¿Te imaginas disfrutar de arte y naturaleza salvaje mientras buceas? Ese es el objetivo que se planteó el artista británico Jason deCaires Taylor cuando creó el Museo Atlántico de Lanzarote, el primer museo submarino de toda Europa, que además de servir como atracción turística está ideado para incrementar la biomasa marina y facilitar la reproducción de las especies de las Islas Canarias.

Con más de 300 esculturas, este museo submarino se encuentra entre 12 y 14 metros de profundidad a en la Bahía de Las Coloradas de Lanzarote, un territorio declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, por lo que es perfectamente accesible para submarinistas y buceadores de todos los niveles.

El proyecto tiene una triple vertiente artística, medioambiental y social, y es que todas las piezas del conjunto escultórico están hechas de hormigón en PH neutro para ser respetuosos con las condiciones del entorno y servir como base y barrera artificial para generar sustratos que faciliten la protección y el cobijo de las especies. 

Los rostros de las figuras son moldes de los habitantes de la localidad. Turismo de Canarias

Una obra conservacionista e inquietante 

La obra de Taylor lleva implícita una reflexión sobre las relaciones de la humanidad con la naturaleza, al mismo tiempo que reivindica la necesidad de conservarla, y lo hace contribuyendo a que los propios organismos vivos se instalen y habiten en la superficie de sus obras. Así, con el paso del tiempo, las características fenotípicas de los modelos que escoge para sus piezas se transforman y cobran vida, pasando de una escultura inerte de hormigón a un arrecife artificial rebosante de vida. De esta manera, el autor británico pone de manifiesto cómo la intervención humana en el medio natural puede ser positiva y sostenible. 

Precisamente por esta mutación de lo inerte a lo vivo y representar escenas cotidianas que ocurren en tierra firme bajo el mar, su obra puede resultar enigmática e incluso algo inquietante.  

Asimismo, las esculturas representan figuras humanas en distintas situaciones que invitan a la reflexión sobre problemas sociales y humanitarios como la crisis migratoria o la relación entre el hombre y la naturaleza. En este sentido, el artista británico, que ha creado otros dos proyectos de estas características en las Antillas del Caribe y en la costa de Cancún (México), busca despertar cierta conciencia social en el buceador que visita las esculturas. 

Organismos vivos van dejando su rastro en las esculturas, que actúan como un arrecife artificial. Turismo de Canarias

De todas las figuras, quizá la más conocida es la ‘Balda de Lampedusa’, que plantea la tragedia de las migraciones marítimas y recrea la tragedia de la fragata francesa Medusa en la costa de Mauritania. Otro conjunto que destaca por su composición es ‘Los jolateros’, que lo forman un grupo de niños remando sobre las embarcaciones típicas de la isla, con rostros que expresan aburrimiento.

Aunque hubo varios destinos dispuestos a ejecutar la propuesta del artista (Australia, Oriente Medio y el Caribe), finalmente el proyecto se llevó a cabo en territorio canario por su maravillosa topografía subácuática, que debe su riqueza a la originalidad de su suelo volcánico y a unas aguas de extrema transparencia que permiten tener visibilidad hasta 40 metros de profundidad.

El conjunto escultórico 'La balsa de Lampedusa'. Turismo de Canarias