Su eclosión fue gracias al programa Vaya semanita, pero también ha participado en otras producciones, como en la serie Allí abajo, en el teatro o en el circo. Comenzó su carrera como payaso siendo adolescente, y aunque han pasado muchos años desde entonces, su payaso interno sigue ahí, ya que Iker es el payaso Poxpolo y el payaso Poxpolo es Iker. O eso dice él. Galartza no para de hacer reír a multitud de personas, ya sea en la tele, en el cine, en el teatro, o como estos dos últimos años, en el circo, un circo itinerante que despide temporada el próximo lunes en Ibarra (Gipuzkoa). El sueño de Iker Galartza era montar uno, hace tiempo que pensaba en ello y el dinero ahorrado durante años lo ha invertido en ese objetivo. Compró un par de altavoces, luego unos focos? hasta que hace pocos años encontró en internet una carpa de circo de segunda mano. Se fue a Luxemburgo a comprarla y ese fue el punto de inflexión en el camino para hacer realidad su sueño. Montó Gure Zirkua, el primer circo euskaldun itinerante, con el que el año pasado recorrió distintos pueblos de Euskal Herria y logró un gran éxito. Este año termina en unos días su segunda gira, no menos exitosa.

La segunda gira de Gure Zirkua ha durado seis meses y ha provocado miles de sonrisas. ¿Ahora toca un poco de descanso?

Sí, la verdad es que hemos estado en muchos pueblos y hemos trabajado mucho, incluso sintiendo algo de estrés, pero por encima de todo ha sido un gira llena de alegría. Ahora toca descansar un poco y luego volveremos a trabajar. En la segunda quincena de diciembre estamos ofreciendo en Ibarra algunas actuaciones. En casa. Ya terminamos la gira, pero el Ayuntamiento de Ibarra insistió y el que la sigue, la consigue, así que nos convenció para hacer algunas actuaciones circenses en torno a las navidades.

La de este año ha sido su segunda gira tras la del año pasado, que fue todo un éxito. ¿Se ha confirmado el proyecto?

Sí, nosotros pensábamos que estábamos trabajando bien y vimos que la gente tenía ganas de vernos, que le gustaba lo que hacíamos, así que solo teníamos que seguir con esto. Este año hemos continuado, hemos intentado corregir los errores del año pasado, y también nos ha ido bien. Sabemos que de nuevo hay cosas que se pueden mejorar y para el próximo año intentaremos hacerlo aún mejor.

¿El papel del payaso Poxpolo es, quizá, el papel de su vida?

La verdad es que no tengo ningún problema en hacer mañana mismo el papel de panadero, de profesor, de cura o de guardia civil, tanto en una película como en una serie, por ejemplo. Ahora bien, yo sé que soy Poxpolo y que siempre lo seré. Y también sé que Poxpolo puede ser panadero, profesor o cura. Y si hay que llevar el pan a casa puedo hacer cualquier otro trabajo fuera del mundo del espectáculo, y de hecho lo haré si es necesario, pero duermo tranquilo con esto: sé que Poxpolo soy yo y siendo Poxpolo se duerme bien.

¿Confunde a Poxpolo e Iker?

No, no los confundo porque son lo mismo. Se trata de guardarse detrás de una peluca verde o de camuflarse con una nariz roja, pero todo es uno. Poxpolo tiene mucho de Iker e Iker aprende mucho de Poxpolo y supera muchos complejos gracias a él. Poxpolo, por su parte, es feliz siendo como es. Algunos se tienen que pintar para hacer de payaso, tienen que pensar para hacer una mueca, pero lo importante es abrir el corazón y ser como eres. Eso sí, luego hay que hacer bien el trabajo, aprender el camino, preparar sketches y trabajar, porque sin trabajo no hay nada.

Muchos quisieran tener a alguien como usted en casa...

Sí, y en cambio nuestros hijos a veces se avergüenzan un poco. Lo importante es que los niños sepan que hay profesiones diferentes, que cada uno debe hacer lo que le gusta, y que haciendo lo que te gusta quizá no puedas vivir de ello toda la vida, pero sí que tendrás grandes satisfacciones. Hay que estar preparado para hacer cosas en la vida que no te gustan tanto, pero siempre debemos luchar, luchar por lo que te llena y por lo que te hace realmente feliz.

