El cine para Jorge Sanz, la eterna promesa española, ha sido como para Leticia Sabater el mundo de la música pop: una utopía que solo obtuvo resquicios de luz al principio de los tiempos. Cuando era joven, lozano y adolescente. Porque la carrera actual del actor madrileño brilla (desde hace lustros) por su ausencia. Basta con repasar aquel espejismo que en 2010 protagonizó para Canal+, ¿Qué fue de Jorge Sanz?, una miniserie de comedia con seis capítulos, creada por David Trueba y el propio Sanz, en la que el artista se interpreta a sí mismo en un mal momento profesional, económico y personal, basándose parcialmente en experiencias reales.

De hecho, años después (el pasado 2021) reconoció en varias entrevistas problemas económicos, y que Antonio Resines y Santiago Segura le habían mantenido en distintas épocas de su vida. Por ello, y por propia educación social y humana, resulta censurable e incomprensible ese desprecio que Jorge Sanz, y otros muchos amigos y amigas del gremio, han vertido durante décadas contra la televisión. Y mucho peor, contra los profesionales que trabajan (o trabajamos) en ella. Así lo constataba la pasada semana Torito mientras el citado artista era entrevistado por Jorge Javier en Sábado Deluxe.

El colaborador de Viva la vida, muy acertado, relató en sus redes sociales el siguiente mensaje: "Me encanta ver a Jorge Sanz en el Deluxe. Todavía recuerdo lo mal que me trató en un estreno de cine cuando quise entrevistarlo para Qué tiempo tan feliz y me llamó payaso y me dijo que no me daba una entrevista porque no le gustaba Telecinco". Debían de ser tiempos de abundancia y gloria en el cine, porque después, eso sí, se ha comido sus palabras con participaciones en formatos como Ven a cenar conmigo, El desafío, o el propio Sálvame. ¡Un poquito de por favor, Jorge Sanz!