Pudo ser un dueto histórico, una simbiosis musical irrepetible, una expresión artística milenaria, pero el encuentro se quedó (tristemente) en un simple "hola, ¿qué tal?". La tonadillera más famosa del mundo y el inolvidable 'rey del pop' coincidieron, años atrás, en la casa de Santa Mónica del ya desaparecido Juan Gabriel. Ambos eran vecinos, e Isabel Pantoja, siempre amiga de sus amigos, ensayaba una de las últimas composiciones del cantautor y productor mexicano.

Dicen quienes manejan el cotarro musical, los mandamases de las discográficas, que la máxima expresión artística, el top total en arte cantado, solo puede darse cuando dos grandes voces confluyen en una misma canción, cuando dos estrellas prestan su talento y disciplina, a partes iguales, para una misma composición.

Sean, o no, de gustos y estilos similares. Solo en ese momento la copla se torna eterna, perenne, inmortal. Y la música adquiere dimensiones universales. Algo, por cierto, que ha ocurrido muy pocas veces a lo largo de la historia, contadas con los dedos de ambas manos: Freddy Mercury y David Bowie, Olivia Newton y John Travolta, Johnny Cash y Bob Dylan, Frank y Nancy Sinatra... Y ya en el terreno más castizo, próximo y trivial, inolvidable el dueto que protagonizaron Mónica Naranjo y Rocío Jurado meses antes de morir esta última, el tantas veces interpretado No puedo quitar mis ojos de ti por Raphael y Alaska, o la fantasía sonora que entonaron para las Olimpiadas de 1992 Freddie Mercury y Montserrat Caballé con su épico Barcelona.

También existió la posibilidad real de una simbiosis, de una expresión artística milenaria, que pudo gestarse a principios de los 90 pero que al final no fue. Y ahora, treinta años después, el mundo acaba de enterarse. Se trata de esa que pudieron protagonizar, atención, Isabel Pantoja y el mismísimo Michael Jackson, el fallecido rey del pop, en las antípodas musicales, pero con un ponchis-ponchis que hubiese funcionado.

Porque ambos, según ha relatado la propia tonadillera en Idol Kids, coincidieron en la casa de Santa Mónica de su íntimo amigo Juan Gabriel, histórico hecho que tuvo lugar porque los dos artistas eran vecinos y se trataban. "Durante una de las muchas visitas que hice a su casa, Juan Gabriel me lo presentó un momento, nada más. Era superdelgadísimo", ha detallado Isabel.

Pero ni un Así fue, ni un Marinero de luces, ni un Se me enamora el alma... La Pantoja, entonces, no supo aprovechar su momento Thriller para embelesar al americano y marcarse un Michael Bublé. La historia, sin duda, hubiese sabido apreciar un Que se busquen a otra mitad Isabel, mitad Michael Jackson.