Todos los especialistas en montaña conocen que la escupidera del Monte Perdido pasa por ser uno de los enclaves más peligrosos del Pirineo y donde más accidentes mortales se producen. La zona es especialmente delicada cuando hay nieve dura y hielo, puesto que puede provocar una caída.
El apodo que recibe dicha zona se debe a que en lugar de que la montaña te recoja hacia una caída tendida, lejos de ello existe un cortado donde te escupe hacia afuera y se produce una precipitación de en torno a unos 60 metros. Ahí ha perdido la vida este sábado un montañero de Sarriguren de 52 años.
Con él son 16 las personas que han fallecido en actividades deportivas en la naturaleza en lo que va de año, 14 por accidentes y otras dos por infartos. Se trata del cuarto montañero navarro que ha fallecido en 2023 en el Pirineo oscense. El 9 de julio murió un senderista tafallés, Luis Valencia, de 58 años, que se desplomó por un infarto cuando descendía del pico Gamueta, en Ansó.
En agosto perdieron la vida la joven de 30 años, Ainara Marizkurrena Sagaseta, vecina de Doneztebe, que se precipitó 400 metros en el pico Montferrat (3.219 m.), en Torla; y otro montañero, Juan Julián Pardo, de Sangüesa y de 52 años, también falleció al sufrir una caída de 100 metros cuando hacía en solitario la ruta hacia la Cresta de Llosás, en el Parque Natural Posets Maladeta. De esta forma, con la pérdida ayer del montañero de Sarriguren, son cuatro los navarros que han fallecido en el Pirineo oscense en los últimos cuatro meses.