La segunda entrega de la temporada de Lo de Évole comienza con el periodista recogiendo a Lolita Flores tras su función teatral de Poncia en Barcelona para mantener con la artista una larga e íntima conversación. En una cena en una terraza o paseando por la ciudad de su padre, Lolita repasa su vida y su carrera y desvela detalles desconocidos hasta ahora.
Desde el estrecho vínculo que tuvo siempre con su madre, la admiración por su padre o la relación con sus hermanos, hasta sus relaciones sentimentales, pasando por los problemas económicos que sufrió en el pasado aparecen en la conversación. No es lo único que revela sobre su intimidad. Habla sin tapujos sobre su vida sexual, su tolerancia (o no) a la infidelidad y las relaciones sentimentales con los hombres que más la han marcado.
Lolita admite lo difícil que fue ser una Flores, pertenecer a la que Évole se refiere como una “familia real” española por su exposición y tampoco ahorra detalles al recordar el brutal impacto de perder a su madre y a su hermano con tan pocos días de diferencia.