Aullido Teatro quiere gritar todo eso que nos oprime y nos da miedo. Todo eso que es tabú, de lo que no se habla y que, por lo tanto, no se visibiliza.

Y empieza por la heroína en su primer montaje, 70 y pico, que estrena este viernes 5 de mayo (19.00 horas, 11 euros) en la Escuela Navarra de Teatro (ENT), donde podrá verse también el sábado y el domingo a la misma hora.

La obra surge a raíz de un trabajo de investigación de su directora, la navarra Elur Olabide Izquierdo, sobre la heroína y la violencia estructural, “la violencia que ejerce el Estado en los pueblos más oprimidos a través de la droga; en zonas más pobres y en zonas independentistas politizadas”.

Mediante lecturas de libros y estudios de sociólogos, así como testimonios de gente exheroinómana y sus familiares, la directora navarra afincada desde hace dos años en Madrid accedió a una gran cantidad de información y, al final, se decantó por “mostrar al público el viaje que provoca la heroína, qué pasa cuando un yonqui se pone un chute. Mostrar esa parte de la adicción y ese placer que les produce, porque hay testimonios de que es cincuenta veces mejor que un orgasmo... lo sitúan como un nirvana”, dice Elur Olabide.

“La obra pasa todo el rato de lo onírico a lo cotidiano; del subidón del chute al golpe de realidad”

Elur Olabide Izquierdo - Directora de '70 y pico'

IMPROVISACIÓN Y MOVIMIENTO CORPORAL

El título de la obra se explica, en parte, porque en los 70 fue cuando empezó a entrar la heroína en España, y también “porque he leído en varios libros y he escuchado en varias entrevistas que cuando entró el sida muy fuerte, pasaban 70 y pico días desde el primer chute hasta la muerte”, explica la directora de esta obra en cuyo trasfondo está la falta de libertad que a todos y todas nos afecta “en una sociedad llena de traumas en la que tenemos un millón de adicciones que nos hacen huir del dolor”.

Los intérpretes, en plena actuación en la obra ‘70 y pico’.

Los intérpretes, en plena actuación en la obra ‘70 y pico’. Iban Aguinaga

“Y tú, ¿eres un yonki?, ¿acaso tienes elección?, ¿crees que este sistema opresor y capitalista te da alguna otra opción? Ni siquiera los opresores pueden quedar libres de su propia opresión”, reflexionan los creadores de 70 y pico, un montaje interpretado por Marina Guerola Albiñana y Jorge Iglesias Aguado, y que ha sido creado en residencia en la ENT.

La obra, sin texto y en la que la interpretación a partir de la improvisación y el movimiento corporal tiene el mayor peso, está enfocada desde el placer que se siente en el chute de heroína y cómo eso genera también la adicción. “Transcurre en el salón de casa de los protagonistas, y va variando todo el rato del viaje de la heroína al presente; volamos y nos agarramos a lo que viven en el presente con el mono, una sobredosis... Son dos planos, uno más onírico y otro cotidiano con golpes de realidad, y se pasa continuamente de uno a otro”, explica su directora.

TRASLADAR LA EXPERIENCIA AL PÚBLICO, EL RETO

Para los intérpretes, el principal reto ha sido lograr que el público “tenga también esa experiencia de subidón, de deformación, y luego de bajón hasta el fondo en la parte más oscura... Exige de una gran implicación y un alto nivel de energía, tanto en la interpretación interna como en el propio movimiento. Estás todo el rato arriesgando, llevando todo al límite”, explican.

La acción transcurre en el salón de una casa porque “queríamos generar un espacio íntimo, y también porque hay muchísima gente que consume heroína en sus casas, aunque está mucho más visibilizada la imagen del yonqui en el poblado que del heroinómano de clase media consumiendo en su salón”, apuntan los creadores de 70 y pico, montaje que ha contado con el navarro Eneko Pérez como ayudante de Dirección.

Tras su estreno en Pamplona, la obra se representará el próximo 17 de mayo en la sala Tarambana de Madrid.