BILBAO. De todos es sabido que los alemanes siente cierta debilidad por la cerveza y su canciller no iba a ser menos.
Angela Merkel asistía el pasado miércoles a una reunión en Demmin cuando un joven camarero se le acercó para servirle una caña. La mala fortuna y cierta torpeza hizo que en vez de sobre la mesa la cerveza acabara sobre Merkel. El camarero derramó cinco vasos sobre la canciller.
Aunque empapada, Merkel matuvo el tipo y zanjó la embarazosa situación proponiendo un brindis.