a través de internet que no teníamos hasta 2006, aproximadamente, que es cuando nosotros llegamos por primera vez al Chaltén. Entonces no existían, y con ellos se ha mejorado mucho porque puedes tener y conocer una previsión de uno, dos o tres días de buen tiempo. Las cosas han cambiado, el Fitz Roy se hace con mucha más asiduidad, se escala mucho más, pero sigue siendo una montaña con muchísimo compromiso dada la dificultad de la ruta. Estamos hablando de rutas de 1.300 metros de envergadura que se escalan en el día. Son ascensiones de 24-28 horas, sin dormir, con dificultades muy grandes para la altitud de la que estamos hablando (3.405 metros). Tienes el hielo patagónico sur justo detrás y las ventanas de buen tiempo pueden ser de un día en un mes. Ni Iker ni Amaia ni Josu estaban allí por casualidad. Era gente que realmente podía estar allí.

Hablamos, pues, de una de las cimas ‘top’ a nivel mundial.

—Sí. El foco mediático hoy en día está puesto en el Himalaya, sobre todo. Pero la gente fuerte, la que realmente tiene mucho nivel técnico, se está moviendo en estos picos, fuera del Himalaya. En la Patagonia, en los Andes… Y es por una sencilla razón, porque el Himalaya empieza a ser más un tema para millonarios.

¿Por qué un accidente así, por un alud, en esta época tan temprana del verano austral?

—Deberíamos estar hablando de otra cosa, porque esta es la época adecuada para poder hacer estas montañas. Pero tenemos un cambio climático muy grande, también en estas altitudes. Cuando nosotros llegamos a la Patagonia era impensable bañarse en el río del pueblo, que está junto a la cuarta extensión de hielo más grande del mundo. Hay un cambio muy grande, lo que está haciendo que se multipliquen los accidentes por desprendimientos de roca y por avalanchas que antes casi no se daban. Ha sido una avalancha de las que suelen darse en la última época de nuestro invierno. Las llamamos avalanchas de primavera, que son lentas, pero que cuando te atrapan van con tanta cantidad de agua dentro de la nieve que es casi imposible huir de ellas.