Es un tipo bocachanclas, sí. De carácter difícil y comportamientos excéntricos, también. Un millonario venido a más, celebrity incontestable de la televisión más vista del mundo. Además, capitanea desde el 20 de enero de 2017 la primera potencia socio-económica, pero lo más intrigante de todo es su tono de piel. Ese brillo siempre azafranado. Como si de una mezcla 2.0 de Espinete y Don Pimpón se tratara. Porque más allá de sus desafortunadas gestiones políticas, el cabello y la piel del presidente Donald Trump siempre han generado gran interés mediático.

Del primer misterio ya aclaró en su momento (durante una surrealista rueda de prensa) que todo era cien por cien real. Certificó ante los periodistas internacionales que no luce peluca, sino un carácter velloso. Pero de su tonalidad dermatológica ni mú, oye. Mutismo total durante lustros.

Todo esto se ha mantenido en la duda hasta ahora, eso sí, porque según un riguroso artículo periodístico publicado estas semanas por el diario The Washington Post, y no es broma, el líder republicano que ahora mismo se está jugando la reelección debe su particular color de piel "a una firma de cosmética". Concretamente, a una sencilla base de make up. Según recoge dicho diario, Trump usa el tono WPF06 Waterproof Foundation, de la firma suiza Bronx Colors, para mantener ese brillo marbellí muy de Lydia Lozano o del propio Julito Iglesias.

Y todo ello, atención, al módico coste de 14,90 euros, que es el precio del bote en cualquier supermercado de tipo medio. Porque aunque él sea multimillonario, y presuma y se regocije habitualmente de su fortuna, no le gusta despilfarrar los dólares en pinturas de primeras marcas. Eso sí, bronceados y esprays que tampoco falten.

Jason Kelly, que trabajó como maquillador en la Convención Republicana de 2016, ya cotilleó a la prensa que "la cabina de bronceado y el bronceado en espray" también son muy amigos del mandatario, aunque use "gafas para proteger los ojos". He aquí la muy probable explicación a tan nublada mirada de topillo.