En la consulta de un traumatólogo, un paciente preguntó al especialista la posibilidad de que una visita al dentista pudiera estar detrás de la infección generaliza que sufrió y que derivó en una endocarditis y en una discitis. El doctor le respondió que no era descartable dado que en la boca se encuentran numerosas bacterias que en circunstancia normales no afectan a la salud pero si entraban en el torrente sanguíneo podían hacer mucho daño, especialmente a las personas con alguna lesión en el corazón. "Antes de ir al dentista, es prudente empezar con el antibiótico", concluyó.

Sobre este tema se han dado conocer en los últimos años diversos estudios que analizaban la posble influrencia de la salud bucodental con los problemas cardiovasculares.

Así, una investigación en el Hospital General de Veteranos de Taipéi, en Taiwan, y en el que participaron durante 7 años 100.000 personas sin ningún problema cardiovascular, comprobó que en las personas que se hacían una limpieza dental o un raspado bajaba un 24% el riesgo de sufrir un infarto y un 13% padecer un accidente cerebrovascular. Tendencia que se acentuaba entre los que además se realizaban una limpieza de dientes anual. Los investigadores afirmaron que esto se debe a que así se reduce la inflamación causada por el crecimiento de bacterias que pueden dar origen a dichas patologías.

En 2019, en un encuentro en Madrid entre la Federación Europea de Peridoncia y la Federación Mundial del Corazón, los expertos insistieron en que la higiene bucal y las visitas al dentista mejoran la salud cardiovascular. Los expertos advirtieron entonces que las evidencias recogidas establecían que los pacientes con graves problemas de periodontitis tienen un mayor riesgo de accidente cardiovascular, especialmente si ya cuentan con algún antecedente de este tipo.

El riesgo se encuentra en el paso de las bacterias que se encuentran en la boca al sistema circulatorio a través de una herida y atacar otros órganos, en especial el corazón. La percepción del riesgo que supone un infección bucal es saber que los capilares que se encuentran debajo de la lengua son un acceso directo a la vena cava superior, la principal del sistema circulatorio y que va directamente al corazón.

Por ello, el cepillado regular después de cada comida, los enjuagues bucales, pasar el hilo dental, las visitas al dentista para una limpieza que mantienen las encías y los dientes sanos pueden ser un factor de protección.

A pesar de los indicios mostrados, algunos estudios alternativos expresan sus dudas. Entre ellas la principal es que no incluyen adecuadamente un sesgo que podría hacer confluir las dos enfermedades, el tabaquismo.

Fumar es un factor de riesgo claro en las enfermedades cardiovasculares y además afecta muy negativamente a la higiene dental y de la encías, agravando significativamente la enfermedad periodontal.

De esta manera queda la duda, a la espera de que este aspecto se investigue más a fondo y que establezca definitivamente un nexo causal entre la salud bucal y mantener un corazón y un sistema vascular sano.

De todas formas, esté finalmente relacionado o no, hay que lavarse los dientes, más de uno lo agradecerá.