La gastronomía sostenible es sinónimo de una cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo son cultivados, cómo llegan a los mercados y, finalmente, a los platos. Su objetivo es crear conciencia para adquirir nuevos hábitos alimenticios que contribuyan no sólo al bienestar de la población mundial, sino también a la protección y preservación de los recursos que provienen de la tierra, para vivir en un planeta más sostenible.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los principios en los que se basa la agricultura y la alimentación sostenible son cuatro.

· Mejorar la eficacia en el uso, conservación, protección y mejoramiento de los recursos naturales, como elemento clave para la sostenibilidad de la agricultura.

· Proteger y mejorar los medios de vida rurales para la equidad y el bienestar social.

· Reforzar la resiliencia de las personas, comunidades y ecosistemas para una agricultura sostenible.

· Aplicar mecanismos de gobernanza responsables y eficaces para la sostenibilidad de la alimentación y la agricultura.

El consumidor puede identificar un producto ecológico gracias al logotipo de la Unión Europea que aparece en el envase del producto, y el código numérico de la entidad de control de quien depende el operador responsable del producto. Además, debe reflejar los términos específicos de la producción ecológica. Este distintivo, que cumple 10 años, también facilita a los agricultores la comercialización de sus productos en todos los países de la UE.

Hay muchas pequeñas cosas que se pueden hacer para contribuir a una gastronomía sostenible y respetar el medio ambiente. Son cambios de hábitos o una forma nueva de consumir e incluso cocinar en casa.

1. Adquiere productos de temporada. Son más sanos, nutritivos y sabrosos, además de más baratos.

2. Compra productos locales, mejor que importados. Así ayudas a los productores locales y a la economía de tu comunidad.

3. Compra productos a granel y evita los envasados, en la medida de lo posible. Son más saludables aunque hay que tener cuidado con su caducidad.

4. Utiliza más vegetales en la preparación de las comidas y disminuye el consumo de carne. La dieta mediterránea es buena prueba de ello.

5. No desperdicies los alimentos, planificando tus compras y tus menús. Tener un menú establecido con anterioridad ayuda a organizar lo que se va a consumir durante el paso de los días y a tirar menos alimentos.

6. Reutiliza las semillas de las frutas y vegetales para elaborar tu propio huerto. Los huertos urbanos son buen ejemplo de ello.

7. No malgastes el agua que utilizas en la preparación de los alimentos ya que es un bien limitado. Tampoco la contamines con aceites u otras sustancias grasas.

8. Contribuye con el reciclaje, evitando adquirir productos con envases de plástico. Aquí se incluyen también los restos orgánicos, que deben ir al contenedor marrón, cuya presencia debe implementarse en toda España antes de enero de 2024.

9. Apuesta por lo ecológico, protegerás el medio ambiente y consumirás más sanamente. Un producto solo puede llevar el logotipo ecológico de la UE si contiene al menos un 95% de ingredientes ecológicos y si el 5% restante cumple unas condiciones estrictas, entre las que destaca que el mismo ingrediente no puede estar presente en forma ecológica y en forma no ecológica.