Bien podría decirse que la apuesta por La familia de la tele le ha durado a RTVE “menos que un merengue a la puerta de un colegio”. Lo que empezó como todo un acontecimiento el 5 de mayo termina después de continuas pérdidas de audiencia además de tantos cambios de horario y recortes de lo que fue su duración inicial que ya se había perdido la cuenta. 

Ya su principio fue accidentado, con el aplazamiento por dos veces del desfile que a bombo y platillo precedió al estreno oficial del programa. La primera por el fallecimiento del Papa Francisco y la segunda, todo un vaticinio de lo que estaba por venir, el apagón general del 28 de abril. 

Ya desde su estreno el magacín registró pobres datos de audiencia. Ni siquiera su primera entrega consiguió, aunque fuera por curiosidad, una cuota de pantalla que llegara a los dos dígitos. Y en su primera semana, día a día, las cifras fueron cada vez más bajas. Inmediatamente comenzaron los movimientos para tratar que la nave cogiera brío intentando aprovechar el tirón de las series Valle Salvaje y La promesa, pero nada funcionó. 

El 29 de mayo, el mismo día en que Pablo López, presidente de RTVE, afirmó en comparecencia parlamentaria tener “mucha paciencia con los programas” y que solamente lo retiraría cuando tuviera “el convencimiento de que no da más de sí”, La familia de la tele quedó por debajo del 6% de share y se tomó la decisión de cancelar su segundo tramo. 

Desde el 2 de junio pasó a emitirse solamente el tramo inicial, después del Telediario, pero los síntomas de recuperación siguieron sin llegar y empezaron los rumores de cancelación. Una semana después, el magacín fue superado en su misma franja por La 2 y la decisión de trasladar Malas Lenguas a La 1 comenzó a apuntalar el final del proyecto. Hasta que este lunes llegó la puntilla con un registro mínimo de poco más de 300.000 espectadores y un 4,3% de cuota.

Aluvión de críticas

La familia de la tele ha recibido todo tipo de críticas, muchas de ellas por reproducir el modelo de un programa como Sálvame con algunos de sus presentadores y colaboradores, como María Patiño y Kiko Matamoros.

Pero la más importante llegó desde la propia RTVE cuando su Consejo de Informativos criticó en un comunicado que el programa hubiera enviado a Roma a su reportera Marta Riesco a cubrir el cónclave para la elección del nuevo Papa. En él se afirmaba que “ni el tono ni la forma de este programa es lo que se espera de una televisión pública en un evento de esta importancia. Nuestros profesionales y nuestros espectadores merecen respeto”. Añadía que los profesionales de informativos llevaban días ofreciendo seriedad y rigor y urgía a la presidencia y al Consejo de Administración de RTVE a “actuar para que el programa La familia de la tele no merme la credibilidad de nuestros servicios informativos ni perjudique nuestra imagen de marca”.

Las críticas llegaron también desde el ámbito político o el sindical. CCOO calificó el programa de “fracaso” y destacó que RTVE “no puede permanecer ajena a la evolución de una sociedad en constante transformación”. En un duro comunicado hablaba incluso de “personajes ya quemados y caducos, que vivieron su momento de gloria, pero que hoy representan una etapa ya superada”.