Audi ha presentado su nuevo coche, un deportivo 100% eléctrico cuyas líneas muestran el camino que tomará el diseño de los modelos del mañana de la marca alemana. El Skysphere, que es como se llama, es un biplaza capaz de ser un turismo autónomo de 519 centímetros o un deportivo manual de 494 centímetros.

Para diseñar este innovador vehículo, los responsables de diseño se inspiraron en un modelo histórico de la compañía: el Horch 853 roadster, una referencia del lujo de la década de los 30.

Tiene una conducción autónoma de nivel 4. Audi.

Según cuentan desde Audi, la intención era crear un coche que diera dos posibilidades. Por una parte, un gran turismo autónomo y un coche deportivo de conducción manual. En este segunda opción, la altura bajaría 10 milímetros para “mejorar el confort”.

Un motor eléctrico situado en el eje trasero se encarga de suministrar la potencia a las ruedas de este eje. Con una potencia de 632 caballos y un par máximo de 750 Nm, el roadster, que apenas pesa alrededor de 1.800 kilos, acelera de 0 a 100 km/h en apenas 4 segundos.

Los módulos de la batería están situados principalmente detrás del habitáculo, una configuración ideal para el centro de gravedad y la dinámica del vehículo, ha señalado Audi. El resto de módulos se ubican entre los asientos, en el túnel central del habitáculo del Skysphere, una posición que también favorece el dinamismo.

Diseño exterior y exterior

Destaca en su frontal la típica parrilla característica de la marca y el emblema iluminado de los cuatro aros con un diseño tridimensional.

La parte trasera también está dominada por una superficie LED controlada digitalmente que se extiende a lo ancho del vehículo, mientras el resto de la superficie cuenta con innumerables LED rojos que se esparcen como si fueran rubíes. Cuando se encienden y apagan los grupos ópticos traseros, los reflejos crean efectos dinámicos de iluminación y sombras.

Los pedales desaparecen en función de la conducción se selecciona. Audi.

Pero lo realmente sorprendente está en su interior. El volante y los pedales aparecen de debajo del salpicadero cuando se selecciona el modo de conducción manual y se ocultan cuando se pasa al modo autónomo.

Esto se debe a que el automóvil está diseñado para una conducción autónoma de nivel 4, lo que significa que, en determinadas situaciones de carretera y tráfico definidas, el conductor no tiene que intervenir y puede delegar toda la responsabilidad de la conducción en el coche.