Filtración - El Gobierno español filtró anteayer como quien no quiere la cosa el borrador de algo llamado Plan de Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2025. De saque, ya vemos que andan algo tarde, pues el primer año contemplado es este que se termina y, como bien sabemos, en los últimos doce meses no ha habido la menor iniciativa legal contra el fumeque. Y no será porque la pandemia no haya provocado una oportunidad estupenda para hincarle el diente al asunto en serio y por derecho. Pese a los diferentes estudios científicos que parecen indicar que el humo en suspensión favorece la circulación del virus (de este y de todos) incluso en exteriores, hoy es el día en que se sigue fumando en la calle, haya o no distancia con el resto de viandantes. Solo por iniciativa propia de algunos hosteleros (que ya van arriando esa vela), se pedía a los usuarios de terrazas que no cayeran en la tentación de echarse un pitillo con el vermú o el café.

¿También en el coche? - Cabe recordar también que cuando algunas comunidades quisieron prohibir fumar en terrazas o en tránsito, los tribunales de Justicia corrieron a anular las normas porque atentaban contra derechos básicos. Así que no es difícil prever cuál será la actitud de la Justicia si se llevan a cabo las medidas más llamativas contempladas en el borrador filtrado, que son, precisamente, la prohibición en terrazas, playas y, tachán, tachán, en el interior de vehículos particulares. Esto último suena a brindis al sol de aquí a Lima. Incluso muchos de los que sostenemos que hay que poner coto al tabaco no acabamos de ver que se entre en un ámbito tan privado. Otra cosa es que pensemos que el buen juicio de cada cual le lleve a no ahumar a sus prójimos, y menos, si son criaturas.

Subir los impuestos - El resto de las medidas pomposamente apuntadas no suponen, que digamos, el descubrimiento de la gaseosa. Se trata de subir los ya altos impuestos que gravan el tabaco en todas sus formas. O sea, lo que se ha venido haciendo sin grandes resultados desde que servidor tiene memoria. Y en este terreno, en el de los impuestos, es donde quedamos retratados en el espejo de nuestras contradicciones. Las buenas intenciones chocan con la realidad económica. Pese a que las cuentas afirmen que el ahorro sanitario superaría a la larga el monto de los ingresos fiscales, hasta ahora nadie le ha puesto el cascabel a ese gato. En Nueva Zelanda, sin embargo, ayer mismo anunciaron que caminan hacia la prohibición total. Quizá entre medio haya unas medidas más realistas.