Sus niños igual se avergüenzan un poco, pero también participan con usted en el circo.

Sí, y no les queda otra. Imagínate, este año hemos tenido 138 actuaciones y ellos deben elegir: o se quedan en la caravana durante la actuación haciendo dibujos, o si no, ayudan al aitatxo. Y claro, prefieren ayudar al aitatxo. Yo pienso que es algo muy enriquecedor para ellos. En el futuro serán lo que quieran, quizá uno sea mecánico o médico, el otro profesor o electricista, pero ahora les toca convivir con el circo. Si quieren estar con el aitatxo, esto es lo que hay, y los que trabajamos aquí tenemos la suerte de que nuestras parejas y los niños pueden estar y están con nosotros formando parte del circo. A veces pueden cansarse un poco, pero también aprenden a trabajar en equipo y lo que es la disciplina. En resumen, aprenden lo que es la vida.

Al margen del futuro de los niños, ¿cómo ve Iker Galartza el suyo?

Pues no lo sé, eso es mucho pedir. A la gente le gusta tenerlo todo bien atado, incluso saber cómo se va a jubilar dentro de diez años. Yo no sé ni qué voy a hacer dentro de cuatro semanas. Ahora mismo solo sé que tenemos estas actuaciones con el circo en Ibarra. Muchas veces tratas de anticiparte a las cosas, pero luego te das cuenta de que lo realmente importante es ser feliz en el momento, y lo que tenga que venir ya vendrá. Nuestro trabajo tiene su punto de improvisación, y en la vida también improviso.

El futuro se lo tomará con humor, es de suponer.

Sí, claro, no puede ser de otra manera. Al fin y al cabo nosotros estamos en este mundo de paso. A veces pensamos que somos la leche, pero solo somos unos mamíferos en un mundo que está dando vueltas y vueltas. Afortunadamente podemos compartir sentimientos y seguiré así hasta que pueda, no me queda otra. Espero que sea durante mucho tiempo, pero si no, ya vendrán otros.

La pasada temporada su circo estuvo en muchos pueblos y ciudades, y este año ha visitado lugares distintos.

Sí, el año pasado fuimos nosotros en busca de los pueblos, pero este han sido los pueblos los que nos han llamado para que llevásemos allí el circo. Estamos contentos, además, porque hemos estado en Iparralde, en Gasteiz, y en Navarra hemos acudido a más pueblos que el año pasado, ofreciendo además más actuaciones.

¿Cuántos sitios han visitado?

Este año hemos recorrido doce localidades y hemos ofrecido un total de 138 actuaciones. 35.000 personas han visto nuestro espectáculo. Queríamos llegar al mayor número posible de sitios y lo hemos intentado, aunque no es fácil. En el futuro lo seguiremos intentando.

Son cifras elevadas...

Sí, la verdad es que sí. Han sido muchos meses, un montón de actuaciones y la respuesta de la gente ha sido maravillosa. Por eso estamos muy contentos.

Gure Zirkua ha hecho soñar a mucha gente...

Sí, nos hemos dado cuenta de que al público le gusta y sale contento. No hay ningún misterio, el público se ríe y conecta con lo que hacemos. Nosotros preparamos todo desde el corazón y eso llega a la gente; no hay más secreto. Suena fácil, pero a nosotros, la verdad, nos cuesta mucho trabajo. Los niños disfrutan, y sus padres y abuelos también, y eso es lo más importante.

Dentro de unos años ustedes recordarán, orgullosos, que fueron parte del primer circo vasco itinerante.

No, no, al fin y al cabo, en Euskal Herria mucha gente ha participado en el circo y ha trabajado durante años en diversas disciplinas y en diferentes lugares, como salas, iglesias, casas de cultura, en la calle? y nosotros les debemos todo el respeto y admiración, porque si hoy tenemos afición por el circo es porque hemos visto lo que otros han hecho y nos han metido el gusanillo. Lo único que hemos hecho distinto es llevar todo esto a una carpa y conseguir que sea itinerante, para ir de pueblo en pueblo con nuestro espectáculo.

