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Lleida, donde el verano deja huella

El Pirineo y las Tierras de Lleida tienen la respuesta a todo lo que se busca para disfrutar de unas vacaciones inolvidables. Los parajes agrestes de sus montañas, las aguas cristalinas de los lagos en los que refrescarse, el sabor de su gastronomía y el valor de sus tradiciones componen allí un mosaico de experiencias sin par.

Lleida, donde el verano deja huellaSergi Reboredo

Todo está dispuesto en Lleida para conectar con las emociones de quien visite esta tierra de contrastes. Variedad de experiencias para todos los gustos y todas las edades esperan al visitante. Perderse en sus espectaculares paisajes verdes, practicar deportes al aire libre, conocer el folclore, los pueblos, su patrimonio... y regalarse el paladar con los productos autóctonos son factores que suman atractivos a la demarcación.

Los rayos del sol dan un brillo especial a los encantos del interior. El Pirineo y las Tierras de Lleida dan buena muestra de ello, forjando recuerdos con los cinco sentidos mientras van dejando una huella imborrable en la memoria.

Turismo familiar por l'Alta Ribagorça.

Paisajes para descubrir

Quienes huyen del bullicio de las grandes ciudades en sus días de ocio encontrarán en el Pirineo de Lleida un remanso de paz. Este inmenso escenario natural constituye todo un paraíso para desconectar de la rutina y recargarse de energía y aire puro. A este respecto, destacan por su espectacularidad espacios como el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, que este año celebra su 70 aniversario y es el único espacio natural de Catalunya que tiene esta distinción, o los parques naturales del Alt Pirineu y del Cadí-Moixeró.

Asimismo, en las Tierras de Lleida se pueden descubrir parajes con un encanto singular como el Estany d’Ivars i Vila-sana o los secanos de Mas de Melons, uno de los espacios naturales más representativos de los ambientes agrícolas de secano, a caballo de las comarcas de Les Garrigues y el Segrià. Sin olvidar los bucólicos rincones que ofrece la confluencia entre los ríos Segre y Cinca.

También las noches estivales tienen un encanto especial en la demarcación. Y ello porque el cielo del Parque Nacional o de la zona del Montsec son espacios privilegiados para observar las estrellas. De hecho, cuentan con el sello Starlight.

El Estany d’Ivars i Vila-sana, un remanso de paz en el Pla D'Urgell.

Con todo, para dejarse seducir por las mejores vistas de la Cerdanya, la comarca ha puesto en marcha un proyecto dirigido a poner en valor los paisajes y su observación desde 20 miradores.

Los espíritus intrépidos que gustan de aventuras al aire libre y en contacto con la naturaleza tienen ante sí una amplia oferta de turismo activo, de la mano de 279 empresas que ofrecen actividades de tierra, agua y aire en el Pirineo y las Tierras de Lleida. Desde el rafting por los ríos Noguera Pallaresa, Noguera Ribagorçana, Segre y Garona al parapente en Àger o en Organyà y el senderismo para todos los niveles, pasando por las rutas de BTT, gravel y carretera en las que descubrir nuevos paraísos a golpe de pedal.

Parapente en La Val d'Ager.

Tradiciones vivas

El verano es igualmente un tiempo perfecto para darse un baño cultural. Para ello basta con sumergirse en las calles de los pueblos, convertidas en escenario de festivales de música y de festejos populares tan arraigados como las bajadas de fallas, reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que se han celebrado al principio del verano en el Pallars Sobirà, la Alta Ribagorça, el Pallars Jussà, la Val d’Aran y el Alt Urgell.

Ya a simple vista, salpican la geografía de la demarcación numerosas joyas patrimoniales, como las iglesias románicas de La Vall de Boí, declaradas Patrimonio de la Humanidad, la imponente Seu Vella de Lleida ciudad, el poblado ibérico de Els Vilars de Arbeca, los castillos de la Segarra y del Urgell, el santuario del Miracle de Riner o el conjunto rupestre de El Cogul, que también es Patrimonio de la Humanidad.

La demarcación contiene numerosas joyas patrimoniales, como las iglesias románicas de La Vall de Boí, la Seu Vella de Lleida o los castillos de la Segarra y del Urgell

Para ahondar en el conocimiento artístico, el nuevo MoreraMuseo de Arte Moderno y Contemporáneo, cuya actual sede se estrenó el año pasado, es cita obligada en la ciudad de Lleida. Exhibe una importante colección de pintura, escultura, arquitectura, dibujo y artes de la estampación. Asimismo, alberga piezas de diseño gráfico y publicitario, fotografía, vídeo y otros medios audiovisuales.

Una vez en la capital, la visita se puede complementar con un viaje al pasado a bordo del Tren dels Llacs, que conecta las Tierras de Lleida con el Pirineo en un convoy histórico y ofrece algunas de las mejores vistas del territorio.

Viaje al pasado a bordo del tren dels Llacs.

Sabores con identidad propia

Si los sabores son claves para definir un territorio, en Lleida el verano es generoso regalando al paladar colores y aromas en cada mercado y en los establecimientos hosteleros que apuestan por los productos de proximidad.

El ingrediente gastronómico queda reflejado en recetas tradicionales como los caracoles, la coca de recapte o la cassola de tros, de los que dar buena cuenta en los numerosos restaurantes de pueblos y ciudades. O bien se pueden comprar directamente a los productores en los mercados.

El género de la tierra dice mucho del paisaje y de las personas que lo trabajan. Para comprobarlo, nada como degustar en este tiempo frutas como la pera o el melocotón, el aceite de oliva virgen extra, los quesos artesanos y, por supuesto, los vinos. Todos ellos dan fe de una fértil producción que halaga el sentido del gusto.

Raimat Natura en el Segrià.

En este sentido son propuestas para no perderse las de Oleoturismo de Lleida. El sabor de la tierra, que permiten degustar los mejores aceites y disfrutar de experiencias gastronómicas en los molinos, algunos de los cuales están adscritos a la D.O.P. Les Garrigues, la más antigua del Estado y que cumple 50 años. Por su parte, a las personas aficionadas a la enología, la Ruta del Vino de Lleida les facilitará saborear los vinos de la D.O. Costers del Segre y recorrer las bodegas con la copa en la mano.

Quedará así demostrado que el gusto es también una fuente de buenos recuerdos ligados a la tierra que dejarán huella en quien se acerque a vivirlos en primera persona.