Cuando se hundió el Titanic y el mundo despertó compungido ante tanto drama y tragedia, la prensa pronto buscó referentes entre los supervivientes. Una luz entre tanta oscuridad. Y pronto halló a la insumergible Molly Brown como paradigma de poderío femenino y personalidad inmortal. Mismos atributos, en diferente época, que bien pueden atribuirse en 2020 a la actriz en activo más longeva de Hollywood: la extraordinaria Betty White. La chica de oro que nos conquistó en los 80 y que ya cumplidas sus bodas de diamante para con el público y la profesión, en la que lo ha sido todo, encara la recta final de sus días con el mismo optimismo de siempre. Ese que se basa en "estar ocupada y no pasarse el día pensando en una misma". Para ella 98 es solo una cifra, y eso que envejecer en la meca del cine nunca ha sido fácil.

Pero White siempre ha sido mucha Betty. No ha parado desde 1949, cuando debutó en el programa Hollywood in Television, y poco tiempo después fundó su propia productora (Bandy Productions), con la que se convirtió, por cierto, en una de las primeras mujeres jefa en una industria absolutamente copada por hombres de mal carácter y físico rechoncho.

También ha participado en series como Life with Elizabeth, The Mary Taylor Moore Show, Bones, o el éxito que le catapultó al inmediato estrellato mundial: Las chicas de oro. Como la entrañable Rose Nylund le vimos desde 1985 hasta 1992, siempre junto a sus inseparables Blanche Devereaux (Rue McClanahan), Dorothy Zbornak (Bea Arthur) y Sophia Petrillo (Estelle Getty).

"Sé que suena cursi, pero trato de ver el lado divertido y positivo de las cosas. Me aburren las personas que se quejan constantemente y nunca se dan caprichos. Privarte de tus comidas favoritas no es soportable ni divertido. En mi caso siempre acabo cediendo cuando se trata de vodka y un frankfurt", relataba hace bien poco a la prensa estadounidense.

Una exquisita filosofía de vida de quien, tras dos matrimonios fallidos, encontró "el amor verdadero" en 1961 junto a Allen Ludden, un viudo con tres hijos que participó en su concurso Password (Pasapalabra). La pasión les duró hasta 1981, cuando él murió de cáncer. Desde entonces, soltera por decisión (y devoción), el trabajo ha centrado su larga existencia. Y esas portentosas ganas de vivir que detalla cada día en Facebook e Instagram.