Su trabajo tampoco ha comenzado ahora, viene de toda una vida.

Sí, sin duda, la gente que está aquí lleva muchos años trabajando. El mago, la contorsionista, la equilibrista, los músicos? Todos ellos llevan ya muchos años en lo suyo y tienen una larga trayectoria a sus espaldas. El trabajo viene de atrás, de años de experiencia, y en Gure Zirkua cada uno aporta la suya y su sabiduría. Y lo más importante es que todos, aunque llevamos mucho tiempo, todavía tenemos ganas de aprender, de experimentar y de hacer cosas nuevas.

Usted también, a pesar de ser joven, ya lleva un tiempo en la profesión.

Sí, bueno, je, je, yo me considero joven. No me verás colgado de una cuerda, pero quizá haga alguna voltereta? La verdad es que llevo unos cuantos años haciendo de payaso y además he trabajado en televisión, en cine, en teatro? He hecho muchas cosas, pero es que esto es lo mío. A veces tienes que hacer algunos trabajos porque no hay más remedio, pero cuando te toca hacer lo que te gusta, como es este caso, ¡adelante y que dure!

¿El humor siempre va con usted? ¿Lo lleva en las venas?

Yo creo que ser payaso no es solo pintarte la cara y salir a la pista; es una cuestión de actitud. Cada uno elige qué actitud tiene ante este mundo loco, y yo hace tiempo que aprendí a reírme de mí mismo y a decir las verdades, porque un payaso tiene que decir la verdad aunque a veces no nos guste. Yo veo niños diciendo la verdad con ingenuidad y haciendo travesuras, pero luego nos convertimos en adultos y esa ingenuidad y esas travesuras mueren. Otros intentamos mantenerlas y tener una actitud diferente ante este mundo. Es que hay pocas cosas más serias que ser payaso.

¿Desde pequeño tenía claro lo que quería ser?

Sí, yo tenía claro que me gustaba esto, aunque no sabía qué quería ser porque no sabía que podía ganarme el pan siendo un payaso. La sociedad nos lleva por unos caminos y nos dice lo que tenemos que hacer, por eso no es fácil hacer tu camino. Yo, afortunadamente, he tenido mucho apoyo en casa, mucha flexibilidad. Mis padres se decían: Deja que el niño sea lo que quiera ser. No hacer lo que quiera, porque hay unas normas, pero sí ser lo que quiera. Yo quería ser payaso y tengo que agradecerles la valentía que han tenido.

¿Cuándo empezó a ejercer de payaso?

De pequeño, cuando iba al circo con 5 o 6 años, ya me ponía la peluca. Tengo fotos así. A actuar empecé en la adolescencia, y mis primeras 500 pesetas las gané con 16 o 17 años.

Y poco después dio el salto a la televisión.

Sí, y ese salto fue gracias al trabajo de payaso. Por aquel entonces un director de televisión, un director de Goenkale, vino con sus hijos a ver una actuación mía y preguntó quién era el que estaba debajo de la peluca verde y quién preparaba los guiones. Luego se acercó a mí preguntándome si haría lo mismo en la tele, pero sin vestirme de payaso y sin peluca. Así empecé en Goenkale, y más tarde vinieron Vaya Semanita y el resto de programas.

Y desde entonces le hemos visto en televisión, teatro, cine, en el circo? ¿Qué medio le gusta más?

No puedo decir que me guste más esto o lo otro. Por ejemplo, cuando llevo seis meses seguidos en el circo y nos toca trabajar embarrados, bajo la lluvia, con viento, día sí y día también, muchas veces pienso que me encantaría estar en Euskal Telebista, al lado de la máquina de café, en el plató, o en la sala de maquillaje, pero bien calentito. Y también es verdad que cuando llevo dos meses en la tele necesito aire fresco y me doy cuenta de la pasión que siento hacia el circo y de lo feliz que me hace andar de aquí para allá.